La universidad pública de Virginia no ha actualizado su política para reconocer la recuperación de una infección anterior, probada por las pruebas de anticuerpos, como una alternativa aceptada a la vacunación o a las exenciones por razones religiosas o médicas.
Por ello, la Nueva Alianza de Libertades Civiles (NCLA) dijo que «sigue explorando el litigio contra la GMU».
El bufete de abogados de interés público dio a entender que está escudriñando otras universidades públicas de Virginia, pidiendo a los profesores recuperados de la COVID que se pongan en contacto si sus escuelas están «ignorando de manera similar los hechos científicos que rodean la inmunidad adquirida naturalmente.»
Este hecho se produce cuando una serie de nuevas investigaciones demuestran que la inmunidad natural es duradera y a veces más protectora que la inducida por la vacuna. Todd Zywicki, el profesor de la GMU, ha estado en pie de guerra en Twitter compartiendo estas investigaciones desde que perdió su batalla inicial por la inmunidad reconocida.
El miércoles se burló de los CDC por tergiversar la importancia de un estudio metodológicamente defectuoso de Kentucky que pretendía mostrar una mayor protección para los individuos recuperados después de la vacunación, pero que en el mejor de los casos mostraba una diferencia insignificante entre las tasas de reinfección por COVID según la vacunación.
«La GMU ha asegurado al profesor Zywicki que no será objeto de medidas disciplinarias, y que se le permitirá tener horas de oficina y asistir a eventos en persona siempre que mantenga dos metros de distancia», dijo NCLA.
El profesor también deberá hacerse la prueba del nuevo coronavirus una vez a la semana en el campus «sin coste alguno para él», lo cual es un «resultado favorable» que debería animar a otras personas recuperadas a desafiar «los mandatos irracionales de las vacunas».
El abogado de litigios de la NCLA, Jenin Younes, dijo a Just the News que los términos fueron «discutidos en una conferencia y confirmados por correo electrónico», pero la portavoz Judy Pino se negó a proporcionar documentación del acuerdo. Zywicki confirmó que no tuvo comunicación directa con su empleador.
El expediente judicial no se ha actualizado desde el 9 de agosto, seis días después de la presentación de la demanda. Pino dijo que debería tener «más claridad en los próximos días en ese frente».
La universidad emitió un extenso comunicado a última hora del miércoles para rebatir los «informes públicos» no especificados, subrayando que la GMU «no ha llegado a ningún acuerdo» con Zywicki y que no puede comentar su situación de exención según la ley estatal.
No ha concedido ni «tiene previsto conceder» exenciones de inmunidad natural, lo que «no sería coherente con la ciencia médica actual ni con las orientaciones de salud pública». La universidad citó las orientaciones de los CDC y la FDA, pero no las investigaciones publicadas.
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«El profesor Zywicki ha sido tratado igual que cualquier otro empleado de Mason y está obligado a cumplir con todas las políticas de Mason con respecto a la vacunación, las pruebas, el cubrirse la cara, el distanciamiento físico y otras precauciones de seguridad de COVID», dijo la GMU.
«Su litigio no tuvo ningún impacto en la consideración de su solicitud de exención médica del requisito de vacunación».
La inmunidad natural es mejor para detener las variantes
La universidad adoptó desde el principio una postura intransigente hacia los empleados que se resistían a compartir su estado de vacunación, prometiendo eliminar su derecho a recibir aumentos salariales por méritos.
Zywicki amenazó con demandar cuando la GMU se negó a aceptar la inmunidad natural como exención. Publicó declaraciones de su médico sobre por qué la vacunación es peligrosa para él y dos coautores de la Declaración de Great Barrington sobre la eficacia de la inmunidad natural.
La advertencia pública de NCLA aparentemente llevó al presidente Gregory Washington a emitir una amenaza de despedir a los empleados que «no reciban una exención y no revelen su estado y reciban la vacuna». Ese lenguaje fue retirado después de que Just the News preguntara al respecto.
El profesor ha continuado golpeando a la universidad desde que presentó la demanda a principios de agosto.
El Wall Street Journal publicó su artículo de opinión en el que exponía su aceptación de vacunas con una eficacia documentada inferior a la de la inmunidad natural, incluidas las de Johnson & Johnson y las chinas.
También citó investigaciones según las cuales la vacunación conlleva efectos secundarios más frecuentes y peores para las personas previamente infectadas, y la inferioridad de las vacunas diseñadas con «proteínas de punta» contra variantes como la Delta, porque «la inmunidad natural reconoce todo el complemento de las proteínas del SARS-CoV-2».
El formulario de exención médica utilizado por la GMU, que no estaba publicado cuando Zywicki hizo su amenaza inicial, puede ser lo suficientemente vago para que la universidad salve la cara. Requiere que un proveedor médico comparta un diagnóstico bajo el cual «la administración de los agentes inmunizantes puede ser perjudicial para la salud de este individuo», como la reactivación del herpes zóster que su médico destacó.
Zywicki y Younes, su abogado, acudieron a la CNN y a la radio de Virginia para hablar del caso en los días previos a que la NCLA anunciara el acuerdo.
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El profesor ha mantenido el tutorial en Twitter, señalando a sus seguidores un estudio observacional revisado por pares sobre las infecciones de ruptura publicado el mes pasado en Clinical Infectious Diseases, una revista oficial de la Infectious Diseases Society of America.
En él se descubrió que los trabajadores sanitarios del Reino Unido no vacunados con una infección por COVID detectada previamente tenían cargas virales sustancialmente más bajas que sus homólogos vacunados con infecciones previas, una diferencia de siete umbrales de ciclo. (Cuanto más bajo es el umbral de ciclo, mayor es la carga viral).
Este último grupo tenía una carga viral sólo ligeramente inferior a la de los trabajadores no vacunados sin infección previa: menos de dos umbrales de ciclo más. Zywicki subrayó que el estudio encontró «un aumento inesperado» en los resultados positivos de las pruebas de los individuos vacunados «por encima de los niveles de referencia en las dos primeras semanas tras la vacunación, que se mantuvo en cierta medida tras el ajuste».
Un estudio preimpreso de la base de datos nacional de vacunaciones y pruebas de Qatar, también publicado el mes pasado pero a la espera de una revisión por pares, encontró de forma similar las cargas virales más bajas en los individuos recuperados no vacunados.
Un estudio anterior realizado por la Escuela de Medicina Mount Sinai de Nueva York, en los primeros días de la vacunación generalizada, descubrió que una segunda dosis de la vacuna en realidad empeoraba la inmunidad en los individuos recuperados. Los investigadores recomendaron «al menos temporalmente» retener una segunda inyección «para evitar una posible contracción de su inmunidad de células T de memoria específica de la espiga».
Sin embargo, la versión revisada por pares en Cell Reports de este mes cambió la advertencia sobre la segunda dosis. Ahora dice que «una segunda dosis … puede no ser necesaria» porque los individuos recuperados «alcanzan su pico de inmunidad después de la primera dosis».
Otros profesionales de la medicina cuestionan el enfoque de la vacuna a toda costa. La médica Nicole Saphier, autora de un libro sobre «jugar a la política con la ciencia» durante la COVID-19, tuiteó que varios amigos y colegas estaban dejando sus trabajos debido a los mandatos de las vacunas.
Están «esperando la aprobación completa de la FDA» de las vacunas, que siguen bajo autorización de uso de emergencia, «o tienen anticuerpos» de una infección anterior, dijo. «¿Es esto realmente el respeto que merecen los trabajadores de primera línea después de haber trabajado durante una pandemia?»
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en HumansAreFree.com
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