Un descendiente del zar Nicolás II, el gran duque George Mikhailovic Romanov, se casó este viernes con la italiana Rebecca Virginia Bettarini en la que ha sido la primera boda real en Rusia desde la revolución bolchevique. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de San Isaac en San Petersburgo, reconvertida en un museo que  ocasionalmente alberga ceremonias religiosas.

«San Petersburgo es la historia de Rusia y la historia de la familia Romanov», dijo el novio. La pareja llevaba comprometida desde hacía diez años, y para contraer matrimonio tuvieron que superar el escollo de la Ley de Sucesión al Trono ruso, que requiere que el heredero se case con una princesa. «Anillos de boda Fabergé, vino siciliano y un catering proporcionado por Evgheny Prigozhin, el empresario vinculado al Kremlin y la empresa Wagner de contratistas rusos desplegados en varios países africanos fueron algunas de las bondades que hubo en el evento», según recoge la web rusa Fontanka.ru.

Los invitados llegaron al pórtico sur: el último zar de Bulgaria, Simeón II, el príncipe Felipe de Liechtenstein con su esposa Isabella con un sombrero de impresionante diámetro adornado con piel blanca y esponjosa (con un tocado similar, Isabella fue vista en la boda del Archiduque de Austria Christoph y Adelaide Drape-Frisch en 2012) Rudolph y la princesa Tilsim de Liechtenstein, viuda del primer alcalde de San Petersburgo, Anatoly Sobchak Lyudmila Narusova, con pieles escarlatas y sombrero blanco con velo.

Se pudo constatar que entre los descendientes de familias nobles hay cada vez menos jóvenes. Como explicó el líder de la Asamblea Noble de Rusia, Oleg Shcherbachev esto se debe al hecho de que los jóvenes modernos sienten pasión por sus carreras en primer lugar. No tienen tiempo para investigar en los archivos, para estudiar la historia de la familia. Pero con la edad, especialmente cuando aparecen sus propios hijos, el interés por las raíces suele despertar.

Es probable que el matrimonio, que San Petersburgo, provoque nuevas discusiones entre los descendientes de los Romanov. La mayoría de los representantes modernos de las dinastías principescas rusas están de acuerdo en que Georgy Mikhailovich es el heredero de la línea más antigua de la familia. Pero los hijos de su matrimonio con Victoria Romanovna, desde el punto de vista de las leyes del Imperio Ruso, ya no podrán dirigir la dinastía. 

Curiosamente, Romanov, de 40 años, nació en Madrid, fruto de la unión entre la gran duquesa Maria Romanova, autoproclamada heredera del trono imperial de Rusia, y del príncipe Franz Wilhelm de Hohenzollern. Así, el duque pasó la mayor parte de su vida entre España y Francia antes de visitar Rusia por primera vez en 1992. Iba junto a su abuelo Vladimir Kirillovich, primo hermano de Nicolás II, quien huyó de Rusia durante la revolución y luego se declaró emperador en el exilio.

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