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Julien Freund (1921-1993), de quien se recuerda este año el centenario de su nacimiento, es uno de los grandes escritores, filósofos y pensadores políticos europeos del siglo XX.
Hijo de padre socialista y de madre campesina, fue estudiante de Filosofía en Estrasburgo. Durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1941 participó activamente en diversos movimientos de la resistencia francesa. Encarcelado y recluido en varios campos de prisioneros por ello, logró evadirse reintegrándose en el maquis comunista de los F.T.P.F. hasta la “liberación” de Francia. Durante algunos años continuó su militancia política y sindical de izquierdas hasta que, hastiado y decepcionado de las luchas intestinas y el triunfo enmascarado de la mezquindad política, decidió abandonar todos sus cargos y concentrarse en su actividad intelectual. Freund sufrió una amarga decepción con las jerarquías del movimiento de “liberación”, en la época de la reconstrucción democrática de Francia, circunstancia que dio origen a su vocación por los estudios políticos. Fue esa decepción política superada la que le llevó a la esencia de lo político.
En la posguerra, fue profesor de Filosofía en Metz, y Presidente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Estrasburgo. Profesor de Filosofía en enseñanza media e investigador del C.N.R.S., en 1965 se integró en el claustro de la Universidad de Estrasburgo, de cuya Facultad de Ciencias Sociales ejerció como Decano y en la que fundó diversos centros de investigación especializados.
Autor de obras tan relevantes como “La esencia de lo político”, donde pretendía analizar la especificidad propia de la política, ha sido injusta e injustificadamente olvidado dadas sus importantes contribuciones a la teoría y a la filosofía política habiendo tratado en sus obras temas como la crisis del Estado, la crisis de valores en Occidente, la confusión entre la economía y la política, la cuestión social, los diferentes sistemas políticos: capitalismo, socialismo, liberalismo, conservadurismo…. En “La esencia de lo político”, dice que “Imaginar un mundo político sin enemigo y sin guerra, es lo mismo que representarse una moral sin la presencia del mal, una estética desprovista de todo concepto de fealdad o, incluso, rechazar el valor epistemológico del error”.
.Además, Julien Freund desarrolló su teoría política en un momento en que lo político había quedado envuelto en un pesado manto de descrédito, y Freund asumió la tarea de recuperar el valor específico de lo político a partir de la elaboración de una teoría general que descubre su esencia. En sus textos se encuentra plasmada la influencia de sus maestros directos, Raymond Aron y Carl Schmitt, además de la impronta dada por una sólida y atenta lectura del sociólogo Max Weber. Este politólogo gozó de reconocimiento internacional a partir de su obra “La esencia de lo político” (1965), el cual es considerado uno de los principales textos de filosofía política contemporánea.
La teoría política de Julien Freund, conocida especialmente por su obra cumbre de 1965, “L’essence du politique” (“La esencia de lo político”), descansa sobre bases epistemológicas y filosóficas que él mismo condensó en su “teoría de la esencia”. Este modelo teórico, aunque lo aplicó en primer lugar a lo político, lo concibió no obstante como una herramienta de análisis global de los fenómenos sociales en clave ontofenomenológica y, en este mismo sentido, antropológica. Aún no existe sin embargo una exposición completa ni un estudio sistemático de esta teoría, con relación especialmente a dos problemas: la circunstancia histórica en que se fraguó la teoría y su intención epistemológica general, que solo puede ser adecuadamente entendida en su significación metafísica original.
Filósofo, sociólogo y escritor político francés, el autor de “La esencia de lo político” pertenece a la estirpe de los teóricos o pensadores realistas políticos. Y como todos ellos, de Tucídides a Carl Schmitt, Julien Freund tuvo la “imaginación del desastre”. Esta era su divisa: “En política hay que anticipar lo peor para poder conjurarlo”. Su obra aparece dispersa entre libros, cientos de artículos, notas y entrevistas publicados en todo tipo de revistas, y en obras colectivas o actas de congresos, tanto en Europa como en América. Su obra, inmensa, cubre prácticamente todos los temas posibles de interés, aunque destacan, por encima de cualesquiera otros, sus estudios filosófico-políticos, polemológicos y de historia del pensamiento sociológico. Uno de los aspectos centrales de la filosofía política de Julien Freund es la dialéctica mando-obediencia, tomada por el escritor francés en el sentido de un presupuesto de toda acción política. El punto de partida de Freund es que existe una naturaleza humana, dato esencial de lo político. A lo político pertenece el poder, pero no como mera cosa, sino como una realidad sumamente dinámica que condiciona la política en un doble sentido. Siempre hay poder, lo detente quien lo detente, y forma parte de su esencia una división esencial entre los hombres: unos mandan y otros obedecen, de modo que la política siempre se caracteriza, al menos en este plano, por una inexorable sumisión de voluntades. Algunas ideologías contemporáneas han despreciado toda expresión de poder, presuponiendo su maldad intrínseca. Y dice Julien Freund que en esta trampa han caído ciertas concepciones normativistas del Derecho público, que no tienen en cuenta que el mando comprende un momento decisionista, irreductible por tanto a cualquier intento de judicialización ordinaria.
Freund es un autor relativamente conocido en Italia y España, países en los que su obra ha sido objeto de numerosos trabajos desde los años noventa del siglo pasado. En España, de hecho, su gran obra sobre “La esencia de lo político” —un vasto tratado de casi mil páginas— fue traducida y publicada íntegramente por la Editora Nacional en 1969. En Francia, sin embargo, operan obstáculos ideológicos contra su obra. Los rumores y las leyendas han acompañado su nombre, pero él los ignoró. Y es que Julien Freund fue uno de los colaboradores del GRECE (Grupement de Recherches et d´Etudes pour la Civilisation Européenne), fundado en 1968 por Alain de Benoist, junto a Jean Claude Valla y Michel Marmin, con un nivel cultural e intelectual sumamente elevado. Julien Freund apostó por el GRECE de la “Nueva Derecha” francesa, por el Front National y por el Club de l’Horloge. En el extraordinario prefacio que Julien Freund escribe para la traducción francesa de “Der Begriff des Politischen” (“El concepto de lo político”) de Carl Schmitt se recogen estas palabras consoladoras y al mismo tiempo orgullosas, pues en ellas está el honor del pensamiento político: “Hagámonos sospechosos. Esto es hoy el signo de un espíritu libre e independiente”. Julien Freund, discípulo de Raymond Aron y Carl Schmitt, representa la dignidad del pensamiento político en una época de enervación de la inteligencia. Condenado al ostracismo desde finales de los años 70, pago que recibe quien “tiene razón antes de tiempo”, el conocimiento de su obra se impone como un imperativo intelectual. Encontrarse con sus libros, algunos disponibles en español (“La esencia de lo político”, CEPC 2018; “La aventura de lo político”, Encuentro 2019; “La crisis del Estado y otros estudios”, Ediciones Fides 2021), constituye hoy el mejor antídoto contra la apatía política que amenaza nuestras libertades. Que se le empiece a citar también sin haberle leído nos lo muestra como lo que realmente es: el más joven de nuestros clásicos políticos.
Hoy se proclama como un triunfo la ausencia de enemigos. Es la tragedia de Europa, sumida en una profunda crisis de identidad. La destrucción de la idea misma de patria, decía Julien Freund, es la consecuencia del olvido del enemigo. Julien Freund, para muchos, imagen del enemigo, tiene la imaginación del desastre, don misterioso del realista político. Julien Freund expresa a su modo esta rara condición mental: en política es necesario siempre ponerse en lo peor, actitud que nos permite precisamente impedir que eso se produzca. Esa es la forma más contundente de ofender la política buenista subproducto de la ideología del progresismo.
En su autobiografía escribe: “Teórico del enemigo, soy consciente de que he suscitado la enemistad de los profesionales de la fraternidad solo por haber elaborado esta teoría política”. Y es que Julien Freund es un pensador incómodo para los “profesionales de la fratenidad”.
Freund destaca tres síntomas indirectos de la decadencia desde un punto de vista demográfico: el desequilibrio en la ratio de la población autóctona y la población inmigrante; el diferencial de natalidad entre aquella y ésta y entre los nacionales y los pueblos circundantes; y por último la resistencia a la integración en la cultura europea de las poblaciones alógenas.
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