París – Un nuevo bloqueo mundial obligó el 4 de octubre a miles de millones de usuarios a prescindir de todos los servicios de Facebook, desde WhatsApp hasta Instagram, pasando por Messenger y Oculus.
¿Cómo un incidente de tal magnitud pudo silenciar al gigante estadounidense de las redes sociales? ¿Qué impacto puede acarrear?
¿Qué pasó?
Facebook permanece impreciso sobre el origen de la avería, limitándose a evocar «cambios de configuración de los rúters que coordinan el tráfico internet entre nuestros centros de datos».
Varios expertos en seguridad cibernética consideran que el incidente puede estar relacionado con un problema de mantenimiento del Border Gateway Protocol (BGP), que crea una ruta de acceso entre un ordenador y un portal de internet.
Como un controlador aéreo que revisa regularmente los trazados, «Facebook realizó una actualización de estas carreteras», avanza Sami Slim, operador del centro de datos Telehouse, pero «entró en un camino equivocado», añade, haciendo que Facebook y sus plataformas afiliadas resulten inaccesibles para los internautas.
Desaparecido de los radares de la web, el nombre de dominio Facebook.com se puso a la venta durante unos instantes en los portales de algunos proveedores de hosting.
¿Por qué duró tanto tiempo?
Las plataformas tardaron más de seis horas en volver a la normalidad. «La duración de la indisponibilidad no representa el tiempo que Facebook tomó para diagnosticar el problema», asegura Pierre Bonis, director general de la AFNIC, asociación encargada de la gestión de los nombres de dominio franceses. «Hay tiempos de réplica (una vez detectado el error) y «la nueva información debe ser recuperada por todos los intermediarios del canal de internet», detalla.
Si bien en las redes sociales, en particular en Instagram, se registran con frecuencia fallos ocasionales, la magnitud de la parálisis del 4 de octubre no tiene precedentes.
¿Quién está detrás?
¿Error humano, error técnico o acto malicioso? Nada permite privilegiar una pista más que otra. Sin embargo, algunos observadores señalan la coincidencia entre el corte del 4 de octubre y las recientes revelaciones de una denunciante sobre los efectos tóxicos de Facebook e Instagram para la sociedad, que pusieron en apuros al grupo dirigido por Mark Zuckerberg.
Después de transmitir documentos internos al Wall Street Journal, France Haugen, exingeniera de Facebook, apareció a cara descubierta en la televisión estadounidense el 3 de octubre, acusando a la empresa de elegir «el beneficio más que la seguridad». También testificó frente a senadores de Estados Unidos.
¿Qué impacto?
Además de no estar disponible para miles de millones de usuarios en todo el mundo, Facebook no pudo emitir anuncios durante varias horas, que son su principal fuente de ingresos. En Wall Street, la acción de esta plataforma cayó casi un 5% el 4 de octubre.
Pero las desgracias del grupo fueron una bendición para sus competidores. La mensajería Telegram, rival de WhatsApp, pasó así el 4 de octubre de la 56ª a la quinta posición en la clasificación de las aplicaciones gratuitas más descargadas en Estados Unidos, según la firma especializada SensorTower.
«Las inscripciones están en fuerte aumento en Signal (bienvenido todo el mundo)», tuiteó por su parte este otro correo electrónico, famoso por su encriptación de datos.
¿Qué lecciones?
El bloqueo gigante de Facebook muestra que incluso los pilares de internet no están a salvo de una avería de alcance mundial. «Es la prueba de que el ‘too big too fail’ (demasiado grande para ser derribado) no funciona en informática», señala Bonis.Distribución de los usuarios de Instagram por grupo de edad en el mundo, según DataReportal. Gráfico: Gal Roma y Valentina Breschi / AFP DOWNLOAD
Los especialistas subrayan también los límites de la concentración de sus diferentes servicios por parte de Facebook. «En los últimos dos años, Facebook consolidó su ecosistema de aplicaciones dispares en una única infraestructura de la red», destaca Mike Proulx, vicepresidente y director de investigación de la firma de estudios y consultoría Forrester.
«Este enfoque permite a la empresa ganar en eficacia operativa y aislarse de un eventual desmantelamiento por parte de los reguladores. Pero también expone a Facebook al riesgo de concentración. Un eventual riesgo único que produce un efecto en cascada. Digamos que es como las viejas guirnaldas eléctricas de Navidad: si una de las luces se apaga, todas las demás también», explica.
Por Daniel Hoffman y Katy Lee
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