Todos sabemos que no hay manos negras organizando/desorganizando el mundo, ¿VERDAD? Cualquier agencia verificadora de noticias, de esas que nos protegen, porque lo necesitamos, garantiza que no hay más poderes que los que legalmente muestran las naciones a través de sus instituciones, ¿VERDAD?
Si no hay poderes en las sombras, quizás deberíamos pedir a los gobiernos que lo hicieran un pelín mejor, ¿VERDAD? Teniendo en cuenta, además, que sus presupuestos –más o menos- son la mitad del PIB, creo que algo se les puede exigir. Eso sí, sin abrumarlos, pobrecillos, con lo duro que trabajan por nuestro bien.
Hace más de un año que los conspiranoicos avisaban de un posible gran apagón de internet; después, la amenaza se convirtió en un probable apagón eléctrico de larga duración. ¿Cómo fiarse de esos rumores? Pues bien, ya algunos gobiernos, como el austriaco, han empezado a “cubrirse las espaldas” y nos proponen una serie de medidas para “paliar los efectos en el caso” de que llegue a ser real… “El que avisa no es traidor”. Lo dicho, la conspiración no existe, pero las desgracias suceden. Se abre un interrogante referido a las instituciones ¿no saben, no pueden, o no quieren evitarlas? Cada respuesta, a cuál más terrible.
Hombre, qué bonita paradoja, qué casualidad cósmica nos lleva a la coincidencia de la promoción gubernamental del coche eléctrico, simultaneada con un encarecimiento de la electricidad y… (redoble de tambores), un posible apagón por carestía u otros enredos que son muy bien explicados de forma infantil a la par que incomprensible por informativos de cadenas serias. Explicaciones éstas, que no sirven, dicho sea de paso, para que los gobiernos eviten que ocurra.
Ya sucedió que países enteros tuvieran problemas de limitaciones energéticas, como Argentina o Kenia en su día. Pero hoy, la adelantada Europa quiere hacer fiesta de pijamas, campamento juvenil o película de terror con ese argumento de “no hay”. En un proceso de sabio entrenamiento, por ejemplo, en alguna ciudad escandinava, por las noches, se apaga el alumbrado de las calles por aquello del “cambio climático”. Comprometidos ellos…
Retomando, si hay poca energía se debería racionar por áreas geográficas y/o por horarios, pero no se “soporta” un apagón de varios días a toda la población, ¿VERDAD? Seguro que en el gobierno nacional, el autonómico y el local están tomando sabias medidas para que ello no suceda pero si llegase el caso, como hombres “de a pie” necesitaríamos almacenar cantidad suficiente de:
Agua embotellada para varios días, no sea que no funcionase la canalización -¿y si usasen generadores para evitarlo?– y las bombas de agua dentro de los edificios -¿llega a algún piso? ¿y si lo comprobamos antes y no después?- Por si acaso, debería haber tomas de agua para la distribución al vecindario en las calles… por lo que necesitaríamos calderos o garrafas y alguna pastilla potabilizadora.
Comida (incluida la de sus mascotas). Parece que sin electricidad los supermercados no van a abrir -puertas eléctricas-, pues no se va a ver nada –locales sin luz-, ni van a poder llegar los tenderos, ni se puede cobrar con la tarjeta… eso, siempre,
Dinero en efectivo. Por si acaso, como toda la vida. Nunca se sabe, etc. Bueno, quizás esas oficinas de la banca que trabajan sólo por nuestro bien, portando pines “rosquilla multicolor”, también estén trabajando ya para darnos una alternativa a un gran apagón ¿VERDAD?
Comida otra vez, que no la hemos calentado… Y agua para hacer las lentejas, en una cazuela… pero con…
Infiernillo de gas –la denostada bombona de toda la vida vuelve al ataque- porque recordemos que no hay electricidad –además se nos va a descongelar todo, menudo lío- Y para encender el quemador de la cocina o estufa necesitaremos…
Cerillas, mecheros, y velas, éstas para iluminar nuestras noches con alegres tertulias sobre la conveniencia y oportunidad de las energías renovables, que tanto han ayudado antes del colapso al proporcionar inestimable energía barata, y durante el colapso… ¿nos expropiaran la instalada en nuestras comunidades de vecinos? Recordemos que lo del bien común es muy importante. Ya vimos cómo los políticos cumplían a rajatabla las normas COVID, que por nuestro bien nos proporcionaron
Linternas y sus baterías. Hágase la luz.
Ropa de abrigo, especialmente para la noche… y mejor…
Sacos de dormir, invernales… que el verano se torea, pero el invierno tiene su aquél.
El coche con gasolina o gas-oíl, con el depósito lleno, por si fuese necesario un desplazamiento… ojo, coche no 100% eléctrico, porque ése no va a servirnos, con el apagón, más que un poquito, hasta que se acabe la batería… Eso sí, el de combustión podremos no usarlo y así no tendremos riesgo de multa por circular por el centro. ¡Ay! Se me olvidaba que el presidente de la comunidad de vecinos puede ser reacio a instalar un sistema para abrir la puerta del garaje a mano, manivela o manubrio… Hay que convencerle. Esperemos que lo sugieran en el telediario…
Cargadores de repuesto de los móviles, en la sana esperanza de que las antenas de telefonía móvil y las redes de fibra tengan su sistema a prueba de apagones… para poder hacer alguna llamada de comprobación o socorro, que no de asueto. Para el entretenimiento necesitaremos naipes, ajedreces o tablas de yoga, los más flexibles –pero no podremos subirlo a la red-.
Sistemas de rescate para los atrapados en ascensores. ¿O es que nos vamos a quedar tan contentos en el cubículo varios días, o algo más afortunados, fuera, oyendo las voces de los atrapados hasta su extinción sonora? Ni que fuera una novela de Saramago o de Frederic Brown (Universo de locos). En serio, habría que distribuir unas cuantas llaves de vaso que abren las puertas de los ascensores y entrenar a algunos vecinos en el rescate a los encerrados, especialmente entre-plantas. Escalera de mano y/o escalas pueden ser útiles.
Botiquín. Por si alguien se hiere o enferma. Aquí no desarrollaremos más el tema, pero pónganle cariño, porque nadie está libre de accidentes y menos a oscuras… Ojo a los medicamentos de personas con tratamiento, como ejemplo, los diabéticos necesitados de insulina… Eso sí, no esperen Vds. que recomiende el aprovisionarse, sin receta –consulte a su médico– de ansiolíticos para soportar a los niños sin su móvil, videojuego o red social.
Productos de higiene –por ejemplo papel- no aparecen en las lista de imprescindibles, pero son necesarios para no acabar pareciendo náufragos o ermitaños medievales. Nunca se sabe.
Personas cercanas y vecinos. Echarse una mano parece muy apropiado. Cuidémonos un poco y preparemos la colaboración pertinente. No improvisemos egoísmos.
Radio a pilas y sus baterías, no sea que nos perdamos alguna instrucción de las autoridades y nos quedemos sin un racionamiento o sin conocer la estrafalaria ordenanza de nuestros próceres.
Rosarios. Esto no lo ponen otras guías de supervivencia, pero en la TRADICIÓN sabemos que siempre da muy buenos resultados. Para los poco marianos, una gran oportunidad. Y no bromeo.
En fin. Apagón. Será o no será. En manos de nuestros líderes estuvimos y estamos. ¡oh cielos, y en las de sus comisiones de expertos! Tranquilidad…
Y si no, pensad en las películas de catástrofes, al primero al que salvan es al Presidente… Señores, que no se estropee la cadena de mando… si no, sería el caos, ¿o ya lo es?
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