El sociólogo Thomas A. Becker es consultor de gestión y anteriormente fue jefe de investigación en el Instituto Gottlieb Duttweiler en Suiza. En el Neue Zürcher Zeitung describe cómo la globalización y la ideología subyacente crearían conflictos étnicos y culturales en las sociedades europeas .

• Critica el principio rector de la política en muchos países occidentales, que asume que la identidad cultural es una construcción social que puede cambiarse a voluntad, y que «el consumo conjunto de bienes y servicios de todo tipo conduce a identidades compartidas en común».
• Esta noción, sin embargo, es una ilusión, ya que especialmente los “inmigrantes musulmanes con fuertes identidades colectivas y morales” no se disolverían en la cultura estándar deseada como se esperaba. En lugar de la integración esperada, se pudo observar cada vez más la formación de sociedades paralelas y el fortalecimiento de actores étnicos y religiosos radicales entre ciertos grupos de migrantes.
• Este modelo también es erróneo porque se asocia a un “desmantelamiento de la capacidad de diferenciación” y, por lo tanto, hace que las sociedades correspondientes sean cada vez más indefensas ante los desafíos que enfrentan.

La globalización no produce la cultura estándar deseada, pero crea incertidumbre de identidad para todos los involucrados. En este contexto, se observa cada vez más lo que los sociólogos Stuart Hall y Zygmunt Bauman han llamado “contraidentificación”.

Mientras más se presionara la identidad cultural y étnica para estandarizar como resultado de la globalización, más fuerzas opuestas surgirían en forma de movimientos étnicos y religiosos radicales. Esto también conducirá a los correspondientes conflictos en Europa en el futuro.

Antecedentes y evaluación

El geógrafo social Christophe Guilluy , el sociólogo Wolfgang Streeck , el historiador Caspar Hirschi,  el politólogo Fareed Zakaria y el publicista Pankraj Mishra han descrito recientemente las tendencias de crisis impulsadas por la globalización y sus efectos en Europa en forma de un riesgo creciente de conflictos étnicos y culturales. conflictos .

Becker describe a Naika Foroutan, profesora de investigación sobre integración y política social que imparte clases en la Universidad Humboldt de Berlín, como el “centro de gravedad intelectual” del modelo que criticó en Alemania. Ésta es también la base de la acción política negadora de la cultura , que defiende el comisionado de integración del gobierno federal, Aydan Özoguz .

• El hecho de que el desarrollo real contrario a este modelo o sus supuestos y pronósticos no repercuta en el trabajo académico en el que se basa muestra que esto no es ciencia, sino investigación funcional . Esto está destinado principalmente a legitimar las decisiones políticas y, por lo tanto, el estado lo promueve cada vez más.
• Además, este trabajo tiene más rasgos activistas que científicos, ya que no se trata de la búsqueda de la verdad ni de la comprensión de la realidad. En cambio, su preocupación es la remodelación revolucionaria de la sociedad en el sentido de un ideal utópico de igualdad sobre la base de una imagen neomarxista irracional del hombre que considera irrelevantes los lazos naturales del hombre o intenta disolverlos en contra de la naturaleza del hombre.

La ideología utópica que está detrás de esta forma de globalización y lucha por la disolución cultural aún no ha sido nombrada. Robert Cardinal Sarah lo llamó «globalismo». Como todas las ideologías utópicas, también tiene que fallar debido a la realidad que niega, lo que resultará en grandes trastornos en las sociedades en cuestión. 

Este artículo se publicó originalmente en francés en https://renovatio.org/

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