Es habitual entre círculos católicos, que necesariamente no son conservadores,… de todo hay en la viña del señor…, hablar de que la propiedad es sagrada, que es bueno no tocarla por parte de la recta y justa autoridad.

Esta postura a muchos lleva a confundirla con el egoísmo, la usura y la negación del bien común. Es el caso de los liberales de todo tipo y cómo no… de nuestros falsos amigos los «libertarios católicos», «anarcotradicionalistas» o «paletolibertarianos». Así algunos recitan a Rothbard diciendo en inglés chulesco que los impuestos son un robo… de hecho lo ejemplifican comparándolo con alguien que entra con una pistola en una panadería de pueblo para llevarse todo lo que hay, o como quien en una casa noche entra para asustar a alguna anciana.

Y cómo no, hoy se regocijan en esa extranjerizante moda del «zancsgiving dey» de los satánicos Estados Unidos de América dando a entender que la bondad pasa por dejar todo al laissez faire, que no hay que ordenar nada para el bien común… la ley de la jungla.

Pero es que el problema no son los impuestos puesto que ayudan a redistribuir la propiedad privada y a asegurar que una parte de lo ganado no se destina a la orgías capitalistas, la especulación o la actitud egoísta, sino al bien común para que todos tengamos una vida digna, saludable y patriotica.

El IRPF no es un castigo… el IVA tampoco… el problema es que el cadalso liberal que aplauden fomenta que haya muchos gobernantes que disfruten con el liberalismo cultural, pagando programas de género, y otras aberraciones, y sigan la agenda 2030 en sus postulados progres.

De hecho es mejor tener poco y vivir recto moralmente a tener mucho y vivir esclavizado por la herejía, el placer y el hedonismo. De hecho sin impuestos la sanidad, la educación y la seguridad quedarían en manos de mercenarios que no defenderían el bien común, con lo cual no se quejen sino de que no haya suficiente respeto al bien común. La propiedad debe de estar ordenada a un fin… y dejar de ser un medio para la especulación inmobiliaria transnacional, el rollo criptomonetario o la financiación de falsas ideologías.

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