Con todo respeto, permítame decirle que no simpatizo con la expresión “pueblos originarios”. En primer lugar, porque divide los países en dos tipos raciales: los “originarios” y el resto.
En segundo lugar, porque desconoce la historia de nuestro continente hispanoamericano, donde el mestizaje fue la realidad más evidente y cuya constatación está diariamente a nuestra vista y consideración.
En tercer lugar, porque concede a los “originarios” todos los derechos: autonomía, territorio, costumbres, cultura, religión y, al mismo tiempo, se los niega a quienes no lo sean.
Ni las tradiciones culturales “chilenas”, ni la religión católica, ni la cultura nacida de ella, tienen derechos en un Estado laico. Ni hablar de autonomía y territorios.
Más aún, el concepto de “originarios” es arbitrario. ¿Quién dice que antes de los diaguitas, mapuches, pehuenches u otras razas que habitaban estos parajes, no existieron pueblos más “originarios” que los nombrados?
Peor todavía, el propio concepto de “Pueblos originarios” y la redacción de una Constitución es una contradicción en los términos.
Si el País debe dividirse en los “originarios” y quienes no lo son, ipso facto la nación deja de ser una y se transforma en una miscelánea de pueblos y naciones diferentes. Es lo que los promotores de esta nueva ideología llaman “plurinacionalidad”.
Siguiendo la lógica de ellos, cada “nación” así constituida se debería dotar de una constitución propia, incorporando sus costumbres y creencias.
Por ello resulta una contradicción que se niegue la Nación chilena, se abuchee el himno que la represente, se desconozca la bandera nacional y, simultáneamente se pretenda ajustar en un mismo texto realidades que se reconocen como desiguales y antagónicas, intentando disfrazarlo con el nombre de “casa común”.
Pero quizá lo más antipático de la expresión “originarios” es la negación de 500 años de tradiciones y de una cultura que se consolidó en la forja del trabajo y del combate.
Una nación se compone por quienes celebran las glorias de un mismo pasado, se encuentran unidos en un mismo presente y anhelan un futuro común.
Quizá el personaje más representativo de esta unidad nacional es el “roto chileno”. Un tipo humano que encarna, al mismo tiempo, cualidades y defectos del temperamento y de la personalidad nacional, en el cual la gran mayoría de los chilenos se siente representada.
¿Cuáles son las características de ese “roto chileno”?
Digamos que la primera la lleva en su propio nombre: el ser chileno. Si, por absurdo, al “roto chileno” se le negase la nacionalidad, él perdía todos los demás atributos y características. Se podría decir que para él sería mucho peor que asesinarlo.
Lo que el concepto de “pueblo originario” niega es precisamente este resultado del mestizaje, donde se ensamblan con notas pintorescas, un poco del orgullo español, con la tenacidad y la valentía indígena; algo del donaire hispano, con la espontaneidad graciosa del indio; un gusto por el combate y la capacidad de resistencia a las adversidades. En todas esas características del “roto chileno” se encuentran reflejados ambos componentes sanguíneos.
Queremos imaginar que el “soldado desconocido” que se encontraba enterrado a los pies de la estatua del General Baquedano, era un honroso representante de esas características propias del “roto chileno”.
Sacar sus restos que descansaban en paz, fue como renunciar a nuestra propia identidad y caer en un magma de etnias, lenguas, costumbres y ropajes que se imponen pretenciosamente y que no representan al verdadero Chile.
Tener que sacar sus restos de la Plaza Baquedano fue un crimen de lesa nación.
Lo más profundo que se decidirá el próximo 19 de abril será la forma de entender a Chile.
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)