Por Dr. Joseph Mercola,
El 11 de junio de 2021, el inventor de la tecnología de la vacuna de ARNm, el Dr. Robert Malone, habló en el podcast DarkHorse sobre los posibles peligros de las vacunas de terapia génica contra el COVID-19. El podcast fue borrado de YouTube con rapidez.
Censurar un debate científico con el verdadero inventor de la tecnología utilizada para fabricar estas vacunas contra el COVID-19 es más que impactante. No obstante, la censura de Malone va más allá, ya que los logros científicos de Malone también fueron borrados.
Wikipedia borra las contribuciones científicas de Malone
Hasta el 14 de junio de 2021, las contribuciones de Malone se podían encontrar ampliamente en la sección de historia de la página de Wikipedia sobre las vacunas de ARN. En 1989, fue reconocido por haber desarrollado conjuntamente un “sistema de transfección de ARN in vitro e in vivo de alta eficiencia por medio de liposomas catiónicos”.
En 1990, demostró que “el ARNm transcrito in vitro podría suministrar información genética a la célula para producir proteínas dentro del tejido celular vivo”. Malone también fue parte del equipo que realizó los primeros experimentos de vacunas de ARNm. En definitiva, su conocimiento científico sobre las vacunas de ARNm es incuestionable.
Dos días después, el 16 de junio de 2021, tan solo cinco días después de la aparición de Malone en el podcast DarkHorse, su nombre fue eliminado de la entrada de Wikipedia. Ahora, de repente, el descubrimiento de la administración de medicamentos de ARNm es acreditado a investigadores anónimos del Instituto Salk y de la Universidad de California, y su investigación de 1990 que confirma que el ARNm inyectado podría producir proteínas en el tejido celular es acreditada a científicos anónimos de la Universidad de Wisconsin.
La bioquímica húngara, Katalin Kariko, es ahora elogiada de forma inesperada por los principales medios de comunicación como la inventora de las vacunas de ARNm. Esta es una opción conveniente, si consideramos que Kariko es la vicepresidenta sénior de BioNTech, la empresa creadora de la vacuna contra el COVID de Pfizer. La biografía no oficial de Kariko también incluye que era una informante policial de la época comunista.
Como se señaló en el video destacado, esto va más allá de la censura. Se trata de un revisionismo; es decir, una reescritura de la historia al estilo de “1984”, para adaptarse a la narrativa oficial del día. Sin embargo, el peligro de esta tendencia es incalculable.
Malone expone su opinión sobre las vacunas de ARNm
Los comentarios finales que Malone dio en el podcast fueron que el gobierno no es transparente sobre los riesgos; que nadie debe ser obligado a recibir estas inyecciones experimentales; que los riesgos superan los beneficios en los niños, adolescentes y adultos jóvenes; y que quienes se hayan recuperado de una infección natural por SARS-CoV-2 no deben recibir la vacuna. En una entrevista realizada el 24 de junio de 2021 con Tucker Carlson en Fox News, Malone indicó:
“Desde mi punto de vista, las personas tienen derecho a decidir si aceptan las vacunas o no, en especial porque se trata de vacunas experimentales… Mi preocupación es que, sé que existen riesgos, pero no tenemos acceso a los datos, por lo que, en realidad no contamos con la información que necesitamos para tomar una decisión racional”.
Una parte importante de porque no contamos con la información adecuada se debe a que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. decidió de manera deliberada no exigir una recopilación y evaluación rigurosa de los datos posteriores a la vacunación. Lo que también reveló Malone en su entrevista para DarkHorse.
¿Por qué la FDA optó por hacer una captura de datos poco rigurosa a través de una tecnología nueva, nunca antes utilizada y programada para una distribución masiva? Es evidente que sin la captura de datos posteriores a la inyección, no hay forma de evaluar la seguridad de estos productos. Así que, no puede identificar señales de peligro si no hay un proceso para capturar los datos de efectos y evaluarlos en su totalidad.
Primer análisis de riesgo-beneficio de la vacuna contra el COVID
Otra de las objeciones de Malone es que no se han realizado los análisis de riesgo-beneficio. Sin embargo, los datos que tenemos indican que estas vacunas contra el COVID-19 podrían representar el producto médico más peligroso que haya existido.
Por ejemplo, la tasa de muerte informada de las vacunas contra el COVID-19 supera la tasa de muerte informada de más de 70 vacunas combinadas durante los últimos 30 años, y es 500 veces más letal que la vacuna contra la gripe estacional, que a lo largo de la historia ha sido la más peligrosa. Las vacunas contra el COVID también son siete veces más peligrosas que la vacuna contra la gripe pandémica H1N1, que tuvo una tasa de efectos secundarios graves de 25 por millón.
De hecho, un análisis de riesgo-beneficio revisado por pares fue publicado por casualidad en la revista médica Vaccines, justo el mismo día que Malone habló con Carlson. Este análisis reveló que el número necesario para vacunar (NNTV) para prevenir una muerte por COVID-19, utilizando la inyección de Pfizer, es de entre 9000 y 50 000, y que por cada tres muertes por COVID-19 que se evitan, podrían perderse dos vidas por la vacuna. Según los autores, “esta carencia de beneficio evidente debería hacer que los gobiernos reconsideren su política de vacunación”.
La proteína Spike es una citotoxina bioactiva
En su entrevista, Malone señaló que le había advertido a la FDA que la proteína Spike, promovida por las vacunas, podría representar un riesgo para la salud.
La FDA desestimó las preocupaciones al respecto e indicó que no consideraba que la proteína Spike tuviera alguna actividad biológica. Además, los fabricantes de vacunas diseñaron las inyecciones de forma específica para que la proteína Spike se adhiriera y no se movilizara con libertad. Pero, al parecer se equivocaron en ambos aspectos.La proteína Spike del SARS-CoV-2 podría causar toxicidad reproductiva, y los datos de biodistribución de Pfizer demuestran que puede acumularse en los ovarios. A pesar de eso, Pfizer optó por no realizar estudios estándar sobre toxicología reproductiva.
Desde entonces, se ha establecido que es posible que la proteína Spike del SARS-CoV-2 no permanezca cerca del sitio de inyección, y que podría tener actividad biológica. Además, puede ser responsable de los efectos más graves observados en el COVID-19, como trastornos hemorrágicos, coágulos sanguíneos por todo el cuerpo, problemas cardíacos y daño neurológico.
Estos son los mismos problemas que ahora observamos en un número asombroso de personas que recibieron una o dos inyecciones de la terapia génica contra el COVID-19. La proteína Spike del SARS-CoV-2 también podría tener toxicidad reproductiva, mientras que los datos de biodistribución de Pfizer demuestran que puede acumularse en los ovarios. A pesar de eso, Pfizer optó por no realizar estudios estándar sobre toxicología reproductiva.
La campaña de vacunación contra el COVID podría violar las leyes de bioética
En sus entrevistas, Malone enfatizó que existen principios y leyes de bioética para evitar riesgos indebidos en la experimentación médica, y que esas leyes podrían haber sido violadas. Habló con gran detalle sobre el tema en un ensayo del 30 de mayo de 2021:
“… En esencia, la población adulta está constituida por sujetos de investigación a los que no se les exige firmar un consentimiento informado debido a la exención de EUA. Pero, eso no significa que no merezcan tener acceso a una divulgación total de los riesgos, que regularmente es a través de un documento de consentimiento informado para la realización de un ensayo clínico.
Y ahora, algunas autoridades nacionales piden el despliegue de las vacunas de EUA para los adolescentes y los jóvenes, que por definición no pueden dar su consentimiento informado para participar en la investigación clínica, ya sea por escrito o de cualquier otro modo.
El punto clave aquí es que lo que hace al suprimir la divulgación abierta y el debate sobre el perfil de eventos adversos relacionados con estas vacunas viola los principios bioéticos fundamentales para la investigación clínica. Esto se remonta hasta la Convención de Ginebra y la Declaración de Helsinki. Debe haber un consentimiento informado para hacer experimentos con la participación de humanos”.
Experimentar sin el consentimiento informado adecuado también viola el Código de Nuremberg, que detalla un conjunto de principios éticos de la investigación para experimentar con la participación de humanos. Este conjunto de principios se desarrolló para garantizar que no volvieran a ocurrir los horrores médicos que se descubrieron durante los juicios de Nuremberg, al final de la Segunda Guerra Mundial.
En Estados Unidos, también tenemos el informe Belmont, citado en el ensayo de Malone, que detalla los principios éticos, así como las directrices para la protección de humanos en la investigación, que cubiertos por el Código de Regulaciones Federales 45 CFR 46 (subapartado A) de los Estados Unidos. El informe Belmont describe el consentimiento informado de la siguiente manera:
“El respeto a las personas requiere que estas, en la medida de lo posible, tengan la oportunidad de elegir lo que les ocurrirá o no. Esta oportunidad se brinda cuando se satisfacen los estándares adecuados para el consentimiento informado.
Aunque no se cuestiona la importancia del consentimiento informado, prevalece la controversia sobre la naturaleza y la posibilidad de un consentimiento informado. No obstante, existe un acuerdo de que el proceso de consentimiento se puede analizar en tres elementos: información, comprensión y voluntariedad”.
A la población de los Estados Unidos, así como a los habitantes de todo el planeta, se les impide acceder con libertad y compartir información sobre estas terapias genéticas. Peor aún, los verificadores de hechos y las grandes plataformas tecnológicas nos engañan y vetan, o ponen etiquetas de información errónea sobre cualquier cosa o persona que los critique o cuestione. La misma censura también impide la comprensión del riesgo.
Por último, el gobierno y una serie de partes interesadas en las vacunas alientan a las empresas y escuelas a hacer que estas vacunas experimentales sean obligatorias, lo que viola la regla de voluntariedad. El gobierno y las empresas privadas también crean incentivos masivos para participar en este experimento, incluyendo loterías de un millón de dólares y becas universitarias completas. Sin embargo, nada de esto es ético ni legal. Como señaló Malone en su ensayo:
“Dado que estas vacunas aún no están autorizadas para comercializarse, la coacción de humanos para que participen en experimentos médicos está específicamente prohibida. Por consiguiente, están prohibidas las políticas de salud pública que cumplen con los criterios aceptados de coerción para participar en la investigación clínica.
Por ejemplo, si tuviera que proponer un ensayo clínico con niños e incitar su participación al repartir helados a quienes deseen colaborar, cualquier Junta institucional de seguridad (IRB, por sus siglas en inglés) de sujetos humanos en los Estados Unidos rechazaría ese protocolo.
Si tuviera que proponer un protocolo de investigación clínica en el que la población de una región geográfica perdiera sus libertades individuales a menos que el 70 % de la población participara en mi estudio, una vez más, ese protocolo sería rechazado por cualquier IRB de Estados Unidos, debido a la coacción en la participación de las personas. No se permite la coacción para participar en el estudio.
En la investigación clínica con participación de humanos, en la mayoría de los países esto se considera una línea que no se debe cruzar. Entonces, ¿ahora se nos dice que renunciemos a ese requisito sin siquiera permitir una discusión pública abierta? En conclusión, espero que se una a mí y se tome un momento para considerar lo que sucede. Este razonamiento me parece claro.
1)Un producto médico sin permiso, desplegado bajo autorización de uso por emergencia (EUA) sigue siendo un producto experimental en desarrollo de la investigación clínica.
2)La EUA autorizada por las autoridades nacionales en su mayoría otorga un derecho a corto plazo para administrar el producto de investigación en sujetos humanos sin un consentimiento informado por escrito.
3)La Convención de Ginebra, la declaración de Helsinki y toda la estructura que respalda la investigación ética con la participación de humanos requieren que los sujetos de investigación sean informados sobre todos los riesgos y deben dar su consentimiento para participar sin coacción”.
Es evidente que Malone es un profesional altamente calificado para hablar sobre el tema de la terapia génica de COVID; no solo es un médico muy ético y comprometido con la integridad, sino que en realidad inventó la tecnología y realizó los primeros estudios de vacunas de ARNm. El hecho de que ahora sea censurado por las grandes tecnologías y de que lo borren de la historia científica es un crimen por sí solo, y algo preocupante.
Este ejemplo atroz de censura demuestra vívidamente cuán degradados están los medios de comunicación. La única explicación plausible es que eliminan a cualquier individuo o información que interfiera con la mayor cantidad de personas que reciben la vacuna contra el COVID. No se tolera a lo que contradiga esta narrativa, a pesar de que toda la información deja en evidencia que estas vacunas contra el COVID podrían ser el mayor crimen en toda la historia de la humanidad.
Entonces, si pueden borrar a Malone ¿qué posibilidades hay de que nosotros no tengamos el mismo destino?
Para evitar ese destino, tenemos que hacer el compromiso y exponer las mentiras al compartir los hechos, datos y la verdad en todas las formas posibles.
Este artículo se publicó inicialmente en articulos.mercola.com
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