Francisco Navarro Rodríguez

En el metaverso de Facebook (Horizon Worlds se llama, actualmente en fase beta de prueba), una usuaria ha denunciado que su avatar ha sido víctima de un acoso sexual perpetrado por el avatar de otro usuario. La empresa  se ha defendido diciendo que cada avatar cuenta con una herramienta llamada ‘»espacio seguro», que consiste en crear una burbuja de seguridad que impide que otros avatares se acerquen demasiado, incluso que puedan entablar una conversación. Está claro: no se puede vivir en un metaverso sin antes leerse sus instrucciones de uso.

El metaverso es un universo virtual en el que los usuarios, con la ayuda de unas gafas especiales 3D, sienten la ilusión de estar en sitios de ensueño, llevando una vida de ensueño. No creo que quede muy lejana la generación que viva encantada en los metaversos, como esos pasajeros de las películas de ciencia ficción, viajando dormidos, encapsulados, hasta que llegan a la galaxia destino final de su largo viaje. Pero en los metaversos el final será otro, la muerte real del usuario tras una vida de avatar plena de ilusoria felicidad. Si la felicidad es cosa de la mente, ¿por qué no vivir en mundos ficticios, en mentiras maravillosas? Y mientras tanto, el mundo, la vida real, en manos de un puñado de multimillonarios bien despiertos, alimentando con gotero a una humanidad durmiente.

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