Por Cesare Sacchetti

Es interesante reflexionar por un momento sobre un artículo reciente publicado por el semanario Corrispondenza Romana , propiedad del profesor e historiador italiano Roberto De Mattei, quien en los últimos meses estuvo en el centro de un feroz ataque polémico contra el arzobispo Carlo Maria Viganò.

Para aquellos de ustedes que se perdieron los episodios anteriores de lo que sucedió entonces, les recordamos brevemente que el pasado mes de junio [2020], De Mattei publicó un artículo en el que esencialmente planteaba la absurda tesis de un arzobispo Viganò que fue «manejado» o maniobrado por otras personas.

Para aquellos que puedan estar interesados ​​en conocer todos los detalles de este asunto, les remitimos a algunos artículos que trataron el asunto en un nivel más profundo.

Sin embargo, lo que más nos interesa en este caso en particular es comentar el artículo que De Mattei publicó [el 15 de diciembre] en la portada de su sitio escrito por Gywneth Spaeder, un pediatra estadounidense que ejerce la medicina en Raleigh, Carolina del Norte.

El artículo en cuestión es una larga respuesta al arzobispo Viganò y a las declaraciones que el ex nuncio apostólico en los Estados Unidos ha hecho en muchas ocasiones contra la seguridad de las llamadas indebidamente “vacunas”, y que en realidad son sueros experimentales con un finalidad muy distinta a la declarada por los productores farmacéuticos.

Viganò también ha señalado en varias ocasiones que la administración de estos sueros es completamente incompatible con los dictados del Magisterio de la Iglesia Católica, ya que estos fármacos contienen material derivado de fetos abortados, como es bien sabido.

Algunos han intentado desmentir esta evidencia, pero para confirmar que para desarrollar estos fármacos se han utilizado los órganos de bebés muertos en el útero de sus madres, basta con leer el infame folleto que proporciona información sobre la vacuna .

En el documento que informa los ingredientes utilizados para desarrollar el suero, se encuentra que existen líneas de células fetales abortadas conocidas con el nombre científico HEK293.

El artículo de Spaeder tiene como objetivo fundamental hacer creer a la gente que Viganò está difundiendo información falsa sobre estas preparaciones médicas, que según el pediatra estadounidense son perfectamente seguras y totalmente efectivas para prevenir los coronavirus.

Ahora bien, no es nuestro propósito aquí desmontar la enorme cantidad de inexactitudes y, en varios casos, verdaderas y debidas tonterías, que contiene el artículo de Spaeder.

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Para comprender la enormidad de lo que afirma Spaeder, basta con considerar que el médico estadounidense llama a los sueros completamente «seguros», pero cuando uno mira los documentos oficiales de la propia FDA (la agencia reguladora de medicamentos de EE. UU.), Uno se entera de que estos sueros provocaron reacciones adversas en el 86% de los casos de niños que fueron inoculados durante las pruebas.

Spaeder es pediatra, y la tarea de quienes laboran en esta rama de la medicina debe ser proteger de la mejor manera posible la salud de los niños y protegerlos de los daños que puedan provocarles medicamentos que ni siquiera necesitan.

Por no hablar de que, a la fecha, no hay casos de niños que hayan fallecido por el coronavirus ful en ningún lugar del mundo, y son las propias estadísticas oficiales las que nos dan la confirmación de esto.

Un médico responsable y concienzudo debe ser el primero en advertir a sus pacientes sobre las consecuencias de los medicamentos que, según los números, no son seguros, pero para ser un médico concienzudo y responsable uno debe estar libre de cualquier conflicto potencial de interés con el mundo de las compañías farmacéuticas que ahora tienen miles de médicos en sus nóminas en todo el mundo.

Cuando alguien está en la nómina del cártel farmacéutico de Bill Gates, no tiene en el corazón los intereses de sus pacientes sino de aquellos que rápidamente hacen la transferencia bancaria al médico dispuesto a decirle que este medicamento es seguro y que tiene efectos sensacionales en el tratamiento de una enfermedad, aunque en realidad este medicamento produzca exactamente los efectos opuestos a los descritos por el médico amablemente subvencionado por grupos como Pfizer o AstraZeneca.

Para comprender si la Dra. Gwyneth Spaeder está libre de conflictos de intereses que socavarían su juicio médico, es necesario analizar más de cerca su trayectoria profesional.

La Doctora Spaeder comenzó sus estudios en la Universidad de Dallas, donde recibió una Licenciatura en Política. Luego cambió completamente de rumbo y se matriculó en la Escuela de Medicina Johns Hopkins, donde obtuvo su título en medicina, con una especialización adicional en Pediatría.

El nombre Johns Hopkins probablemente les suene familiar a algunos lectores porque ya lo hemos encontrado en algunos artículos anteriores. Johns Hopkins no es exactamente una universidad corriente. Johns Hopkins tuvo un papel muy importante en la predicción de la actual «pandemia». En octubre de 2019, esta universidad organizó el ahora infame ejercicio Evento 201 junto con el Foro Económico de Davos y la Fundación Bill y Melinda Gates. Esta simulación predijo «casualmente» el estallido de una crisis pandémica, que luego ocurrió en tan solo unos meses.

En este sentido, es interesante notar cómo estos institutos y think tanks vinculados a determinados entornos del globalismo tienen capacidades tan “adivinatorias” que prevén eventos y crisis globales que “por casualidad” siempre acaban apoyando los propósitos de estos poderosos círculos globalistas.

Sin embargo, este no es el único vínculo que tiene Johns Hopkins con la “pandemia”. La universidad está muy ligada a uno de los principales protagonistas de esta crisis, Bill Gates. Es uno de los patrocinadores más generosos de la escuela y durante las últimas décadas ha firmado muchos cheques generosos de varios millones de dólares a nombre de Johns Hopkins.

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Si nos fijamos en el ranking de donantes que han pagado las cantidades más generosas en apoyo de esta universidad, encontramos a Gates, el magnate de Microsoft en la cima, que durante los últimos quince años le ha dado a esta universidad la enorme suma de casi quinientos millones de dólares: 493,4 millones de dólares, para ser precisos.

Gates supera con creces a todos los demás donantes. Simplemente no hay comparación entre sus contribuciones y las de todos los demás donantes. Considere que el contribuyente del «segundo lugar» de Hopkins, la Fundación Mellon de la familia Mellon que está vinculada al poderoso lobby bancario de Wall Street, ha dado «sólo» 56 millones de dólares en apoyo de la Universidad Johns Hopkins.

El hombre que más influye en este centro, y que determina sus actividades, es sin duda Bill Gates, quien tiene un interés muy particular por las vacunas, y no es precisamente un interés humanitario.

Así lo reveló el propio Gates, quien durante una entrevista en la cadena estadounidense CNBC admitió que tras una inversión inicial de 10 mil millones de dólares, terminó ganando la enorme suma de 200 mil millones de dólares .

Por lo tanto, es bastante obvio que el objetivo de Gates es financiar a quienes avanzan en su agenda basándose en el desarrollo de estos fármacos. Hay un aspecto adicional que no es económico sino que está relacionado con la salud, aunque no en un sentido positivo como muchos podrían creer. Durante una de las conferencias de la serie TED, Bill Gates reveló que la vacuna también tiene una función esterilizante.

En esa ocasión, el empresario dijo literalmente que podemos reducir la población mundial “si hacemos un buen trabajo con las vacunas”.

Así, detrás de la falsa fachada humanitaria de las vacunas que se distribuyen para prevenir determinadas enfermedades, se esconde otra agenda, la despoblación neomaltusiana, uno de los principales objetivos de los círculos globalistas, como el Foro de Davos y el Club di Roma .

La prueba de que estos medicamentos se han utilizado para reducir los nacimientos nos viene del infame caso de la vacuna contra el tétanos en Kenia , en el que se supo que las mujeres que recibieron vacunas producidas por Bill Gates tuvieron abortos espontáneos. Cuando se probó en el laboratorio, se encontró que los sueros contenían sustancias esterilizantes.

Por lo tanto, el entorno de la Universidad Johns Hopkins está estrechamente vinculado a la Fundación Bill Gates y promueve iniciativas que el propio Gates financia.

En este entorno, el culto a la vacuna es verdaderamente inexpugnable, y ciertamente no es posible tener ideas contrarias, so pena de perder la financiación proporcionada por el multimillonario de Microsoft.

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Este es el entorno en el que se formó Spaeder, por lo que es difícil pensar que su formación médica y profesional no esté influenciada por esos centros de poder que son los que deciden a qué debe dedicarse la Universidad Johns Hopkins.

Por todas estas razones, Johns Hopkins puede sin duda llamarse a sí misma “Universidad Bill Gates” para todos los propósitos prácticos.

Los lazos de Spaeder con el mundo del poderoso cartel farmacéutico y Bill Gates, sin embargo, no se limitan solo a esto.

La doctora Gwyneth Spaeder está casada con otro médico, Jeffrey Spaeder, quien como su esposa fue educado en la Escuela de Medicina Johns Hopkins, la universidad estrechamente vinculada a Bill Gates, como hemos visto. El Dr. Jeffrey Spaeder ocupa actualmente un puesto bastante importante en IQVIA , que es una corporación multinacional estadounidense líder que brinda servicios a empresas farmacéuticas. IQVIA opera en cien países y solo el año pasado logró unos ingresos de 11.000 millones de dólares.

IQVIA está prácticamente integrada en el mundo de empresas farmacéuticas como Pfizer, Moderna y AstraZeneca, porque su trabajo es brindar servicios y procesar datos y análisis por cuenta de estas empresas. En los Estados Unidos, el lobby de las drogas que influye y domina la política del país y de muchas otras naciones del mundo también se conoce como «Big Pharma».

En la cima de este poderoso grupo de presión ciertamente hay multinacionales como Pfizer y la propia IQVIA. Las ganancias de IQVIA y otras compañías farmacéuticas han aumentado enormemente desde que comenzó lo que se conoce como “crisis pandémica”.

La venta de sueros experimentales a varios gobiernos del mundo ha inflado literalmente las ventas de Big Pharma. IQVIA pertenece a este mundo donde los intereses de la salud pública pasan a un segundo plano en beneficio de las ganancias.

La misión de ese lobby farmacéutico no es tanto curar como ganar dinero. Su negocio es la enfermedad, no la curación. Y este es el lobby muy poderoso para el que trabaja el doctor Jeffrey Spaeder.

Spaeder, como se mencionó anteriormente, ocupa una posición muy respetable para IQVIA. Actualmente es el director médico y científico jefe, con la tarea específica de supervisar la integridad científica de la empresa.

Esta multinacional también tiene una relación cercana, al igual que Johns Hopkins, con Bill Gates, el hombre que más que nadie ha acumulado enormes ganancias a través de las vacunas. En el sitio web oficial de IQVIA , se menciona el hecho de que la Fundación Bill Gates ha financiado directamente a IQVIA. Dondequiera que esté Big Pharma, IQVIA está allí, así como compañías farmacéuticas del calibre de Pfizer, AstraZeneca y Moderna. Dondequiera que esté el cartel farmacéutico, la Fundación Bill Gates está allí, financiando todos los proyectos de desarrollo de vacunas.

Por lo tanto, existe una relación muy estrecha entre el esposo de Gwyneth Spaeder, que trabaja para este mundo y es pagado por él, y la propia Dra. Gwyneth Spaeder, quien obtuvo sus títulos médicos en una universidad que está indisolublemente ligada a las grandes farmacéuticas.

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Gwyneth Spaeder parece estar demasiado cerca de este mundo para poder denunciar su corrupción y sus enormes conflictos de intereses en lo que respecta a la protección de la salud pública. Al mismo tiempo, Spaeder parece estar demasiado cerca de este mundo para poder denunciar el daño que los sueros están causando tanto a adultos como a niños.

Probablemente el propósito original de esta carta al arzobispo Viganò no fuera tanto decir las verdades que han sido encubiertas por los medios de comunicación sobre las vacunas. Probablemente el propósito original fue, una vez más, socavar la credibilidad de quienes, como el arzobispo Viganò, están diciendo verdades incómodas sobre estos fármacos experimentales y los enormes beneficios que el cartel farmacéutico está acumulando gracias a ellos.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en www.theyeoftheneedle.com

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