En España, siguiendo de forma muy sumisa las instrucciones de la Unión Europea, se quiere implantar de forma absoluta y obligatoria una enseñanza digital, desde la escuela infantil hasta la Universidad. En todas las etapas educativas, de una manera compulsiva y coactiva, que contradice la libertad de cátedra, se implantan “aulas virtuales”, plataformas digitales, sistemas de tele-enseñanza. Se decreta la prohibición de los libros de texto y su sustitución por tabletas, móviles y todo tipo de dispositivos electrónicos. Las propias administraciones educativas pontifican acerca del carácter obsoleto de los libros en papel, los “métodos memorísticos”, la “dictadura de los manuales”, el uso de la “tiza y el pizarrón”. Pero, haciendo caso omiso de las evidencias científicas que desaconsejan la digitalización en la enseñanza de menores, la imposición de la enseñanza/aprendizaje de tipo digital en nuestro país va adquiriendo carácter despótico e inapelable. A nadie se le puede ocurrir cuestionar “el progreso”, le llamarían reaccionario. Pero el despotismo digital no dejará de causar graves estragos, todavía mayores-si cabe- de los causados por las sucesivas “reformas” educativas desde la LOGSE de 1990.
El reciente confinamiento masivo y obligatorio de niños y adolescentes con motivo o excusa de la pandemia del Coronavirus ha mermado a este sector de nuestra población a todos los niveles. Se han disparado los casos de ansiedad, depresión, irritabilidad, conductas antisociales. La exposición a las pantallas y a internet durante largas horas de “arresto domiciliario” por orden gubernamental, ha convertido a los chicos españoles -en unos porcentajes abrumadores- en verdaderos ciber-dependientes de difícil recuperación, así como en unos consumidores de “contenidos digitales” compulsivos.
Ya antes de la pandemia, a lo largo de todo el territorio nacional las administraciones educativas regionales españolas competían en “modernidad”, tratando de parecer las primeras en implantar la prohibición de los libros de texto y su sustitución por tabletas, móviles y plataformas digitales. Podemos imaginar la alegría de las empresas productoras de aparatos electrónicos, así como de los gigantes tecnológicos, del estilo de Google o Microsoft, al ver cómo se aceleran los planes de “digitalización”. Tenemos nosotros, padres y docentes, así como los ciudadanos en general, todo el derecho del mundo a sospechar: tales planes, repito, compulsivos y preceptivos, ¿no estarán “inspirados” por el lobby de la tecnología? ¿No serán los dioses del Olimpo tecnológico, reinantes tanto en hardware como en software, los que de manera compulsiva e imperativa dictan a los gobiernos nacionales y regionales esta digitalización en su propio provecho? Nos arrebatan una escuela de calidad, como fue la escuela española de hace 40 años, y a cambio se confía la enseñanza a una especie de mesiánica revolución de pantallas y medios digitales cuyas bondades no han sido demostradas nunca.
De hecho, nuestros niños y adolescentes están mostrando, cada día, un mayor número de conductas antisociales, una salud mental peor, una desorientación y confusión moral hasta hace poco insospechadas, numerosos problemas de atención, salud visual, sedentarismo, etc., y no puede ignorarse que el factor “digital” es uno de los principales responsables de esta catástrofe.
La catástrofe de la juventud y la catástrofe educativa de España. Se trata, en realidad, de la misma catástrofe de un país que ha perdido el Norte y que, en su misérrima condición de país carente de soberanía, endeudado y sin futuro, sin esperanza y bajo secuestro de esos ladrones del puño y la rosa, no puede hacer otra cosa que aceptar los dictados de las agencias mundialistas del capitalismo tardío y del despótico chiringuito de la U.E. Agencias y chiringuito los cuales, a su vez, responden a las exigencias de las grandes empresas tecnológicas.
El doctor Manfred Spitzer, que gestiona la web “Humanities in Medicine”[ http://humanitiesinmedicine.org/], lleva años presentando evidencias en contra de las “aulas virtuales” y la “enseñanza digital”. Nos explica cómo el cerebro “se vuelve perezoso” o, por mejor decir, “retrocede a su estado natural que es la pereza”. Nuestros jóvenes y niños van siendo condicionados a ser “vagos” induciéndoles a dar clics en lugar de hacerles escribir, memorizar, buscar en manuales y diccionarios. La memez de “vale más una imagen que mil palabras” se ha impuesto de forma autoritaria, y, atiborrados de miles de imágenes por hora (muchas de ellas violentas y pornográficas) diluyen su humanidad en un caos de información que no absorben realmente, sino que patina, resbala y pasa de largo en sus cerebros. Las conexiones neuronales y los circuitos cerebrales del aprendizaje y la memoria dependen del uso esforzado de las mismas, si no, estos vínculos neurofisiológicos decaen, se desvanecen. Será terrible que, por un mero afán de hacer caja, buscando insaciables plusvalías, las grandes Tecnológicas lleguen a alterar para siempre a las generaciones venideras, sustituyendo al hombre por una especie de orangután amaestrado por los grandes “proveedores de contenidos digitales”. Y todo ello con el beneplácito, entre estúpido y untado, de numerosos “gestores de la educación”.
De la citada web [http://humanitiesinmedicine.org/] del profesor Spitzer, reproducimos un interesante texto:
Muchos de nosotros vemos Internet como un regalo repleto de vitaminas intelectuales. Y a nuestros niños les encanta estar en línea: un informe de 2013 de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) documentaba (críticamente) que “los niños de hoy pasan un promedio de siete horas al día en medios de entretenimiento, incluidos televisores, computadoras, teléfonos y otros dispositivos electrónicos ”1. Sin reparos, la AAP continúa recomendando que: “…los padres establezcan zonas ‘libres de pantallas’ en casa asegurándose de que no haya televisores, computadoras o videojuegos en las habitaciones de los niños y apagando la televisión durante la cena. Los niños y los adolescentes deben interactuar con los medios de entretenimiento durante no más de una o dos horas por día, y ese debe ser contenido de alta calidad. Es importante que los niños dediquen tiempo a jugar al aire libre, leer, pasatiempos y usar su imaginación en el juego libre «. Además, “Se debe evitar la televisión y otros medios de entretenimiento para bebés y niños menores de dos años. El cerebro de un niño se desarrolla rápidamente durante estos primeros años, y los niños pequeños aprenden mejor al interactuar con las personas, no con las pantallas «.
¿Pero es esto cierto? ¿Los datos apoyan –quizás incluso más que respaldan- estas conclusiones? La AAP ha advertido durante mucho tiempo contra los medios digitales para niños. Al menos lleva desde 1999 pidiendo a los padres de niños pequeños que prohibieran todo menos que los niños menores de dos años vean la televisión y que llenen un “historial de medios” para las visitas al consultorio del médico. ¿Son estos expertos «acertados» o son «expertos» alarmistas que simplemente temen «lo nuevo» y «lo desconocido»?
Sobre el doctor Spitzer:
El doctor Manfred Spitzer, neurobiólogo, psiquiatra y psicólogo presenta evidencias en contra del uso de los medios digitales antes de los 18 años: Graduado de la Universidad de Friburgo, el Dr. Spitzer también ha trabajado en Heidelberg, Harvard y en la Universidad de Oregon. Ampliamente ha publicado en el ámbito de la neurociencia, fenómenos de aprendizaje y psiquiatría, y es autor de numerosos textos y un orador muy respetado (tanto en inglés como en alemán). Es presentador del programa de la televisión pública alemana «Geist und Gehirn» («Mente y cerebro» – disponible en YouTube). Además, el Dr. Spitzer recibió el premio de investigación DGPPN Duphar de 1992 de la Sociedad Alemana de Psiquiatría, Psicoterapia y Neurología; el Premio Cogito 2002 de la Fundación Cogito; y el Premio de Ciencias 2010 de la Fundación Margrit Egnér. Es padre de seis hijos.
- Referencias:
- 1.http: //www.aap.org/en-us/advocacy-and-policy/aap-health-initiatives/pages/media-and-children.aspx#sthash.EhESNnfL.dpu
- 2. Spitzer, Manfred . Digitale Demenz, Droemer, 2012 (Edición en español, Demencia Digital, Ediciones B, 2013)
- 3. http://www.nytimes.com/2011/10/23/technology/at-waldorf-school-in-silicon-valley- technology-can-wait.html? pagewanted = all & _r = 0
- 4. http://web.williams.edu/Mathematics/eburger/calc.html
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