París – De Bielorrusia a Turquía, los migrantes son utilizados por algunos regímenes vecinos de Europa como un «arma» en la guerra latente contra la Unión Europea, convertidos en peones de un «juego geopolítico», afirman expertos y dirigentes europeos.
El último caso, en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, es de «una violencia y de una intensidad nunca vistas, en ninguna otra parte, en ninguna frontera», declaró Fabrice Leggeri, el jefe de la agencia fronteriza de la Unión Europea de Frontex. Una crisis precedida de «signos de alerta», explicó durante una rueda de prensa sobre el tema.
Tras la reelección de Alexander Lukashenko en el verano de 2020, Frontex había realizados simulacros para estudiar la «vulnerabilidad» de las fronteras de Lituania, Letonia y Polonia, ya que estaba convencida de que el presidente bielorruso «intentaría usar la inmigración irregular como arma geopolítica», afirmó Leggeri.
Un año después, Lituania asiste a una primera «avalancha de migrantes», desde Bielorrusia.
En la primera semana de julio, «entraron tantos migrantes como en los seis meses anteriores», cuenta.
Pero fue en septiembre cuando los «flujos migratorios completamente artificiales, organizados por un juego geopolítico», llegaron a Polonia y desencadenaron «una escalada de violencia casi militar».
«Escopeta de un disparo»
Una decena de migrantes murieron «atrapados entre las fuerzas bielorrusas que les impidieron volver y las polacas que les impidieron entrar», lamenta Fabrice Leggeri. «Lo que demuestra que Bielorrusia busca crear víctimas para hacer presión» y obtener el reconocimiento internacional de su régimen, añade.
«Es lo que llamábamos antiguamente una guerra encubierta. Utilizamos fuerzas de otros para poder negar que formamos parte del conflicto», considera Jean-Sylvestre Mongrenier, investigador asociado del Instituto francés Thomas More. Para este analista, asistimos hoy en día a una «arsenalización de los flujos migratorios» que permite «obtener ganancias sin desencadenar un conflicto abierto».
En lo que el presidente francés, Emmanuel Macron calificó como una guerra «híbrida», Lukashenko tuvo que una «escopeta de un tiro» afirmó Yves Pascouau, especialista de la geopolítica de las migraciones. «Lukashenko no consiguió el reconocimiento internacional y se lo pensará dos veces antes de volver a usar esta arma», dice Pascouau.
«Motivos financieros»
Por ahora, según los analistas, solo Turquía ha sabido usar esta herramienta de presión, a intervalos regulares. Tras la crisis migratoria de 2015, los países de la UE cerraron con Ankara un acuerdo para cortar el flujo de migrantes a Europa, a cambio de importantes sumas de dinero.
Turquía, que volvió a amenazar a Europa por última vez a finales de febrero de 2020, «tiene un verdadero poder de presión» ya que acoge a entre 3 y 4 millones de refugiados, en su mayoría sirios.
«Turquía usa el arma migratoria por motivos financieros, para debatir sobre ampliaciones de presupuesto. Para ella esto representa más de 6.700 millones de dólares», explica el responsable de Frontex.
Pero, para las personas que se encuentran en el foco de este problema y que son «usadas para fines terribles», según Yves Pascouau, «supone la explotación de la miseria humana, con abusos a personas, violencias, asesinatos. Lo peor que podemos imaginar».
Por Shahzad Abdul
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