El día 13 en La Razón Luis Felipe Utrera Molina escribía un artículo (España y sus héroes) en el que señalaba el carácter de nuestra izquierda cainita que no es capaz de preservar, ni valorar ningún hecho histórico propio, ni contrario. Al día siguiente me sobresaltó una noticia muy triste. El Gobierno de la Generalitat aplicaba  la sectaria ley de Memoria Histórica y retiraba el monumento al requeté caído que se encuentra frente a la Abadía de Montserrat.

Tristemente, los monjes se han puesto de perfil y ni siquiera han luchado por mantener aquella estatua que homenajeaba a los valientes que lucharon por Dios y por España. Cuando uno se acerca a estudiar al Tercio de Monserrat, que es al grupo militar al que estaba dedicada esta estatua, se da cuenta que se trató de una serie de jóvenes que hicieron grandes sacrificios por aquello en lo que creían. Y esto les llevó a ser una de las unidades encuadradas en el bando sublevado que más bajas sufrió proporcionalmente, lo que nos hace ver la gran heroicidad de estos carlistas catalanes que salieron de Cataluña y lucharon en distintos puntos de España, como Extremadura, Andalucía o Castilla la Mancha, entre otros puntos. 

La izquierda no reconocerá jamás el valor porque su envidia les corroe. Les corroe que haya una estatua que homenajee a un grupo de personas que lucharon siempre valientemente a la vanguardia, que tomaron numerosas cotas, que participaron en la defensa de Codo o en la batalla del Ebro y que fueran reconocidos por su valor al frente del combate. Nonell señaló que el tercio perdió 316 bajas. Si tenemos en cuenta que un tercio estaba formado por unos 700 hombres y que tuvo que ser, incluso, reestructurado durante la guerra, podemos imaginar la fuerza de aquellos carlistas.

En 1943, el Tercio de Montserrat recibió la Cruz Laureada de San Fernando. La mayor distinción militar que se puede recibir y fue por todo aquello que hizo. La izquierda ahora decide eliminar la estatua y podrá quitarla, claro, no puede soportar su derrota, ni la grandeza del contrario, pero lo que nunca podrá eliminar será el gran valor de aquellos que murieron por su Patria y por su Dios.

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