(Gaudium Press) Que las vocaciones sacerdotales van escaseando en el Viejo Continente, es un hecho. Los católicos (por lo menos los bautizados) son cerca del 18% por ciento de la población mundial, algo así como 1.345 millones a finales del 2019, según el Annuario Pontificio 2021.

En el bienio de 2018-2019 aumentó levemente a nivel planetario el número de sacerdotes, siendo para esa fecha 414.336, es decir 271 más que en el período anterior, aunque ya para ese periodo, en Europa el número de sacerdotes decreció en 1,5%

Pero también a nivel global, las vocaciones al sacerdocio disminuyen pasando de 115.880 en el 2018 a 114.058 en el 2019. Y aunque por ejemplo en África el número de seminaristas creció en más de 500, en Europa, nuevamente, la caída fue significativa: el número de seminaristas en el 2019 se redujo en -3,8%.

Sin embargo, la escasez de sacerdotes, y la perspectiva de que en el futuro sean aún menos, puede llevar a que particularmente en Europa aumente la fuerza de la tentación de las ‘sacerdotisas’, algo ya definido por la Iglesia desde siempre como imposible.

Y para el aumento de las tentaciones, concurren comúnmente solícitos los medios de comunicación, en general, independiente del punto en el espectro ideológico donde se ubiquen.

Promoción ideológica

En esa línea va el diario español El Mundo y su suministrador la agencia Efe, cuando en su emisión del 16 de enero lanza la nota “Seis mujeres sustituyen a párrocos en celebraciones religiosas de Cataluña”.

Para reforzar la impresión de ‘sacerdotisas’, el medio titula el video ilustrativo como “Las mujeres ‘curas’ de Cataluña”.

“Seis mujeres, reconocidas como ‘laicas en misión pastoral’, realizan ‘sustituciones’ ante la ausencia de curas ordenados suficientes para dar servicio religioso en todos los pueblos de Cataluña y dirigen celebraciones litúrgicas con comuniones previamente bendecidas para que nadie se quede sin misa”, así introduce El Mundo su nota.

El artículo, en resumen, habla de la escasez de sacerdotes en varios arciprestazgos catalanes, y resalta la ayuda que prestan estas mujeres a mantener la vida eclesial. Pero ahí se va inoculando el veneno, cuando se habla de que “han ido ganando peso también desde el púlpito”, y cuando una de ellas dice sin ambages que “la Iglesia tiene dos grandes asignaturas pendientes que, además, acercarían a la gente más joven: por un lado ordenar a mujeres curas y, por otro, que el celibato no sea obligatorio sino voluntario”. Al menos una de ellas quiere ser ‘sacerdotisa’, revelando no solo una posición herética sino su desconocimiento del dogma y la historia de la Iglesia.

El no de la Iglesia a la ordenación de mujeres – que es definitivo – debe ser entendido simplemente como una fidelidad al legado de Cristo, y no como cualquier tipo de animadversión al querido, respetado y devoto femineo sexu. No es este decadente siglo en el que se ha “descubierto” la importancia del papel de la mujer en la Iglesia, pues este está registrado desde los tiempos apostólicos, y cada vez más se descubre tanto la trascendentalidad histórica cuanto la riqueza del esencial papel de María en la Historia de los hombres y la salvación.

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Pero es claro que los vientos igualitarios que barren el mundo también quieren dominar al interior de la Iglesia. Sin embargo, no serán los medios los que le dirán a Cristo y a su Esposa Mística, la mejor forma de configurarse ahora y salvar lo salvable de estos conturbados días. ´Por lo demás, hubo un tiempo en que solo habían 12 sacerdotes.

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