Ante la retirada del monumento al Requeté yacente, sito en Montserrat ante el Mausoleo dedicado a los caídos en combate del Terció de Nuestra Señora de Montserrat (1936-1939), mi conciencia obliga a señalar a los responsables. Antes de ser yo mismo acusado de denunciar sin que me competa, me sacudo del clericalismo esclerótico que impide a muchos católicos siquiera apelar a su conciencia y denunciar a aquellos eclesiásticos que desde dentro de la Iglesia la están destruyendo. El profeta Isaías ya avisaba al pueblo escogido que: “Los centinelas de Israel son ciegos, Ninguno sabe nada. Todos son perros mudos que no pueden ladrar, soñadores acostados, amigos de dormir” (Is, 56 10)[1].
En el Nuevo Testamento el mismo Jesucristo nos advierte: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen” (Mt, 7, 6). Y las cartas de los apóstoles recogidas en la Biblia, no cejan de advertir cómo del seno de la Iglesia naciente contantemente surgían los que se oponían a la verdadera doctrina. San Pablo advierte: “Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión” (Filipenses, 3, 2) o en la I Carta de San Juan leemos: “Hijitos, estamos en la última hora, y habéis oído que va a venir un anticristo. Pero ya han venido muchos anticristos, por lo cual conocemos que es la última hora. Esa gente salió de entre nosotros, pero no eran de los nuestros” I Jn, 2, 18-20).
Mi derecho como seglar a defender la verdad y denunciar el error
En esta hora, en estos tiempos de apostasía y falsos profetas[2], no puedo ser perro mudo, aunque mis ladridos “clamen en el desierto”. No en vano, Jesucristo profetiza para el final de los tiempos: “En esos días muchos tropezarán y caerán; de repente se odiarán y se traicionarán unos a otros. Aparecerán falsos profetas, que engañarán a mucha gente y tanta será la maldad, que el amor se enfriará en muchos” (Mt, 24, 10-12). Algunos pueden acusarme de desacato y desobediencia ilegítima por denunciar, con mi ladrido en forma de escrito, a una autoridad eclesiástica como es un Abat o, en su defecto, a toda una comunidad religiosa. Pero los que piensan que estamos siempre obligados a callar ante las autoridades, desconocen la propia doctrina de la Iglesia en esta materia.
Ella queda resumida en el Catecismo de la Iglesia Católica: “La autoridad sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común del grupo en cuestión y si, para alcanzarlo, emplea medios moralmente lícitos. Si los dirigentes proclamasen leyes injustas o tomasen medidas contrarias al orden moral, estas disposiciones no pueden obligar en conciencia” (CAC, 1903). Y el propio catecismo se apoya en una Encíclica de Pablo VI: “En semejante situación [obedecer una orden ilícita], la propia autoridad se desmorona por completo y se origina una iniquidad espantosa” (Pacem in Terris, 54). Y este es el sentimiento que tenemos los hijos de la Iglesia: que toda autoridad se desmorona.
«Antes de ser yo mismo acusado de denunciar sin que me competa, me sacudo del clericalismo esclerótico que impide a muchos católicos siquiera apelar a su conciencia y denunciar a aquellos eclesiásticos que desde dentro de la Iglesia la están destruyendo«
Por otro lado siempre conviene recordar que el patriotismo no es política, sino una virtud cristiana. Santo Tomás nos recuerda que: “después de Dios, a los padres y a la patria es a quienes más debemos. De ahí que como pertenece a la religión dar culto a Dios, así, en un grado inferior, pertenece a la piedad darlo a los padres y a la patria” (Suma Teológica II-II, q 101, art. 1). Toda la tradición catequética de la Iglesia, nos ha enseñado que en el Cuarto Mandamiento se debe incluir, además de la honra a los padres, el amor a la Patria. El mismísimo San Agustín nos enseñaba en Sobre el libre arbitrio: “Ama siempre a tus prójimos, y más que a tus prójimos, a tus padres, y más que a tus padres, a tu patria, y más que a tu patria, a Dios” y en La Ciudad de Dios leemos: “Pues que sabéis cuán grande es el amor de la patria, no os diré nada de él. Es el único amor que merece ser más fuerte que el de los padres”. Por otro lado, una de las obras de caridad de la Iglesia es, según nos enseña el catecismo, enterrar a los muertos. Esta obra de caridad se fundamenta entre otras muchas razones en este pasaje veterotestamentario: “di mi pan a los hambrientos y vestido a los desnudos; y si veía el cadáver de alguno de los de mi raza arrojado extramuros de Nínive, le daba sepultura” (Tobías, 1, 17)[3].
Esta obra de patriotismo y caridad es precisamente la que practicó la Hermandad del Tercio de Nª Sª de Montserrat, cuando fueron a recuperar los restos mortales de muchos caídos en combate, fuera en Codo, fuera en el Ebro, fuera en otros solares de la Patria. Así, se llegaron a recoger en ataúdes los restos de unos doscientos cruzados de la Causa de Dios y España. Estos restos descansan en el Mausoleo de Montserrat, que fue erigido en 1961, sufragado con donativos populares y con todas las bendiciones de la comunidad benedictina. Fueron en total 319 cuerpos y almas sacrificados en el combate, los que aportó a mayor gloria de Dios esta unidad militar catalana. Bajo el espíritu de los Macabeos lucharon esos requetés, al igual que Judas “animó a sus hombres a combatir heroicamente hasta la muerte por la causa de las leyes, el Templo, la ciudad, la patria y las instituciones” (II Macabeos 13, 14).
Así, unos versos del II Libro de los Macabeos custodian hoy en día, en hierro forjado, el sacrosanto Mausoleo del Tercio. En el digital Eldiario.es del 27 de abril de 2021, en un pérfido artículo se señalaba la placa que acompañaba a la ya retirada escultura del requeté, que rezaba: “Recuerda su ejemplo y sacrificio. Tercio de Requetés Nuestra Señora de Montserrat. 1936-1939”. Para este medio, era una “apología del franquismo”. Otros diarios también atribuían a las citas bíblicas que rodean la cripta a un modo de apología del franquismo y un incumplimiento de la Ley de memoria histórica (ahora llamada democrática). Es inverosímil que tanta estulticia ande suelta. En el mencionado artículo de Eldiario.es, curiosamente me citan: “En 2017 trascendió el discurso que allí dio Javier Barraycoa, carlista y fundador de la ultraderechista Somatemps. `Nos piden que idolatremos una diosa llamada democracia y que ante ella sacrifiquemos nuestra fe. Pues no, como los Macabeos o como los requetés en la cruzada del 36, resistiremos´, proclamaba frente a los congregados”. Exceptuando lo de ultraderechista, que no sé qué significa. Ratifico totalmente mis palabras y me honro de ellas.
Mi derecho a señalar con el dedo
El Periódico de Cataluña, el 14 de agosto de 2018, en plena polémica sobre la exhumación del General Franco del Valle de los Caídos, y coincidiendo con la llegada al poder en junio de 2018 de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, también se me citaba en mi relación con la Cripta: “El lugar se ha convertido en punto de encuentro de nostálgicos; en estas reuniones se han podido escuchar encendidos discursos como el de Javier Barraycoa glosando el sacrificio de los «requetés en la cruzada del 36». «Se acercan momentos como los que ellos vivieron. Encomendémonos a nuestros mártires y que se cumpla la voluntad de Dios. ¡Viva Cristo Rey! ¡Visca Catalunya sempre espanyola!»”. Por mi edad no me considero nostálgico del Régimen franquista, pues cuando murió Franco yo tenía 12 años. Pero las palabras que recoge El Periódico de Cataluña, las vuelvo a ratificar y me enorgullece releerlas tras subir durante casi cuarenta años seguidos a nuestra Montaña Santa a honrar a esos valientes que ofrendaron sus vidas como los Macabeos y como herederos de los mártires y cruzados que forjaron la historia de España.
«Otros diarios también atribuían a las citas bíblicas que rodean la cripta a un modo de apología del franquismo y un incumplimiento de la Ley de memoria histórica (ahora llamada democrática). Es inverosímil que tanta estulticia ande suelta»
Hasta ese momento, salvo ciertos cambios en el conjunto del Mausoleo, se había mantenido sin ningún sobresalto el Monumento. Fue Miquel Iceta, el pro-hombre del PSC en Cataluña en esos momentos el que -me imagino que para pelotear a Pedro Sánchez– empezó a hablar del “Valle de los Caídos en Cataluña”. La referencia iba dirigida, como se puede adivinar, al pequeño Mausoleo y a la escultura del Requeté. El PSC llevó una propuesta de Ley al Parlament de Catalunya para retirar el monumento “conservarlo y museizarlo” y, por último, “adaptar” también la cripta a la legislación vigente (¿?). El texto fue aprobado con los votos de Ciudadanos, JxCat, ERC, la CUP y el PSC. La proposición solicitaba un plazo de seis meses para que la Generalitat interviniera. Recordemos que la Generalitat tiene una Dirección General de Memoria Democrática, encargada de purgar la historia de Cataluña y esconder la trágica persecución religiosa que se acometió entre 1936 y 1939.
El asunto levantó un revuelo mediático. Y, con sorpresa hemos de decir, que uno de los monjes de Montserrat con más autoridad entre la progresía política acalló la polémica. Se trataba de Hilari Raguer (ya fallecido) que escribió un contundente artículo en La Vanguardia, el 23 de agosto de 2018, titulado Requetés en Montserrat. En el artículo recuerda que participó en la Comisión sobre el Valle de los Caídos, y reconoce que “el caso de la cripta de los muertos del Tercio de Montserrat es muy diferente … Los que pudieron pasaron la frontera con penas y trabajos y en el otro lado, encontrándose en edad militar, antes de disolverse en ninguna unidad del ejército regular, se inscribieron en el Tercio de Montserrat, donde se encontraban entre catalanes y cobijados bajo la invocación de la Moreneta … La cripta de Montserrat donde ahora descansan está en un rincón escondido y muy poco visitado. No hay señas externas políticas o partidistas. No se reúnen grupos multitudinarios con banderas y gritos. Sólo una vez al año un pequeño grupo de familiares y amigos van discretamente y, sin ninguna publicidad, los recuerdan y también ruegan por ellos. ¡Descansen en paz!”.
Este artículo calló la boca a muchos políticos socialistas y catalanistas cuyos padres y abuelos sí que habían sido entusiastas franquistas. Y como mejor ejemplo tenemos al actual Presidente de la Generalitat, Pere Aragonés (alcalde franquista de Pineda de Mar). Pero bien podríamos citar cientos como los Ribó, los Maragall, los Carrera, los Narcís Serra y compañía, los Roca y Junyent, Marta Rovira, …). A Hilari Raguer nadie lo podía tachar de franquista. Antes de ser monje participó en el grupo de oposición antifranquista “Torres i Bages”, de orientación democristiana y catalanista, en el que coincidió con otros antifranquistas como Jordi Pujol o Joan Reventós. Detenido y a punto de ser juzgado, se libró gracias a la intercesión de un tío sacerdote.
Hilari Raguer pertenece a aquella generación que nos hizo hacer creer que los “verdaderos” cristianos debían estar contra Franco y colaborar con los socialistas y comunistas. Y que defender que la Guerra Civil fue una Cruzada era algo impermisible. En todo caso, siempre sostuvo que la posición “ortodoxa” fue la de la Unió Democràtica de Catalunya (UDC) que tragó carros y carretas en el bando republicano, mientras cerraba los ojos ante la masacre de sacerdotes y seglares católicos en la Cataluña de Companys. Raguer consideraba que los tradicionalistas y catalanistas católicos que se habían pasado al bando nacional, simplemente no habían tenido más opción, pero que no era la postura que pudiera defender la Iglesia. Nada que ver con el monje padre Agustí Figueras, el monje de mayor edad del Monasterio de Montserrat que fallecido en 2008, cuando contaba102 años. En su celda, hasta el día de su muerte, mantenía un retrato de Franco.
«Hilari Raguer pertenece a aquella generación que nos hizo hacer creer que los “verdaderos” cristianos debían estar contra Franco y colaborar con los socialistas y comunistas. Y que defender que la Guerra Civil fue una Cruzada era algo impermisible«
No debemos menospreciar la ascendencia moral de Hilari Raguer sobre la comunidad benedictina. Y, por tanto, su sorprendente posicionamiento a favor de dejar tranquilo el Mausoleo de Montserrat, debió pesar. Por eso, no es de extrañar que, tras su fallecimiento en el año 2020, la maquinaria por aplicar la Ley de (des)memoria histórica se pusiera de nuevo en marcha. La Abadía de Montserrat había propuesto a la Generalitat retirar la placa (ya arrancada) que ponía (en catalán): “Recuerda su ejemplo y sacrificio. Tercio de Requetés Nuestra Señora de Montserrat. 1936-1939”, por una placa con un texto explicativo y “políticamente correcto” que rezara: “Monumento al tercio de requetés de la Mare de Déu de Montserrat. El levantamiento militar de una parte del ejército contra el gobierno legítimo de la República española incitó una cruel guerra civil, de la que se derivó una larga dictadura franquista. Esta cripta, erigida en memoria de los muertos del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, debe servir también para recordar todos los muertos de la guerra civil en el frente y la retaguardia, así como las víctimas de la represión del régimen dictatorial” (diplomacia vaticana en estado puro). En abril de 2021, las negociaciones Abadía de Montserrat y Generalitat buscaron un acuerdo secreto que ahora se ha consumado: la retirada “voluntaria”, con nocturnidad y alevosía, del monumento al Requeté.
Mi derecho a amonestar
Jesucristo enseñó a los primeros discípulos cómo amonestarse: “Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano” (Mt, 18, 15-17). Ya he amonestado, y otros muchos también, por escrito y en privado, los desvaríos de muchos monjes de Montserrat. Ahora, este escrito es una amonestación simbólica ante toda la comunidad. Y en caso de silencio por ausencia de retractación, para mí serán tenidos por «gentiles y publicanos». No olvidaré otro consejo evangélico: “¡Tened cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo” (Lc, 17, 3). Pero tampoco puedo ignorar lo que San Pablo escribe a Tito: “Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, deséchalo” (Tito, 3, 10).
Mis amonestaciones son muchas, demasiadas, y por no amargarme y escandalizar, me ceñiré a unas cuantas reflexiones. Estas reflexiones tienen la intención de que la comunidad benedictina mire más su realidad, miserias y contradicciones que el preocuparse por hacer desaparecer el recuerdo de los que entregaron su vida por la Religión. Ahí van a modo esquemático mi protesta:
1.-Si ha sido retirado el Monumento al Requeté (por “franquista”), deberían retirarse todo recuerdo público del Abat Escarré, profusamente franquista hasta que por un asunto muy turbio fue desechado por su propia comunidad, y eso fue aprovechado para afirmar que había sido expulsado por Franco y convertirse así en un icono antifranquista. La verdad sobre escarré ha sido ocultada por los perros mudos.
2.-La Abadía, que parece querer mantener una equidistancia con la política, no ha dejado de confabular políticamente desde que Escarré tuvo que abandonar su puesto. Como bien explica Germinans Germinabit en una artículo titulado Franco y el abad Cassià M. Just: “En 1966 los monjes de Montserrat, con Escarré en Italia, eligen a Cassià Maria Just como su sucesor, un nacionalista pata negra sin pasado franquista, eso sí mucho más humano y permisivo que su antecesor. El abad ya mostró desde un principio su poca proximidad con el régimen de Franco, acogiendo en Montserrat diversas iniciativas de la oposición y del nacionalismo. Una de las más sonadas fue la creación de Convergència Democràtica de Catalunya en 1974, Allí empezaría una relación intensa inseparable entre Jordi Pujol y después sus sucesores con el monasterio y con el abad de turno”.
3.-La Abadía de Montserrat, se convirtió en refugio de comunistas y socialistas. Por ahí pasaron escondiéndose de la policía gentes como Pasqual Maragall (cuando pertenecía al Frente Obrero de Cataluña) o Jordi Borja (PSUC). En la revista de la Abadía, Serra d´Or, escribían intelectuales antifranquistas como Montserrat Roig (feminista y militante del PSUC) e infinidad de intelectuales marxistas, catalanistas y antifranquistas. En democracia muchos de ellos acabaron ocupando cargos en la Generalitat, en instituciones controladas por los socialistas y, por supuesto, recibiendo la Cruz de sant Jordi. Perros mudos.
4.-Mientras el Abad Cassià Just, viviendo Franco, se convertía en un símbolo para el nacionalismo catalán y la disidencia de izquierdas, se acallaron los casos de pederastia que se estaban produciendo en la comunidad. El silencio fue tal que hasta sólo hace poco tiempo ha saltado a la luz el caso del Germà Andreu (el monje Andreu Soler), definido por la prensa como una “depredador sexual”. Gracias a los ingentes recursos económicos de la Abadía se llegó a un acuerdo con los familiares de los afectados para mantener el silencio. Perros mudos.
5.-Durante el gobierno del Abad Cassià, todo un lobby homosexual se hizo con el control a la sombra del monasterio. Esto provocó una de las crisis más duras y ocultadas de la vida de la comunidad. Cuando el sucesor de Cassià, Sebastià M. Bardolet, intentó ponerlos en su sitio, este sector demostró su fuerza y obligó a Bardolet a renunciar al cargo. Mientras, Cassià Just, en sus últimos años se manifestó públicamente en favor de los métodos anticonceptivos y de la eutanasia pasiva, y criticó la actitud de rechazo de la jerarquía católica hacia los homosexuales, así como las negociaciones con ETA. Mientras, la jerarquía callaba. Perros mudos.
6.-La conciencia me permite seguir ahondando en temas dolorosos para cualquier creyente e hijo de la Iglesia. Lo expuesto hasta ahora era necesario para pedir que la comunidad cumpla el mandato evangélico de no mirar la paja en ojo ajeno sin atender la viga en el ojo propio. Querer dar lecciones de pureza democrática y antifranquismo, exigiría reconocer los errores propios y dejar que nuestros muertos descansen en paz. ¡Qué fácil es decir que la Iglesia no puede mezclarse en política!, como tantos eclesiásticos catalanistas me han dicho. Pero ello contrasta con todas las facilidades y medios que ha puesto Montserrat para que el independentismo siga fructificando. La comunidad no tuvo reparo alguno en manifestarse en favor del derecho de autodeterminación. Perros mudos.
Callo ahora mi amonestación pública. He leído varias veces el libro de Mn. Salvador Nonell sobre el Tercio de Montserrat o el Así eran nuestros muertos. Los relatos de los sacrificios, de fe, de espíritu martirial, de valentía y pureza de ideales de los requetés catalanes, de su nobleza consolando en sus brazos a enemigos moribundos, estremecen. O la piel se te pone de gallina cuando se relata como lograban hacer llorar a los republicanos, que al otro lado del Ebro lloraban cuando por la noche oían cantar a todo el tercio el Virolai a la Moreneta; y así muchos en el bando republicano decidían pasarse al bando nacional.
Rezo, rezo mucho por las almas que hacen perder almas. Pido, pido mucho, la intercesión de los caídos en el Tercio de los mártires de la persecución religiosa. Rezo no por un régimen político sino por la salvación de nuestras almas, por las almas de los verdugos, para que Dios haya perdonado tanta injusticia. No, no soy ultraderechista, soy católico y perdono en la medida de mis fuerzas y reparos a los enemigos. Mi ilusión es la restauración espiritual y social de una Cataluña, en una España,, por la que lucharon nuestros Requetés. Y aunque desaparezca para siempre el monumento profanado, no me podrán quitar su recuerdo, ni matar mi memoria, ni manipular la realidad de lo que aconteció y que acontece.
Ahora callo y rezo, pero no como los perros mudos que denunciaba Isaías. Ya llegará el momento de bramar la Verdad como Dómini canis.
Javier Barraycoa
[1] Los centinelas de Israel, o llamados Atalaya, según el profeta Ezequiel son los que: “los que oyen la Palabra de Dios y son comisionados a amonestar al pueblo” (Ez, 3, 17).
[2] Ya avisaba en su San Pedro: “Así como hubo falsos profetas en el pueblo de Israel, también entre vosotros habrá falsos maestros. Introducirán novedades dañinas” (II Pedro, 2, 1).
[3] Para el Pueblo Judío, y la Iglesia, la incineración de los cuerpos era repudiable. Los cuerpos debían ser enterrados para esperar la resurrección de la carne. De ahí esta obra de caridad.
FIRMA: por la restauración en su lugar del Monumento al Requeté en Montserrat
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