Eugenio Trujillo Villegas – Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción

El pasado 2 de febrero el Papa Francisco recibió a Gustavo Petro en su despacho del Vaticano. Este ex guerrillero, responsable de decenas de actos terroristas, de secuestros y de asesinatos perpetrados por el desaparecido M-19, que nunca fue amnistiado ni indultado, es ahora el candidato marxista a la presidencia de Colombia.

         La noticia ha producido perplejidad en el mundo. Aunque no es novedad que Francisco tiene grandes afinidades con los líderes de la izquierda latinoamericana. Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Cristina Kirchner, Evo Morales. Lula da Silva, Rafael Correa, Michelle Bachelet, y muchos otros depredadores del orden social cristiano, han encontrado en el Papa un apoyo incondicional para imponer el socialismo en sus respectivos países.

         Al recibir a Petro, el Papa se convierte en un participante más del debate político colombiano, pues el próximo mes de mayo será elegido un nuevo presidente. Y no es la primera vez que Francisco interviene en asuntos políticos de Colombia, pues cuando se realizó el plebiscito de 2016 para refrendar el Acuerdo de Paz con las FARC, el Papa invitó a los católicos de Colombia a votar por el SI, para que respaldaran ese Acuerdo infame.

         A pesar de esa desafortunada intervención, en el plebiscito triunfó el NO, pero el resultado se lo robó el gobierno de Santos. El tiempo transcurrido desde entonces solo ha demostrado que la implementación del Acuerdo está conduciendo a Colombia hacia su destrucción, ha empoderado a la guerrilla y a la extrema izquierda marxista, produjo la más rampante impunidad de los crímenes cometidos por la guerrilla de las FARC y aumentó la violencia terrorista.

El comunismo es contrario a la Iglesia Católica

         Todos estos males sumados son los que Petro pretende imponer a Colombia, destruyendo los valores de la Civilización Cristiana en nuestro País, pues él es exactamente la antítesis de esos valores.     

         Se impone entonces un dilema a los católicos: ¿Qué pensar de esta actitud del Papa a favor del candidato marxista? ¿Esas actuaciones públicas del Papa son infalibles? El Vaticano podrá dar las explicaciones que quiera, pero la realidad es que esta audiencia es un claro y decidido apoyo político a Petro, sin importar que para amainar el escándalo el Papa reciba después a otros candidatos.

         La infalibilidad del Papa solo es pertinente en casos de fe, de doctrina y de moral. Para que una decisión del Papa esté cobijada por el principio de la infalibilidad pontificia, y en consecuencia se convierta en un dogma de la Iglesia, debe ser proclamada en forma explícita y pública, haciendo uso de su poder y autoridad como Vicario de Cristo en la tierra. Y debe proclamar explícitamente que dicho dogma es infalible ante los ojos de Dios y de los hombres.

         La última vez que un Papa ejerció el poder de la infalibilidad fue Pío XII, en 1950, cuando proclamó el dogma de la Inmaculada concepción de la Santísima Virgen María. Todo lo que haga el Papa Francisco a favor de la izquierda, del socialismo, de la auto-demolición de la Iglesia que él tanto promueve, no hace parte de esa autoridad infalible. En materia política y diplomática los Papas se han equivocado muchas veces a lo largo de la historia, y eso es lo que sin duda se repite ahora.

         Es una más de las muchas actitudes del Papa Francisco que van conduciendo a los católicos hacia la confusión. Y no apenas porque apoya a un candidato marxista, que además practica en público la brujería satánica para alcanzar sus fines políticos. También porque sus confusas posiciones morales, doctrinarias y políticas ponen en duda la doctrina milenaria de la Iglesia en asuntos tan importantes como el celibato sacerdotal, el “matrimonio” homosexual, la devastación homosexual que sacude a la Iglesia, la ideología de género, el culto pagano de la pacha mama, para solo citar algunas.

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Petro no será presidente de Colombia     

         Colombia sabe perfectamente quien es Gustavo Petro. Aunque reciba la bendición del Papa Francisco, jamás será presidente. El País sabe que su programa electoral socialista nos conducirá a la miseria, a la destrucción de la propiedad y de todas las fuentes de empleo, al desmantelamiento del Estado y a la pérdida de las libertades legítimas. De llegar a la presidencia, Petro será el causante de que millones de colombianos se dispersen por el mundo pidiendo un mendrugo de pan, como lo hacen ahora los venezolanos, gracias al sátrapa de Nicolás Maduro, que también es amigo del Papa y aliado de Petro.

         Así como los católicos no nos dejamos seducir por las orientaciones del Papa Francisco, y ganó el NO en el Plebiscito sobre el Acuerdo de paz, pues ahora tampoco Petro ganará las elecciones presidenciales.  

         Terrible esta crisis de la Iglesia, que padece una de sus noches más oscuras bajo el pontificado de Francisco. El Papa, en vez de proclamar la luz del Evangelio de Cristo, nos quiere precipitar en las tinieblas del comunismo. En vez de defender el rebaño de Cristo que le ha sido confiado, lo entrega a los lobos para que lo devoren. En vez de defender la ortodoxia milenaria de la Iglesia, intoxica a los fieles con la confusión de sus decisiones políticas, que lo han convertido en el líder indiscutible de la izquierda global, según lo afirma The Wall Street Journal. (Cfr. The WSJ. Dic 24 de 2016).

         “… Apacienta mis corderos” (Juan 21, 15), le dijo Nuestro Señor al apóstol Pedro, consagrándolo como el primero de los Papas, en el supremo Pastor del rebaño, en el jefe de la Iglesia. Cuán lejos está Francisco de ese mandato, cuando tanto favorece a quienes quieren destruir la Iglesia.

         Febrero 6 de 2022 – trujillo.eugenio@gmail.com 

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