La Convención Constitucional ha reconocido su ADN ideológico: la ecología profunda y el feminismo radical. Sin embargo, pocos saben que el origen de esa ideología viene de la Teología de la liberación:
Pida su libro: “Desde la teología de la Liberación a la teología ecofeminista”.
Todas las propuestas de las Comisiones de la Convención están impregnadas de esta ideología. De acuerdo a ella, la mujer y la Madre Tierra habrían sido explotadas por el afán de lucro de la sociedad consumista y por la supremacía del hombre.
Luego, de acuerdo a la mayoría aplastante de los Convencionales, la solución está en tres medidas concretas.
- Acabar con la propiedad sobre los medios de producción, especialmente en la minería, bosques y “maritorio”, dejando esas zonas bajo el control de los “pueblos originarios”; que no contaminan ni lucran;
- Promover el aborto general para que la mujer pueda disponer de su cuerpo libremente; reconociendo constitucionalmente los “derechos sexuales y reproductivos”, es decir el amor libre sin consecuencias;
- Organizar todos los aparatos del Estado de modo autogestionario para que cada comunidad decida sus leyes y aplique sus costumbres y sus propios símbolos al interior de estos reductos semi tribales. Para ello, poner fin al Estado unitario.
Todos estos objetivos hacen parte de la teología ecofeminista que denunciamos ya en el año 2011 en el libro: “Desde la teología de la Liberación a la teología ecofeminista”.
Los adeptos a esta “teología ecofeminista” -religiosas, Universidades y congregaciones católicas- suman a la hermenéutica marxista del oprimido, las reivindicaciones radicales del feminismo y la llamada “ecología profunda”.
De acuerdo a sus postulados, las mujeres deben “concientizarse” de la subordinación que el cristianismo les ha impuesto, especialmente en su “genitalidad” y, en consecuencia, consideran que tanto el aborto cuanto las relaciones homosexuales forman parte de sus “derechos”.
La visión de la Tierra, como ente sagrado, las hace promover un “decrecimiento” económico y un rechazo a toda intervención del hombre sobre ella. Por esta razón exaltan la vida tribal de los pueblos originarios y el llamado “Buen vivir”.
A pesar de sus postulados contrarios a la moral y a las Sagradas Escrituras, esta pseudo teología recibe, desde hace años, desconcertantes apoyos dentro de algunas congregaciones e importantes universidades católicas.
Pida su libro: “Desde la teología de la Liberación a la teología ecofeminista”.
Se sorprenderá de ver que lo que hoy postulan los Convencionales de la izquierda, ya lo promovían religiosas chilenas, hace más de una década atrás.
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Lamentablemente han contado con entera impunidad de parte de los responsables eclesiásticos.
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