Por: Luis Alfonso García Carmona

Todo parece indicar que le ha llegado a Colombia la hora de ser subyugada por el sistema totalitario marxista, encarnado en la candidatura del exguerrillero Gustavo Petro. 

• Continúa a la cabeza como el candidato que sería más votado en todas las encuestas.
• Sus movilizaciones por diferentes ciudades con multitudes transportadas revelan una monstruosa fuente de financiación.
• Los medios de comunicación, que se mueven al impulso de las pautas y del cobro por las apariciones de los candidatos, se han encargado de saturar a la opinión pública con la imagen del incendiario candidato, relegando a un secundario plano a los demás aspirantes.
• Se ha aprovechado esta ventaja mediática para propagar irrealizables propuestas como las de suspender la extracción de petróleo y carbón, repartir el presupuesto a manos llenas a través de subsidios, emitir papel moneda sin respaldo alguno, expropiar fincas productivas, etc. lo cual causará la ruina de la economía, pero servirá para la conquista de millones de votantes poco enterados y fácilmente manipulables.
• Sindicatos comunistas como la CUT y FECODE, grupos guerrilleros como FARC y ELN, comunidades indígenas sometidas a corruptos líderes de izquierda, y partidos comunistas camuflados con engañosas denominaciones apoyan la extremista aspiración de tomarse el poder. Como lo hicieron Castillo en Perú y Boric en Chile.
• La instauración del socialismo del siglo XXI está orquestada por el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, con el apoyo de las dictaduras de Cuba y Venezuela, la complicidad de la ONU y de los países social- comunistas como España y, hasta con la bendición del Papa.

Confluye este tétrico panorama con la debilidad del gobierno de Duque, que abandonó los postulados de Seguridad Democrática que habían logrado devolver la tranquilidad al país, poner de rodillas a la guerrilla, disminuir drásticamente el ilegal tráfico de cocaína y enderezar la actividad económica. 

Por el contrario, se empecinó en dar toda clase de ventajas a quienes están interesados solamente en llegar al poder para destruir la Democracia y el Orden. Desconoció su obligación de garantizar la seguridad a los ciudadanos permitiendo que durante dos meses la violencia financiada por el ELN y las FARC y alentada por el candidato presidencial Petro destruyera las ciudades, hiciera colapsar la economía y vulnerara los legítimos derechos de los ciudadanos. Tampoco cumplió su promesa de fumigar los cultivos de coca que se han cuadruplicado desde que se firmó el funesto pacto con las FARC. Continuó gobernando con la camarilla de J.M. Santos, lo que ha producido la desbandada que se observa en el partido que le encumbró a la Presidencia.

Súmese a lo anterior el desconcierto reinante entre la opinión adversa a la ideología marxista-leninista, que carece de un candidato que aúne sus fuerzas e interprete fielmente los deseos de orden, seguridad, legalidad, respeto a la propiedad privada, defensa de la familia, destierro de la corrupción y del narcotráfico, desmonte del paquidérmico aparato burocrático, fomento de la generación de empleo y reforma a fondo de la Justicia.

Todo parece estar consumado pero, para salir del abismo, es necesario ante todo tomar conciencia de la catástrofe a la que nos enfrentamos. Aprendamos de la historia reciente. Nos basta con mirarnos en el espejo de nuestros vecinos.

Si no existe un verdadero líder que capitanee la batalla, convirtámonos cada uno de nosotros en nuestro propio líder y pasemos a la acción con acciones concretas, como las siguientes:

1.- Votemos masivamente en las elecciones para el Congreso por candidatos que compartan nuestros ideales: Analicemos sus actuaciones, no su propaganda política.

2.- Escojamos en la primera vuelta presidencial a quien más se ajuste a lo que el país requiere: Derrotar al comunismo e iniciar la reconstrucción del país en todos los órdenes.

3.- Si Petro pasa a la segunda vuelta, unámonos alrededor de su oponente para salvar a Colombia de las garras del castro-chavismo.

4.- Cualquiera que sea el resultado de las urnas, comencemos ya a conformar una gran fuerza de opinión que se convierta en un dique contra la imposición del modelo socialista y de la ideología materialista y atea que destruye nuestras tradiciones, afecta nuestra seguridad y nos conduce a la miseria. Ya estamos en esa tarea desde Alianza Reconstrucción Colombia. 

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