Aunque nos neguemos – consciente o inconscientemente- a reconocerlo, nuestro país, tal como lo conocemos, está condenado a desaparecer en pocos meses. Olvidémonos de volver a votar en elecciones libres; el derecho a expresar nuestras opiniones en la calle o en los medios será eliminado; las oportunidades de trabajar o abrir negocios para derivar de ellos un sustento para nuestras familias dejarán de existir; la economía entrará en una bancarrota sin salida, como ha ocurrido en todos los países que han permitido la entrega del poder al totalitarismo social-comunista.
No es una pesimista predicción sino la consecuencia de los hechos políticos que hemos venido analizando y su correlación con los procesos históricos del último siglo en todas las latitudes. Lamentamos no compartir otras visiones que pronostican la unión de las fuerzas de “centro” y “derecha” para derrotar al candidato del “castro-chavismo”, que no pasan de ser conclusiones nacidas del deseo, carentes de toda objetividad.
Los fines de la ciencia política son, como lo señala James Burnham :
“la descripción exacta y sistemática de los hechos públicos, la tentativa de establecer correlaciones entre series de estos hechos con el propósito de descubrir leyes y, mediante estas correlaciones, la tentativa de predecir, con cierto grado de probabilidad, los hechos futuros”. (Los maquiavelistas Defensores de la libertad, Emecé Editores, 1945, pag. 45)
Lo que estamos presenciando es el deplorable espectáculo de unas masas desorientadas por la multiplicidad de aspirantes y la carencia casi absoluta de propuestas de fondo para eliminar la descomposición social causada por el narcotráfico, el cogobierno con las FARC, la inseguridad, la corrupción, la destrucción de la familia, la pobreza, la ausencia de Justicia, el desempleo y el desmesurado crecimiento del gasto público.
Pretender que una masa desintegrada, sin un líder capaz de aglutinarla y sin banderas que levanten su ánimo salga a votar masivamente carece de toda seriedad. Ya lo predijo Nicolás de Maquiavelo en El Príncipe, Capítulo 19 : “ La pasividad política es por lo tanto la característica prominente de las mayorías”.
En el caso de las elecciones del 2022, más que en cualquiera de los comicios anteriores, han apelado los socialistas criollos al engaño del electorado con el “neolenguaje socialista” tildando a los generadores de empleo de “capitalistas explotadores”, catalogando a los defensores del plebiscito que rechazó la entrega del país a las FARC como “fascistas” o “guerreristas” y acudiendo a la mentira y a la difamación para ocultar sus propias iniquidades y socavar el prestigio de sus oponentes.
Completa este dramático cuadro la ineptitud de un gobierno timorato que ha permitido el avance de la estrategia aprobada por el Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla, con la complicidad de una Justicia infiltrada por el marxismo cultural y una educación en poder de sindicatos y rectores proclives a la ideología comunista.
Carece Colombia de un gran movimiento que estamos llamando a constituir para plantar cara al avance del comunismo y conducir la Reconstrucción de Colombia enmarcada en la defensa de : la fe, la vida, la familia, la propiedad privada, la patria, las libertades y los derechos universales.
Por: Luis Alfonso García Carmona, Presidente de Alianza Reconstrucción Colombia
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