Este sábado 17 de febrero el Carlismo ha vuelto a llevar la esperanza a un rincón de España: Granada.

Las Jornadas Tradicionalistas han sido todo un éxito, lo que demuestra, por una parte, que cuando los diferentes grupos carlistas se unen en la realización de un acto común, este es un éxito. Y por otra, que cuando los carlistas salimos de nuestro espacio de confort y hacemos actos públicos, muchos hombres de buena voluntad responden.

En Granada, los diferentes grupos participantes cedieron con generosidad su propio protagonismo al Tradicionalismo, y el Tradicionalismo triunfo a pesar de la persecución. Y es que nuestros enemigos (sean los que sean, fuego amigo o fuego enemigo), llamarón a las monjas del Convento donde se iba a celebrar el acto para aterrorizarlas por nuestra presencia. Y las monjitas, poco amigas del escándalo, decidieron revocar la autorización para usar la sala en donde estaba pensado celebrar las conferencias y el comedor en donde celebrar el posterior brindis y la comida.

Sin embargo, los organizadores, con ingenio y rápidos reflejos enseguida encontraron la solución, y se celebró el acto, con mayor realce aún, en un restaurante cercano. Y decimos con mayor realce por cuanto si bien los que anunciaron su presencia en el acto eran ya numerosos antes de que el diario Público cargara contra el acto, a raíz de esta carga, y de la prohibición del acto, aumento la concurrencia al mismo.

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