“La conjuración satánica se ha infiltrado en la Iglesia profunda”(Arzobispo Carlo María Viganó)
Los pueblos de todo el mundo se encuentran atemorizados ante lo que han dado en llamar la pandemia del Covid 19 y sus variantes. Es razonable. Las contradicciones con las vacunas y sus ocultados efectos secundarios; la sospechosa disparidad en la cifra de decesos, según países, por ejemplo, dicen que en China, país en el que se originó el brote, la cifra de muertes asciende al millón de personas, mientras que los decesos en Europa con una población similar o quizá algo menor, superan en más de 560.000 personas dicha cifra y a pesar de la existencia de tantos organismos oficiales, dentro y fuera de nuestro país, la sociedad observa desconcertada que no se le da explicación plausible alguna. ¿Seremos los europeos menos resistentes que los asiáticos, o quizás la redoma abierta en Europa tenía un virus más concentrado?
Sin embargo, la peor de todas las pandemias es esa masiva infiltración masónica mundial que venía produciéndose de tiempo atrás, de la cual, sucesivos Papas alertaron de su peligro. Hay más de 20 documentos pontificios de la Iglesia desde 1738 condenando a la masonería como contraria al catolicismoy ni uno sólo a favor. Pasarán cincuenta años y , a pesar de Pascendi de San Pio X en 1907, de el Código de Derecho Canónico de 1917 − que describía a la masonería como una organización que conspiraba contra la Iglesia− y de Humani generis de Pio XII en 1950, la secta de los modernistas asaltando los puestos de influencia dentro de la Iglesia aprovechando el concilio Vaticano II, impondrán y presentarán al mundo el nuevo tipo de iglesia.
Después del Concilio Vaticano II la masonería campó por sus respetos, de modo que ha conseguido dar la vuelta a la sociedad como si de un calcetín se tratara. Últimamente este virus encenaga todo. Les falta apoderarse, como decía en 1988 el obispo Marcel Lefebvre, en «La silla de Pedro, los puestos de autoridad de Roma están ocupados por anticristos«. No le faltaba razón y a ello van, para satisfacer su anhelo máximo: destruir a la Iglesia desde el corazón de la misma. Estamos en el centro del combate del Apocalipsis en que se sustituye el culto rendido a Dios por el culto rendido a Lucifer, lo que no es posible sino con la destrucción de la Iglesia Católica y de la Civilización Cristiana. Es el objetivo del gobierno mundial según los masones Giuseppe Mazzini y Albert Pike: “Los ciudadanos recibirán la verdadera luz a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer, revelada al público luego de la destrucción de la Cristiandad”.
Aquella que el Padre Pío de Pietrelcina llamaba la “infame secta de la Masonería” quiso así vengarse de Él. Franco Adessa recuerda el discurso pronunciado en una logia de París: “A fuerza de ultrajar a Cristo, aboliremos su gloria. Un día el Príncipe de este mundo, Satán, nuestro Maestro, triunfará sobre Cristo y será adorado como el verdadero Dios”, y esta estrategia bien conocida: “Corromperemos al pueblo a través de los sacerdotes y a los sacerdotes a través de nosotros”, “hagan que el clero marche bajo nuestras banderas pensando que lo hace bajo la de las llaves apostólicas”.
En 1956 el Padre Pío se reunió con el sacerdote Luigi Villa, al que impuso la tarea de
dedicar su vida a combatir la Masonería Eclesiástica. Le dijo:Tú tienes que dedicar toda tu vida a defender a la Iglesia de Cristo de la obra de la Francmasonería, especialmente de la Francmasonería Eclesiástica. “Coraje, coraje, porque la Iglesia ya está invadida por la Masonería. La Masonería ha llegado ya hasta las pantuflas del Papa”. Durante toda su vida el P. Villa luchó contra la alta masonería eclesiástica siguiendo las directrices del Padre Pío y la ayuda de Dios que le salvó de varios intentos de asesinato.
En 1962 da comienzo el Concilio Vaticano II y con él se inicia un declive de lo sagrado en la Iglesia Católica que ha ido aumentando. Lo sagrado ya no cuenta; la Divina Eucaristía que es la Vida de la Iglesia, anda de mano en mano como si fuese una galleta. No hay vocaciones sacerdotales, muchos conventos y parroquias se están cerrando por falta de sacerdotes. La Iglesia en muchos lugares, es simplemente una ONG.
Montini, luego Pablo VI, colaboró estrechamente con Juan XXIII en la organización del Concilio Vaticano II y fue su sucesor. Como tal, dio continuidad a la renovación emprendida en la Iglesia. Su discurso en 1965 ante la Asamblea General de la ONU, entusiasmó a los progresistas,− ahora llamados globalistas, pertenecientes siempre a la cúpula de la masoneria−, así como su amplia política ecuménica y de acercamiento a los problemas del mundo. Fueron hasta 1970, los años de las encíclicas Ecclesiam suam y Populorum progressio, pero algo le hizo cambiar.
Escribió entonces las encíclicas Sacerdotalis coelibatus (1967) y Humanae vitae (1968) que tanto disgustaron a los miembros de la secta que las tildaron de retroceso. No se lo perdonaron. Siguiendo los mismos usos contra aquellos que se oponen a sus designios, −utilizados en otros casos (anteriores y posteriores)−, utilizaron la escala que su viaje por Asia tenía en Manila para atacar al Papa Montini. Así que el día 27 de noviembre de 1970, aprovechando el momento de los protocolarios saludos a las autoridades, vieron la ocasión propicia para introducir a un individuo ajeno a las personalidades, que, disimulando con una cruz en la mano izquierda, llevaba oculto un puñal en la diestra. Se acercó al Papa y le asestó una puñalada dirigida al corazón que solo le causó heridas leves. ¿Quién era el agresor? Un “tonto útil” más. El pintor boliviano Benjamín Mendoza y Amor Flores[1].
Esta lucha tratando de conciliar lo aprobado en el Vaticano II, pero que al mismo tiempo se mantuviera la ortodoxia en contra de lo deseado por el liberalismo, le causó tan gran dolor, que en la festividad de San Pedro del año 1972, el Papa Pablo VI
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no pudo evitar el comentario: “Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios”.
Llevaba razón como pudimos comprobar en el breve periodo papal de Juan Pablo I. El 5 de septiembre de 1978, el recién elegido papa Luciani recibió en una audiencia privada en El Vaticano al arzobispo ruso Nikodim, «que era uno de los exponentes de mayor prestigio de las iglesias ortodoxas», Metropolita de Leningrado y Novgorod, su Iglesia le había encargado fomentar el diálogo ecuménico con la Iglesia católica y con las demás confesiones cristianas. Nikodim, hombre joven (49 años), murió súbitamente en la biblioteca privada del pontífice tras los primeros sorbos de una taza de café. El Papa, llamó a su médico personal inmediatamente, pero el Metropolita estaba ya muerto, sin duda, envenenado. Saltándose todas las teorías acerca de las diferencias entre la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica, el Papa le dio inmediatamente la bendición y los primeros auxilios. La masonería empleaba sus armas para impedir que se cumpliera la predicción del segundo secreto de Fátima[2].
Este terrible hecho, le recordó al Papa Luciani la conversación mantenida cuatro días antes con el periodista Mino Pecorelli (un masón arrepentido de la Logia P2) que había contactado con él nada más llegar al pontificado para ponerle en antecedentes del resultado de sus investigaciones sobre la masonería. En la lista que le facilitó figuraban 124 miembros de la Curia, cardenales, obispos y altos cargos. El Papa Luciani se proponía analizar caso por caso. No le dejaron. No le permitieron tomar medida alguna. No murió con Nikodim, sino 23 días después y también de forma muy extraña no aclarada suficientemente en el momento. Sin embargo, en 2019, un personaje, sobrino del “padrino” de la mafia Charles ‘Lucky‘ Luciano, llamado Anthony Raimondi, trabajador en el Vaticano −introducido por su primo el arzobispo Marcinkus para vigilar los hábitos de Juan Pablo I con la intención de darle una fuerte dosis de Valium antes de envenenarlo con cianuro−. Confiesa Raymondi que él le dio el tranquilizante y que después vio a Marcinkus poniéndole con fuerza el gotero, en el que estaría el cianuro, sobre el Papa. El motivo por el que atentaron contra el pontífice tuvo que ver con un fraude multimillonario en el que Marcinkus (mafioso y masón) estaba implicado como director del Banco Vaticano y temía que se descubriera con la información de Pecorelli.
Paul Marcinkus era un miembro más de la suficientemente conocida lista Pecorelli, que tiene fecha de 1976. Muchos de los relacionados están ya, en el “oriente eterno” como dicen los de su secta y faltan algunos que se han significado en la labor de destruir a la Iglesia como los del Grupo de San Galle. Por ello, solo haremos hincapié en aquellas figuras clave en el origen y desarrollo de esta pandemia masónica. De entonces acá no ha surgido otro Mino Pecorelli que se exponga a ser asesinado como él por alertar sobre el peligro, de modo que para tener un criterio que nos ayude a distinguir entre los verdaderos y los falsos profetas, tenemos que guiarnos por lo que Jesús nos dijo y que recoge Mateo en 7,15-20: “Por sus obras los conoceréis”, motivo por el cual hemos incluido algún miembro que no figura en la lista, pero que le adornan todos los méritos para ello.
* Cardenal Sebastiano Baggio: Prefecto de la Sagrada Congregación de los Obispos (Ésta es una Congregación crucial para el nombramiento de nuevos obispos, responsable, por tanto, de nombramientos progresistas, que controló hasta su muerte en Roma el 21 de marzo de 1993.Secretario de Estado bajo el Papa Juan Pablo II desde 1989 a 1992. Nombre en clave masónica «SEBA.»
* Cardenal Agustín Bea murió en Roma el 16 de noviembre de 1968. En realidad Behayim, criptojudío y masón, «eminencia gris» del Concilio Vaticano II.
*Mons. Giovanni Benelli quien oficialmente acuñó la estrategia de guerra contra el Padre Villa. En reuniones con sus colaboradores, hablando del Padre Luigi, Monseñor diría: «¡Necesitamos silenciar a ese Padre Villa!». Pero cuando alguno objetó: «¡Su Eminencia,! más bien tenemos que probar que está equivocado», el Cardenal, irritado, replicó: «Bien, entonces ignorarlo y hacerlo ignorado!». Pero eso no fue suficiente, pues la voz del Padre Vila era su revista “Chiesa viva”.
* Monseñor Franco Biffi, Rector de la Universidad Pontificia de la Iglesia de San Juan lateranense. Director de esta universidad, controlaba lo que se enseñaba. Muerto en 2005. Confesaba a Pablo VI. «BIFRA.».
* Arzobispo Mario Brini,[3] (1908-1995). MABRI. Secretario para China, Oriente y los paganos. Miembro de las Comisiones pontificias para Rusia. Tuvo el control de la reelaboración del Derecho Canónico: Existían dos posturas: una minoritaria, que deseaba la renovación del canon 2335 (y, por lo tanto, la excomunión de los católicos pertenecientes a la masonería) y una mayoritaria, que propuso y obtuvo que ese canon no se reintrodujera y, por lo tanto, que no se aplicara la excomunión a los cato-masónicos. En los debates, el cardenal Joseph Ratzinger observó que la esencia de la masonería afirma el relativismo entre lo verdadero y lo falso, el bien y el mal. Es el mismo relativismo que alimenta la crisis moral de hoy. Por eso, la masonería constituye «un peligro extraordinario» y mucho «más sutil» que el comunismo”. A pesar de lo cual, en la resolución final de 1983, desapareció toda referencia a la masonería, a la excomunión y a los que maquinan contra las potestades civiles legítimas. Triunfo de la masonería.
Sin embargo, diez meses después, siendo Papa Wojtyla y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el entonces cardenal Ratzinger hizo unas declaraciones sobre las asociaciones masónicas que El Osservatore Romano sintetizó diciendo: “Inconciabilidad entre la fe cristiana y la masonería”. Otro motivo más contra el hoy Papa emérito Benedicto XVI.
*Arzobispo Annibale Bugnini [4](1912-1982) miembro de los padres Lazaristas o paúles. Desempeñó un papel decisivo en la reforma litúrgica que siguió al Concilio Ecuménico Vaticano II, como secretario de la Comisión para la liturgia. Autor del Novus Ordo Missae. que ha destruido la Misa Tradicional Desterrado a la nunciatura en Irán por Pablo VI. «BUAN.»
*Loris Capovilla Arzobispo, nuevo Obispo de Chieti, y por lo tanto el Superior del Padre Villa, habló con el Padre más de una hora, tratando de convencerlo de que no escribiera más artículos contra el comunismo, ¡porque – dijo – el Comunismo Soviético vencerá y debemos estar en buenos términos con Moscú!. Capovilla fue antiguo hombre de confianza del Obispo de Padua, Mons. Girolamo Bortignon – uno de los peores enemigos del Padre Pío–. secretario personal del Papa Juan XXIII y posteriormente de Paulo VI desde 1963 a 1967.
*Cardenal Agostino Casaroli, Secretario de Estado con el Papa Juan Pablo II desde el 1 de julio de 1979 hasta su retiro en 1989. Nombre masónico CASA. Favoreció la Ostpolitik para normalizar las relaciones con las naciones de la Europa del Este incluyendo la Alemania Oriental, en sintonía con Pablo VI quien bloqueó la iniciativa de quinientos padres conciliares que solicitaron la condena del comunismo. El Cardenal mártir Joseph Mindszenty, degradado por el Papa Paulo VI porque no quiso tender la mano al Comunismo, dejó Roma por Viena, donde tuvo una reunión con el Padre Villa: «¡Créame, Paulo VI entregó países cristianos íntegros en manos del Comunismo!».
El terrorista turco Mehmet Ali Agca, autor del atentado contra el papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, acusó el 11 de noviembre de 2010 al propio Vaticano de estar detrás del fallido magnicidio, «En declaraciones en exclusiva a la televisión pública turca TRT, Agca culpó al entonces prosecretario de Estado del Vaticano, Agustino Casaroli, de haber sido el cerebro que supuestamente orquestó el asesinato del Papa.
*Luigi Dadaglio, Nuncio del Papa en España. Arzobispo de Lero. Artífice de la «revolución» en la Iglesia española dando paso a las crecientes ideologías laicistas. Se mostró especialmente beligerante con el General Franco en los últimos años de enfermedad y vejez de éste. «LUDA
* Lienart, Achille. Cardenal. Gran Maestro masón de alto grado. 30, Caballero Kadosh[5], antes de ser Obispo de Lille, Francia. Encargado de reclutar nuevos masones. Fue el jefe de las fuerzas «progresistas» en el Concilio Vaticano II. Cometió gran herejía al ser consagrado obispo siendo masón.
* Macchi, Pasquale. Ya mencionado anteriormente. Cardenal. Prelado de Honor y Secretario Privado del Papa Pablo VI hasta que fue excomulgado por herejía. Fue reintegrado por el Secretario de Estado Jean Villot y nombrado Cardenal. Surge la duda de si fue ascendido por fraternidad masónica. «MAPA.»
*Marcinkus, Paul. Arzobispo. Natural de Cicero, Illinois. Presidente del Instituto de enseñanza Religiosa. Llamado con el espiritual apodo de «GORILA». Culpable de los delitos y escándalos financieros de finales de los años 70. Inmortalizado en la tercera parte de «El Padrino». Nombre en clave «MARPA.» Vinculado a la logia P2.
* Noe, Virgillio. Cabeza de la Sagrada Congregación del Culto Divino. Él y Bugnini pagaron a 5 ministros protestantes y un rabino judío para que elaboraran el Novus Ordo Missae. Miembro de la masonería desde el 4-3- 61. «VINO.»
* Sergio Pignedolli. Miembro de la Alta Vendita. Presidente del Secretariado para las Religiones no Cristianas. Es quien hace comunes las fiestas musulmanas del Ramadán para los católicos. Convencido de la igualdad de las «tres grandes religiones monoteístas».
* Mons.Pío Vito Pinto. Adjunto de la Secretaría de Estado y Notario de la Segunda Sección del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. «PIPIVI.», Decano de la máxima autoridad de la Iglesia católica en procesos de nulidad, pronunció una conferencia en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. De manera enérgica, ha puesto de manifiesto que estos cuatro cardenales, Walter Brandmüller, Raymond Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner que preguntaron al Santo Padre algunas dudas de la Amoris Laetitia, han incurrido en un grave escándalo al publicar esta carta en los medios de comunicación. Otras personas dentro de la Iglesia también ponen en duda la reforma del Papa Francisco y están cuestionando «dos sínodos de obispos sobre el matrimonio y la familia ¡no un sínodo sino dos! Un ordinario y otro extraordinario. Monseñor contesta: “No se puede dudar de la acción del Espíritu Santo”.(No pierdan de vista que habla más por su afinidad masónica que por su preparación teológica y su devoción católica).
* Poletti, Ugo. Cardenal. Vicario de Su Santidad en la Diócesis de Roma. Controla el clero de Roma desde 3-6-73. Miembro de la Sagrada Congregación de los Sacramentos y del Culto Divino. Él es Presidente de los Trabajos Pontificios y de la preservación de la Fe. También Presidente de la Academia de Liturgia. «UPO.»
* Rizzi, Monseñor Mario. Sagrada Congregación de Ritos Orientales. Nombrado como «Prelado Obispo de Honor del Santo Padre». Trabaja bajo la órdenes del masón de alto grado Mario Brini en la manipulación del Canon de Leyes. «MARI,» «MONMARI.»
* Suenens, Leo. Cardenal. Protector de la Iglesia de San Pedro ad Vincula, en el exterior de Roma. Promueve el Pentecostalismo Protestante (carismáticos). Destructor de muchos dogmas de la Iglesia cuando trabajaba en las tres Sagradas Congregaciones: 1) Propagación de la Fe; 2) Ritos y ceremonias litúrgicos; 3) Seminarios. «LESU.»
* Villot, Jean. Cardenal. Secretario de Estado con el Papa Pablo VI. Prefecto de: La Sagrada Congregación para los Institutos Religiosos y Seculares; (presidente) Administrador del Patrimonio de la Santa Sede. Prácticamente, controlaba los asuntos exteriores del Vaticano y las Sagradas Congregaciones más importantes. Fue Camarlengo, es decir, gobernará la Iglesia hasta que se elija un nuevo Papa]. Proviene[6] de una familia francesa que produce, de padre a hijo durante los últimos dos siglos, Grandes Maestros de la Francmasonería y los Rosacruces-«JEANNI,» «ZURIGO.»
En conclusión, los relacionados: Bea, Casaroli, Villot, Bugnini, Lienart, Suenens, Marcinkus, Dadaglio, Baggio, etc. son masones, pero no son los únicos masones haciendo daño. Por desgracia, decenas de obispos más, distribuidos por todos los países, forman esa red clandestina, que ha guiado la destructiva política eclesiástica durante los últimos cincuenta años, que, lamentablemente, perdura y transmite sus malévolas enseñanzas, razón por la que es preciso conocer sus tramas para no dejarnos atrapar por ellas.
Sin embargo, no debemos caer en la desesperanza. Estos individuos poco tienen que ver con el Cuerpo Místico de Cristo que continúa en la historia su misión de salvación eterna de las almas, con miembros dignos de todo respeto y seguimiento. Dios no nos abandona, sigamos sus enseñanzas y confiemos en Él.
- [1] Aunque no les resultó todo lo útil que se habían propuesto, consiguieron que el caso no fuera suficientemente investigado y debido a la fraternal ayuda que se prestan entre los masones, Mendoza tuvo grandes ventajas en la cárcel durante el corto espacio de tiempo que estuvo preso y fue liberado bajo la ridícula fianza (de 533 libras esterlinas, aproximadamente 700 dólares). Quienes liberaron a Pablo VI de ese intento real de asesinato fueron dos masones: su secretario personal Pasquale Machi y un joven cardenal americano, Paul Marcinkus, que viendo el fracaso del atentado, decidieron actuar en sentido contrario.
- [2] Deseo la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y a la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atendieran a mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, pero al fin mi Corazón Inmaculado triunfará.
- [3] La familia del arzobispo Brini demandó al editor de Lo que el viento se llevó en el Vaticano para que destruyeran todas las copias del libro escrito por Los Milenarios, (al parecer dirigidos por monseñor Marinelli) porque consideraban que monseñor Brini aparece reflejado no muy positivamente. Tampoco el arzobispo de Palermo, Salvatore De Giorgi, Justin Francis Rigali, arzobispo de San Luis, Claudio Gugerotti, número tres de la congregación para las Iglesias Orientales, y algún otro. El leitmotiv del libro es la denuncia del arribismo, los clanes, los ascensos no por méritos sino por servidumbre. Esta clara acusación motivó a defenderlo al cardenal Vincenzo Fagiolo (pidió que el Vaticano diera un corte a las promociones fáciles) y Bernardin Gantin (quien pidió que un obispo una vez nombrado no debería usarlo como un trampolín para objetivos más altos y ambiciosos). Ambos consideraban positivo para la Iglesia la regeneración que la reflexión del libro podía provocar. «Escribí estas páginas de rodillas, como en la oración«, dice monseñor Marinelli y de rodillas puso bastantes carreras.
- [4] Otra muerte extraña según el libro de los Milenarios: Lo que el viento se llevó en el Vaticano, porque dado de alta de una operación de hernia en la Clínica Pío XI en Roma, falleció repentinamente sin aclarar la causa.
- [5] El ritual del 30° grado del Caballero Kadosch del R.E.A.A lo describe Chiessa Viva; es conocido también como el grado del odio y de la venganza. Este odio es el de Lucifer por haber sido “destronado” del poder absoluto que tenía sobre el hombre, antes del Sacrificio de Cristo en la Cruz que ha redimido a la humanidad.En este ritual, el masón se arrodilla y quema incienso a Lucifer, comete un homicidio ritual, pisotea la Tiara papal, grita “odio a Dios” y, agitando el puñal contra el cielo, desafía a Dios con el grito: “Vendetta, Adonai!”
- Antes del ritual, el Gran Sacrificio pronuncia la oración dirigida a Lucifer: «Oh sabiduría omnipotente, el objeto de nuestras adoraciones, eres tú quien en este momento invocamos. Causa Suprema del Universo, Razón Eterna, Lumen del Espíritu, Ley del Corazón, cuán alta y santa es tu adoración sublime». En el siguiente grado, el 31°, se describe esta Sabiduría omnipotente: «Saber atar los pies y las manos de los usurpadores de los derechos del hombre (es decir la Iglesia de Cristo) y gobernar a los humanos y dominarlos mediante el secreto, que sustrae este gobierno oculto a los ojos del mundo profano». (Chiessa Viva, pag. 13).
- [6] Según el diario El Universal en la Ciudad de México el 10 de agosto de 1976
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