(Gaudium Press) Es claro que las tensiones entre Rusia y Ucrania, no son de ahora. Eso sí, vienen agudizándose desde inicios de siglo. Un punto auge de ellas fue también el del año 2013, cuando Ucrania desistió de un camino rumbo a su ingreso a la Unión Europea, sí, debido a la presión rusa.
Después Rusia se anexionó la República de Crimea, al sur de Ucrania, que había sido cedida a Ucrania en la época soviética. Y ahora, el mundo contempla el peligrosísimo capítulo de su apoyo a la independencia de las zonas pro-rusas del este ucraniano, con ingreso efectivo de tropas rusas, movido en principio por la posibilidad del ingreso de Ucrania a la Otan.
Un punto no focalizado, pero trascendental
No obstante, hay un punto que es mínimamente focalizado en todo esto, y es el asunto religioso. Es sabida la unión Putin-Iglesia Ortodoxa en la consolidación de su poder en el antiguo imperio de los zares.
En 1589, la Iglesia ortodoxa rusa, que era dependiente del patriarcado de Constantinopla, consigue la autocefalia o autonomía, tiene un patriarca propio, y extiende aún más su influencia en esos territorios. Sin embargo, en la siguiente década la mayoría de los obispos ucranianos opta por la unión con Roma y el Papa, surgiendo así la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, considerada como traidora por la ortodoxia rusa.
En el S. XVIII se consolida esa unión entre Iglesia ortodoxa y Estado ruso, cuando Pedro el Grande sustituye la autoridad del Patriarca moscovita por la del Santo Sínodo, que era algo a la manera de ministerio religioso del Imperio. Luego, cuando sube el comunismo, la persecución a los católicos se acrecienta, pues son vistos como unión de pueblos eslavos con Occidente. Cambia el jerarca temporal ruso, del zar al tirano comunista, pero no varía la unión civil-religiosa rusa, que mantiene y aumenta su animadversión a los católicos. Esa unión se ha mantenido y hasta fortalecido con Putin. Hoy el Patriarcado de Moscú tiene jurisdicción sobre 90 millones de personas, incluyendo una gran comunidad ortodoxa en Ucrania.
Los ortodoxos ucranianos se separan de los rusos
Pero esta comunidad no tiene la unidad que tenía hasta la caída del imperio soviético. Los ortodoxos de Ucrania se terminan dividiendo entonces en tres agrupaciones: La Ortodoxa de Ucrania, ligada a Moscú y la más grande; el Patriarcado de Kiev, no reconocido por ninguna Iglesia oficial; y la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Ucrania, sin reconocimiento internacional.
Sin embargo, en el 2018, en un concilio de estas iglesias ortodoxas realizado en Creta, el Patriarcado de Kiev, la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Ucrania y dos jerarcas de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania deciden la creación de una única Iglesia Ortodoxa Ucraniana con sede en Kiev, algo que mucho desagradó al Patriarcado de Moscú, pues en buena medida perdía su dominio sobre los ortodoxos ucranianos. Sin embargo, el apoyo del Patriarca ortodoxo Bartolomeo de Constantinopla los afirmó en su decisión, y legitimó esta Iglesia con sede en Kiev, algo no aceptado por el Patriarca de Moscú, ocasionándose así un cisma en los ortodoxos de Ucrania, entre los que siguen a Moscú y los que siguen a Kiev.
Y como no podía fallar en esa unión Iglesia-Estado ruso, Putin en su momento deploró con amargas palabras la independencia de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, diciendo que fue una “flagrante interferencia en la vida de la Iglesia” y una acción política “que no tiene nada a ver con la fe”. Y también amenazó: “Nos reservamos el derecho de reaccionar y de hacer todo lo posible para proteger los derechos humanos, incluyendo la libertad de religión”.
Con una perspectiva muy amplia, Mons. Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, al tiempo que realizaba ingentes esfuerzos diplomáticos por la paz, declaró que “este no es más un conflicto bilateral entre Ucrania y Rusia”, sino una escalada militar entre Rusia y Occidente, que como se ha visto tiene un componente religioso esencial.
Como referencia, en una población de más de 40 millones de habitantes, los ordoxos autónomos son alrededor del 42 por ciento de la población; los ortodoxos ligados a Moscú el 29 por ciento; los católicos el 14 por ciento; y los protestantes, más del 2 por ciento.
(Con información de nota de Fernando Geronazzo en O São Paulo: “Crise entre Rúsia e Ucrânia evidencia tensoes históricas na relação entre igrejas”).
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