La Real Academia Española, de forma en exceso sucinta, define así Hispanidad: «Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura hispánica», y también como «Conjunto y comunidad de los pueblos hispánicos». Aunque el términoHispanidad se había utilizado de forma excepcional ya en el siglo XVI, el concepto, tal como lo conocemos desde el último siglo más o menos, fue recuperado en 1910 por Miguel de Unamuno y de forma mucho más importante e interesante por el sacerdote vizcaíno residente en Buenos Aires Zacarías de Vizcarra, quien en 1926 lo usó para designar las esencias compartidas por las personas y las naciones que habían formado parte del Imperio Español. Posteriormente, pensadores como Ramiro de Maeztu con suDefensa de la Hispanidad (1934) y Manuel García Morente con Idea de la Hispanidad (1938) contribuyeron definitivamente a la consolidación de la noción político-filosófica de Hispanidad. Pues bien, el historiador, monje benedictino y prior de la Abadía del Valle de los Caídos Manuel Cantera acaba de publicar en la editorial Sekotia un interesante ensayo de interpretación histórica titulado Luces de la Hispanidad. En este libro Cantera propone «volver la mirada hacia la verdadera tradición hispánica y católica de Hispanoamérica, redescubrir su auténtica esencia, enamorarse de ella y poder así construir un futuro mucho más prometedor».
Hay que hacer notar al lector que Luces de la Hispanidad no es un texto unitario, sino una recuperación de cinco artículos y trabajos previos del autor escritos entre 2005 y 2018 que han sido revisados, ampliados y actualizados para esta edición. Este hecho resta unidad argumental al libro, aunque no al objetivo principal del autor madrileño, que no es otro que mostrar algunas pinceladas de la riqueza espiritual y cultural del periodo virreinal en América. Naturalmente, como se podría sospechar dada la condición religiosa de Santiago Cantera, su cosmovisión general de la historia hunde sus raíces en el tradicionalismo católico español.
En el primer capítulo, titulado El ideal hispánico en los comienzos de la Monarquía Católica, y a modo de introducción, Santiago Cantara realiza un recorrido por los conceptos de España, Monarquía Hispánica y Monarquía Católica con los que se designaron a partir de los Reyes Católicos sus dominios en la Península ibérica, Europa y las Indias. Especialmente desde el trabajo de Juan Antonio Maravall (El concepto de España en la Edad Media, 1954) queda demostrado que el término España es usado desde el siglo XIII para designar, no una zona geográfica determinada, sino «una comunidad de identidad histórica, religiosa y cultural, que en un pasado (la época visigoda) había estado también unida políticamente, pero que luego perdió este último aspecto».
Hispanoamérica está impresa de modo indeleble en el corazón de los españoles amantes de la historia patria. España se volcó en América y hacia América, al igual que hacia otros territorios del ancho mundo que en su día descubrió, colonizó y evangelizó. Por su amplitud y extensión geográfica y temporal, la huella hispánica se plasmó y ha quedado impresa de un modo muy singular en lo que fue la América española.
El drama de Hispanoamérica, como el de la «Madre España», fue caer finalmente en las garras de esta quiebra de la cristiandad por la penetración y el triunfo de ese pensamiento rupturista de la modernidad. La tradición española, de España y de la América española, no fue opuesta al desarrollo científico y a todos los legítimos y positivos avances; bien al contrario, España fue pionera en muchos pasos que se dieron y en sus virreinatos americanos llevó a cabo experimentos y logros llamativamente innovadores, entre ellos la distribución de vacunas entre la población nativa. También promovió el desarrollo cultural e incorporó al mismo a los indígenas, creando universidades y escuelas superiores con plazas para ellos y sistemas de becas con el fin de que nadie quedase excluido ni por raza ni por escasez de medios económicos, y fue pionera también en dar forma escrita y fijar gramaticalmente las lenguas indias, algo impensable en otros procesos colonizadores paralelos y posteriores realizados por otras potencias.
Los inicios de ruptura avanzado el siglo XVIII, y a partir fundamentalmente de la «emancipación» americana en el XIX, trajeron en muchos de los nuevos Estados una quiebra respecto de la tradición hispánica y católica, sustituyendo esta por el intento de construir una nueva realidad nacional que en bastantes casos fue obra de artificio cuando se quiso sustentar sobre los modelos francés, británico o norteamericano, o incluso en ocasiones sobre un idealizado pasado indio. Minorías afines o pertenecientes de lleno a la francmasonería y admiradoras de modelos ajenos al auténtico hispanoamericano han producido auténticos esperpentos en el campo del pensamiento político y social, transmitidos a la población en los planes de enseñanza y que han supuesto un completo desastre en sus aplicaciones económico-sociales.
El segundo capítulo, La obra social de la Monarquía Católica en la América Española, supone un recorrido muy sumario por alguno hitos esenciales de la civilización hispánica de la época virreinal: Leyes de Indias, regulación laboral, instituciones jurídicas, asistencia hospitalaria, creación de centros de enseñanza y universidades, Reducciones jesuíticas, etc. También se aborda el hecho de la esclavitud africana en los dominios de la Monarquía española.
El capítulo 3, Redescubrimiento de Hispanoamérica, es una reelaboración de la parte dedicada a América de La crisis de Occidente. Orígenes, actualidad y futuro (2008). Es la sección más importante y amplia del libro (ocupa más de la mitad de las páginas del mismo). Comienza con la característica más definitoria de las tierras de Iberoamérica que es el mestizaje, tanto étnico como cultural, hecho que contrasta con la nula mezcla racial en las colonias anglosajonas. Después se traza una breve historia de la llegada de las ideas ilustradas y modernistas a lo largo del siglo XVIII y que fueron adoptadas, en general, por las élites criollas pero no por las clases populares ni por las sociedades indias. Finaliza este bosquejo histórico analizando los orígenes y el desarrollo de numerosas movimientos que han debilitado tremendamente la idea de la Hispanidad y la prosperidad de las repúblicas hispanoamericanas; en concreto, se habla del marxismo, el indigenismo y los nuevos populismos contemporáneos, sin olvidar tampoco el feroz intervencionismo de los EEUU durante dos siglos. Para Santiago Cantera la única posibilidad del resurgir espiritual y cultural hispanoamericano pasa por retornar a sus fundamentos hispanos y cristianos.
El libro finaliza con dos breves apartados: Esquipulas se dedica a trazar una historia de la Basílica del Santo Cristo Crucificado de Esquipulas (Guatemala), lugar que alberga la imagen del Señor de Esquipulas —la imagen llegó a la ciudad el 9 de marzo de 1595— y que es el principal centro de peregrinación católico de Centroamérica; finalmente, Algunas notas sobre el catolicismo social en Hispanoamérica pasa revista a varias organizaciones importantes de carácter sindical y social que bajo la influencia de la Iglesia han ido apareciendo en diferentes naciones americanas.
En definitiva, Luces de la Hispanidad se une a la creciente corriente revisionista y vindicativa del hispanismo y de los tres siglos largos civilización hispánica —corriente que se está viviendo actualmente en ambas orillas del Atlántico— y cuyo hito de salida fue la publicación del exitoso ensayo Imperofobia y leyenda negra (Siruela, 2016) de María Elvira Roca Barea. (Naturalmente, hubo antes otros estudios que incidían en el tema, pero su difusión, más allá de los especialistas, fue limitada). Por tanto, este libro constituye una lectura recomendable para intentar entender el devenir histórico y el conflictivo presente de todos los pueblos hispanos.
Puntuación: 4 (de 5)
Editorial SEKOTIA (2022)
Colección: Biblioteca de Historia
240 págs.
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¿Sabías que los primeros grandes edificios que construyeron los españoles en América fueron, habitualmente, hospitales? ¿O que la monarquía hispánica auspició la primera campaña médica internacional, que llevó la vacuna de la viruela a todos los rincones de su Imperio, salvando miles de vidas? ¿Y que España facilitó el acceso a las nuevas universidades a los nativos, a través de un novedoso sistema de becas? ¿Conocías que fueron los propios españoles los pioneros en dar forma escrita y fijar la gramática de las lenguas autóctonas?
Un deslumbrante ensayo que recupera la tradición católica española y redescubre la auténtica esencia de Hispanoamérica. Toda una invitación a construir —desde una necesaria reconciliación con la verdad histórica— un futuro próspero, y a fortalecer los lazos que, desde hace siglos, unen a dos corazones que, en aras del progreso, ojalá vuelvan a latir acompasados. (Sinopsis de la editorial)
Santiago Cantera Montenegro (Madrid, 1972) es monje benedictino y prior en la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos. Doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, ha sido profesor en la Universidad San Pablo-CEU. En plena carrera docente, se decantó por la vida monástica e ingresó en la abadía benedictina del Valle de los Caídos. En 2014 proponen para ser el prior de la abadía. En la actualidad es la autoridad eclesiástica de la Basílica. Tiene veinte libros publicados sobre Historia de España, de la Iglesia y la vida monástica, así como de Teología y pensamiento. Con Sekotia ha publicado, en su segunda edición, La crisis de Occidente (2020). También ha publicado Los cartujos en la religiosidad y la sociedad españolas, 1390-1563 (2000), Hispania-Spania. El nacimiento de España (2014 y 2016) y Ángeles y demonios. Criaturas espirituales (2015), entre otros muchos.
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