(Gaudium Press) En un hecho que ha causado la indignación generalizada de la sociedad colombiana, el pasado domingo encapuchados irrumpieron en la Catedral Primada de Bogotá en la eucaristía de las 10:30 am gritando consignas contra la Iglesia.
Tras las reacciones de la Arquidiócesis de Bogotá y la Conferencia Episcopal, ha circulado bastante en redes una Carta Abierta de un sacerdote, el presbítero Víctor Moreno Holguín, dirigida a la mujer encapuchada que comandaba el ataque.
“Finalmente, tú, tu séquito y tus libretistas, deben saber que la pacífica gente que ofendiste es el Pueblo de Dios. Solemos estar unidos por un mismo Espíritu, y sin perder la paz, hemos demostrado en diferentes ocasiones, suficiente fortaleza para enfrentar con firmeza cualquier injusticia que se nos quiera imponer”, sintetiza el sacerdote en la misiva.
Tras manifestar la índole de la caridad cristiana, que acoge a todos incluyendo al pecador, el P. Moreno constata que mientras la atacante parada en una banca leía sus consignas a manera de libreto, la “gente del pueblo” ahí presente le daba la espalda.
El presbítero le dice a “Simona” que él denuncia injusticias que llevan no 4, 20 o 50 años sino miles de años, “porque cada generación vuelve y las comete. Sobre todo, las ingenuas generaciones impetuosas que ilusas, buscan acabar unas injusticias con otras injusticias… ¿Absurda qué es la gente, cierto? Pues, Simona, el pueblo que celebraba su liturgia en la catedral debió padecer tu trasnochada injusticia”.
Después de afirmar que la Iglesia crea “artesanos de paz”, a la agresora tal vez la han adoctrinado, “diciéndote que todos los demás son tus enemigos, que solo queda odiar y que matar es un derecho, incluso a tu propio hijo desde tu vientre. En nuestros templos reina la paz. Tu mensaje no es para un templo”.
La agresora llevaba un morral. ¿Que portaba ahí? ¿Serían alimentos para las familias pobres como los que conduce la Iglesia, o libros para la educación que Colombia necesita?, se pregunta el sacerdote, o más bien fuese que algunos le “ordenaron llevar armas para acompañar tu odio?”
Después de recordarle que su ataque “pisoteó de modo grotesco la sagrada obra del pueblo”, pues esa es la definición etimológica de la voz ‘liturgia’, el presbítero le exige que se busque “un escenario diferente” para sus fechorías” y que muestre su rostro “como se hace cuando se tiene dignidad”.
Actos de reparación por la profanación
Diversas comunidades vienen ofreciendo actos de reparación por la profanación sufrida por la Catedral Primada el domingo 20.
La Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre-Colombia está promoviendo un rosario virtual todos los días a las 8:00 pm con esa intención. Las misas trasmitidas por internet de los Heraldos del Evangelio en Colombia, que son seguidas por miles de personas a través de las redes sociales, están siendo también ofrecidas en reparación.
Asimismo, ya se ha instaurado denuncia penal contra los atacantes, por violación del derecho a la libertad religiosa y perturbación de ceremonia religiosa.
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