Determinadas corrientes filosóficas, políticas o ideológicas anteponen al individuo sobre la comunidad, ésta la realidad antropológica que ha originado la comunidad tal y como la conocemos hoy. 

En ese sentido, una persona llega a ser lo que es gracias a un proceso de socialización que comienza ya desde el momento en que nace (o incluso antes). Recordemos que todo lo que una persona necesita para poder vivir y desarrollarse proviene del trabajo de aquéllos que conforman la comunidad en la cual está inserta; igual que todas las acciones de dicha persona afectan al resto de su comunidad.

El individualismo -vendido por los palmeros del Sistema como algo connatural al ser humano- ha sido el principal fundamento del liberalismo tras la Revolución Francesa, lo mismo utilizado para justificar el interés egoísta que la explotación capitalista. 

Razón de más para que -notoriamente contrario al bien común- sea rechazado. 
El individualismo ni es coherente con la realidad, ni con el desarrollo histórico humano ni tampoco con el funcionamiento de la sociedad en general, pues no se puede concebir al individuo desconectado de su entorno social. 

Así las cosas, cualquier ideología, posición política o proyecto social que propugne el individualismo debe ser descartado ipso facto, no solo por consideraciones de carácter ético, sino también por su propia desconexión con la realidad social. 
Ricardo Herreras 

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