El cardenal Gerhard Ludwig Müller , quien recientemente fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica, critica la ideología transgénero en una declaración publicada hoy . Esto niega la imagen humana natural, propaga la “automutilación de espíritu, alma y cuerpo” y perjudica a los niños y jóvenes en particular. Los activistas en cuestión representaban una «minoría perseguidora» que había «creado una posición totalitaria de poder en la política, el poder judicial, las universidades y los medios de comunicación» y «destruyó la libertad religiosa, socavó el estado de derecho y pisoteó la libertad académica».

La identidad de género del hombre no está disponible y debe ser afirmada por él. Los seres humanos “existimos personalmente como seres físicos”, y dado que “la sexualidad masculina o femenina es parte de la expresión de nuestro cuerpo individual, tampoco podemos cambiarlo en esencia, sino desarrollarnos positivamente en él o rebelarnos contra él en perjuicio nuestro”:

“El hombre solo puede decidir libremente si quiere autodestructivamente destriparse total o parcialmente o mutilarse. La tarea decisiva en el momento de nuestro crecimiento como niño y joven adulto es decirnos ‘sí’ a nosotros mismos en la totalidad de cuerpo y alma sin complejos de inferioridad».

La diferencia entre el hombre y la mujer también debe afirmarse porque la aceptación de la identidad respectiva es el requisito previo para una vida individual y social exitosa. La ideología transgénero «no se trata de la dignidad de las personas que sienten sexos diferentes, sino de la negación del género dual de los humanos en general». Había «logrado convertir a una minoría perseguida en perseguidora». Sus seguidores han “creado una posición totalitaria de poder en la política, el poder judicial, las universidades y los medios de comunicación que destruye la libertad religiosa, socava el estado de derecho y pisotea la libertad académica”.

Si «la automutilación de mente, alma y cuerpo se ofrece en venta ideológica y políticamente como una supuesta ‘autodeterminación’», entonces esto es «nada menos que un grave pecado contra el bienestar y la salvación de los niños y jóvenes». se localizan personas que están en un proceso de maduración y búsqueda de su identidad”.¹

Actualmente, los activistas transgénero atacan cada vez más el concepto de naturaleza humana basado en la ley natural, que hasta ahora ha sido la base normativa de los sistemas liberales del mundo occidental. Esta imagen del hombre enfatiza que el hombre es parte de una realidad objetiva que no puede cambiar en gran medida. Este hecho le confiere derechos inalienables, pero también acarrea obligaciones. En cambio, los ideólogos transgénero representan una imagen posmoderna del hombre, que asume que los enunciados sobre la realidad objetiva son solo un instrumento para ejercer el poder. Las instituciones que asumen la existencia de tal realidad deben ser destruidas para que el hombre pueda llegar a ser libre. Los trastornos de identidad de género no son una enfermedad,

Los activistas transgénero actúan de manera significativamente más agresiva que otros activistas LGTB y presentan cualquier duda o contradicción con la imagen de humanidad que propagan como una expresión de «odio» o como un ataque comparable a la violencia física. Quienes alzan la voz suelen ser blanco de campañas difamatorias destinadas destruir su sustento profesional o social. La filósofa Kathleen Stock fue el objetivo de tal campaña porque había asumido la posición de que la identidad de género humana no depende de los sentimientos sino que está biológicamente determinada:

• Según ella, las suposiciones de los activistas sobre la naturaleza humana son falsas. El binario de los sexos es «inherente a la naturaleza y bastante estable». La existencia de trastornos del desarrollo sexual, que dificultaban la clasificación clara de los casos individuales, no modificó inicialmente este hecho biológico y las normas culturales basadas en él.
• La idea de que el sexo biológico está influenciado por los sentimientos es una «locura». Incluso a través de tratamientos quirúrgicos u hormonales, los humanos no pueden cambiar su sexo biológico. Cualquiera que «cree que nuestro género es una noción construida puramente socialmente que no se basa en nada biológico» es «en última instancia, hostil a la ciencia».
• Uno debe ayudar a “las personas que sienten que están en el cuerpo equivocado” con terapias apropiadas en lugar de usarlas con fines políticos mientras sugieren que las intervenciones médicas irreversibles podrían resolver sus problemas mentales. Estos problemas tampoco podrían resolverse reestructurando la empresa. Tampoco es apropiado reestructurar sociedades enteras solo para acomodar los sentimientos de las personas que tienen errores sobre la naturaleza humana.
• Sobre la base de una imagen falsa del hombre, los activistas también habían iniciado una guerra cultural sobre «nuestra lengua, nuestras leyes». Muchas personas «sienten que las están ahogando» porque «las cosas con las que crecieron, como la diferencia entre hombres y mujeres, están desapareciendo». «Sería útil discutir todo esto» en lugar de «decir: ‘Aquí es donde termina el debate, perra transfóbica’».²

Presuntamente, debido al alto grado de agresividad de los activistas, casi ningún alto representante de las iglesias en Alemania se ha atrevido a defender la visión natural-jurídica del hombre en el conflicto ideológico descrito. También en la Iglesia católica se están haciendo esfuerzos para adoptar la imagen posmoderna del hombre, razón por la cual el cardenal Müller ha sido durante mucho tiempo el blanco de una campaña interna de la iglesia cuyos representantes quieren silenciarlo con acusaciones en parte difamatorias, pero sin invalidar sus posiciones en términos de contenido

Los partidarios de la ideología de género generalmente se refieren a los hallazgos actuales en las humanidades, pero no explican exactamente en qué se supone que consisten. De hecho, médicos y psicólogos advierten cada vez más sobre las consecuencias destructivas del activismo descrito anteriormente. El psiquiatra infantil Alexander Korte, quien trabaja como médico jefe en el Hospital Universitario de Munich, explicó, por ejemplo, que la cantidad de niños y niñas que se perciben a sí mismos como “transgénero” o que sufren de incongruencia de género y disforia de género y no identificarse con su género biológico podría identificarse, ha aumentado considerablemente en los últimos años:

• Hace unos años, estos casos habrían representado una “rareza absoluta”. Hace unos diez años, el número de casos habría comenzado a aumentar. Ha habido un aumento particularmente fuerte en los últimos cinco años.
• Es «obviamente tratar con un fenómeno de la época aquí». «Todo el tema transgénero está muy publicitado en este momento». Hay «una serie de chicos trans» que actúan como «influencers» en las redes sociales y, por lo tanto, influyen en otros jóvenes. Aquí, se pueden observar «efectos de imitación» de dinámica de grupo, que están principalmente detrás de la «disforia de género de inicio rápido» (ROGD) previamente no observada, que ocurre después de la pubertad y se observa predominantemente en niñas. Al identificarse como «transgénero», los jóvenes podrían llamar la atención y «expresar su sufrimiento individual de una manera cada vez más aceptada en nuestra cultura».
• Detrás de esta identificación habría varios problemas diferentes, como la dificultad de las niñas para procesar los cambios físicos durante la pubertad, las experiencias traumáticas, los trastornos del desarrollo de la personalidad o la presión de los ideales de belleza. En muchos casos hay una situación familiar difícil. Para los niños, la falta de una figura de identificación masculina positiva podría contribuir al problema transgénero.³

Algunos profesionales médicos critican las intervenciones médicas correspondientes como irresponsables. El médico Carl Heneghan, que enseña en la Universidad de Oxford, criticó el uso de medicamentos para retrasar la pubertad y los tratamientos hormonales en niños con trastornos de identidad de género. Los efectos a largo plazo de dichos tratamientos en los niños aún no se han investigado adecuadamente. Estos medicamentos a menudo se desarrollan para tratar otras enfermedades. Su uso en niños con trastornos de identidad de género representa un «experimento en niños».⁴

Además, en el Reino Unido, numerosos médicos renunciaron por motivos éticos después de que se les pidiera que participaran en procedimientos médicos relevantes. También criticaron que muchos de los diagnósticos correspondientes en niños fueran erróneos, especialmente en adolescentes con tendencias homosexuales, que tenían dificultades para identificarse con su género o que padecían bullying pero no un trastorno de identidad de género en sentido estricto. En estos casos, actualmente se están realizando intervenciones irreversibles que no se corresponden con el cuadro clínico de los afectados y que podrían empeorar aún más su situación. Se ejerce presión sobre los médicos para que acepten los tratamientos, incluso si no asumen que son de interés para la salud de los afectados.⁵

El periodista científico Thomas Thiel acusó entonces al movimiento transgénero no solo de partir de una visión falsa de la humanidad, sino también de actuar de forma despiadada con los niños y jóvenes, engañando al público sobre sus intenciones y actuando agresivamente contra cualquier contradicción. Detrás del movimiento no solo están los intereses de las compañías farmacéuticas, sino también una ideología utópica radical que lucha por la abolición de los humanos.

Además, el activismo transgénero actúa de manera falsa y se basa en el engaño deliberado del público. Los activistas han explicado, por ejemplo, que a los niños y jóvenes no se les informa sobre los riesgos de las intervenciones médicas y que, en cambio, deben presentarse como «cumplimiento de deseos física y psicológicamente intrascendentes». Los activistas también distribuirían folletos en escuelas y jardines de infancia «que animan a los niños a cambiar de sexo, por ejemplo con la ilusoria afirmación de que los hombres también pueden dar a luz». También engañan al público, como muestra un documento de estrategia de la organización transgénero IGLYO:

“La campaña de Iglyo incluso admite abiertamente querer engañar al público sobre sus objetivos. El documento de estrategia aconseja apegarse a una reforma popular para lograr su objetivo real ‘bajo su apariencia’ (!). Bajo el título ‘Evite el exceso de información’, recomienda acercarse a políticos individuales con planes bien desarrollados para anticipar la formación de opinión. De acuerdo con esto, se deben utilizar sanciones legales para evitar que se expresen críticas al controvertido concepto de identidad de género. Los proyectos de ley de los Verdes y del FDP se acercan: prevén sanciones de hasta 2.500 euros si se nombra el sexo anterior de una persona […]. Ahora bien, el que hace esto con respecto al pasado no dice nada más que la verdad. Un estado que lo convierte en un delito punible pide a sus ciudadanos que guarden silencio o mientan. De repente, los demócratas libres defienden prácticas reservadas para regímenes dictatoriales”.

Además, el transgénero “no es un movimiento de base, sino un poder económico” y cuenta con el apoyo de las empresas farmacéuticas. La búsqueda de ganancias se combina aquí con ideologías utópicas radicales. La activista transexual Martine Rothblatt, que también es directora general de la farmacéutica United Therapeutics, ha explicado que el activismo correspondiente es «la rampa para superar la carne». Las personas «que se niegan a ser llamadas hombre o mujer» son «los pioneros de una humanidad que no está limitada por ningún sustrato». Hay «una línea de desarrollo de transgénero a transhumano».⁶ 

Este artículo se publicó originalmente en alemán en https://renovatio.org/

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1. Marco Gallina: “’La ideología LGBT ha logrado convertir a una minoría perseguida en perseguidora’”, Tichys Insight, 30 de marzo de 2022, URL: https://www.tichyseinblick.de/daili-es-sentials/kardinal-mueller -der-lgbt-ideologie-ha-succeeded-in-making-a-persecuted-minoria-from-a-persecuted/ , acceso: 30/03/2022.
2. Anna-Lena Scholz: «‘Eso es una locura’»,  Die Zeit , 16 de diciembre de 2021, p. 42.
3. «‘Hazlo o me mato’», Der Spiegel , 19 de enero de 2019.
4. Carl Heneghan: «Dudas sobre la evidencia del uso de drogas en los jóvenes», The Times,  08.04.2019.
5. „Llamamientos para poner fin al ‚experimento con niños’ transgénero“, The Times , 04/08/2019.
6. Thomas Thiel: “La superación de la carne”, Frankfurter Allgemeine Zeitung , 29 de enero de 2021.

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