La maldad no necesita razones decía Goethe. No hay razón para que un país arrolle e invada a otro y demuestre ser la maldad por el afán de hacer daño atacando objetivos civiles donde hay niños refugiados, por lo que no puede alegarse como objetivo militar. Se asesina después de torturar salvajemente a prisioneros sin respetar (y sin que puedan alegar razones que lo justifiquen), el Convenio de Ginebra aprobado el 12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. Son las formas y maneras del comunismo, lo que unido a su magnífica capacidad de propaganda, permite que todavía existan ingenuos que creen sus eslóganes.
Viene esto a cuenta de la invasión de Ucrania por Rusia, por cuyo motivo, Zelensky, el presidente ucraniano ha expuesto por videoconferencia ante Parlamentos de distintas naciones la situación en que se encuentra su nación. Por fin, en décimo lugar lo ha hecho en España, y, como siempre, ha dado imagen de sinceridad y honestidad en su denuncia de las atrocidades que comete Putin en su invasión. Lástima que la traductora deslució mucho el mensaje y que éste en algunos puntos se alejó de la verdad, porque quizá ni él ni sus asesores conocen bien la historia de España, de modo que las menciones que hizo no fueron todo lo acertadas que debieron haber sido.
En el mundo actual escasean los jefes de gobierno como el presidente de Ucrania que con valentía planta cara al jefe de uno de los ejércitos más poderosos. A los españoles de bien con algún conocimiento de la Historia, nos recuerda, con cierta añoranza, la actitud que en distintos momentos han mantenido en España tres personajes contra sucesivos invasores que pretendieron cambiar la idiosincrasia del pueblo español.
El 1ª) Don Pelayo que en dos crónicas del siglo IX, («la Albeldense» y la «Crónica de Alfonso III») refieren la gesta de un caudillo tan poderoso en la zona como para congregar bajo su mando a las tropas del Ducado de Asturias y enfrentarse con solo 300 hombres a los agresores musulmanes. Con su triunfo en la batalla de Covadonga se inició el primer núcleo local independiente del poder musulmán con centro en Cangas de Onís. Se inició así la Reconquista del terreno patrio robado.
2º) Otro hito importante en España fue el levantamiento del Dos de mayo de 1808 en Madrid (posteriormente en toda España) en contra del mayor ejército de la época como era el de Napoleón. Toda España se unió contra aquel que entonces dominaba Europa. En Cádiz recuerdan con orgullo su victoria sobre los franceses cuando éstos la asediaron en 1810. Dos años estuvieron acampados cercando las ciudades de Cádiz y San Fernando, bombardeando de manera constante la artillería francesa con el Almirante Rosilly y el Mariscal Soult al mando.[1] Cádiz era entonces una ciudad superpoblada debido a los refugiados de guerra de toda España, entre ellos los diputados, que consiguieron sacar adelante la primera Constitución española, la más moderna de aquella época: creó la democracia al eliminar el absolutismo del rey, abolir la esclavitud y dar derechos básicos a los ciudadanos.
3º) Quien sufrió una situación más similar a la ucraniana, fue el general Francisco Franco Bahamonde, al conseguir derrotar al comunismo que Stalin había conseguido infiltrar en España con soldados, armas y asesores que actuaron tan brutalmente como ahora denuncia Zelensky. Éste, que parece conocer muy superficialmente la historia de nuestro país, hizo referencia (siguiendo la propaganda del rojerío) al bombardeo de Guernika. Efectivamente, esta ciudad vasca fue bombardeado por aviones nazis, pero hubiera quedado mejor el presidente ucraniano por la similitud que encierra con la situación que su país está sufriendo, si hubiera mencionado los más de 400 ataques que los aviones rusos del ejército del frente popular, dirigidos por el general ruso ‘Duglas’ e Hidalgo de Cisneros, comandante en jefe del arma, lanzaron contra Oviedo, Granada, Sevilla, Zaragoza, y Pamplona, Huesca, Toledo, Teruel, Talavera, Córdoba, Cáceres, Salamanca, Segovia, Burgos… y un intento fallido sobre Vitoria. Valladolid fue la sexta ciudad de la retaguardia más bombardeada después de las mencionadas. Once ataques con un balance de 183 muertos y 861 heridos. Nadie las nombra.
Otro bombardeo terrible contra la población civil, aunque intencionadamente olvidado, fue el sufrido por Cabra (Córdoba), otra población alejada de sitios de interés militar, en un día de mercado y a la hora de ir los niños a las escuelas. El ataque aéreo de la aviación republicano-comunista el 7 de noviembre de 1938 dejó 109 víctimas civiles. Naturalmente no fue aireado su dolor al mundo y ningún pintor de renombre pintó en un lienzo el desastre.
A Zelensky le han preparado mal el discurso. ¡Con lo bien que le habría venido hacer mención a estos casos para hacer su comparativa! Porque en el fondo estamos de acuerdo en que entre la España del 36/39 y la Ucrania actual existen muchos puntos en común: los mismos modos y maneras de atacar a la población civil, así como el atacante: el comunismo. Sólo varía el dirigente que ahora no es Stalin, sino su sucesor Putin, con los mismos afanes, pero dicen que algo más civilizado en las relaciones personales.
Por ello, cuando hemos visto en los vídeos la avenida de Bucha con cadáveres a lo largo de ella, nos ha venido a la memoria las imágenes de la carretera de Andalucía, a la salida de Madrid, que aparecía así, regada de civiles asesinados, un día tras otro durante los tres años de guerra civil.
En cuanto a las pobres víctimas que aparecen asesinadas con las manos atadas a la espalda, podemos recordarle que entre los miles de asesinados en Aravaca, Paracuellos, Paterna, etc. también aparecieron maniatados, aquí, por parejas. No es necesario acusar de salvajadas a los chechenos; en España fueron los comunistas los que dejaron su impronta durante la guerra civil. Por eso, el resto de barbaridades que contaba un soldado ucraniano en televisión, no nos extrañan en absoluto; las atrocidades que aquí hicieron los frentepopulistas con asesoramiento de comunistas mandados por Stalin, fueron igual de salvajes, llegando en su barbarie a emascular a varios hombres de iglesia.
Al menos cinco muertos han sido encontrados en el sótano de un hospital infantil con signos aparentes de tortura en la ciudad de Bucha, donde se han recuperado los cuerpos sin vida de más de 300 personas tras la retirada rusa, según ha informado en la noche de este lunes la Oficina del Fiscal General de Ucrania. «Los fiscales, junto a la Policía de Kiev, han encontrado una cámara de tortura en la ciudad de Bucha (¿también checas como en España?) y en el sótano de uno de los hospitales infantiles, la Policía ha hallado los cuerpos de cinco hombres con las manos atadas. Los militares rusos han torturado a civiles desarmados y luego los han matado», según ha publicado el organismo en su página web oficial.
Las sociedades de todo el mundo están conmocionadas con las salvajadas rusas. Se ve que no han leído ni El Libro Negro del Comunismo de Stephane Courtois ni el más reciente de Federico Jiménez Losantos, Memoria del Comunismo. Quizá, conociendo esta ignorancia, Rusia se ha apresurado a negar haber atacado así a Ucrania, que los muertos que han aparecido tirados en la calle, poco menos que son de atrezzo. Lo más doloroso es que estas opiniones son coreadas por personajes que, sin pudor, aseguran que esto es una gran mentira encaminada a desacreditar al gobierno ruso.
¿Mentiras? ¿Tienen el valor de decir que son mentiras después de los testimonios de Paracuellos, Aravaca, Paterna o el del bosque de Katyn?.
Recordamos la masacre de Katyn tan espantosa como la de Paracuellos, pero quizá menos conocida en España. El 27 de septiembre de 1939, 150.000 soldados polacos fueron tomados como prisioneros por los rusos dentro de lo convenido por el pacto Ribbentrop-Mólotov y fueron mandados a los gulags desde el mar de Barents hasta Kamchatka. Miles de ellos no lo soportaron.
La traición alemana y la invasión a Rusia, convirtió a los soldados polacos en aliados de la Unión Soviética. De matarlos lentamente con trabajos más allá de sus fuerzas, los soviéticos se vieron obligados a vestirlos, alimentarlos y armarlos, cosa que hicieron en forma insuficiente y a desgana. Fue gracias a la insistencia de Władysław Eugeniusz Sikorski, el general y líder político del gobierno polaco en el exilio, quien logró interesar a Winston Churchill en estos soldados que languidecían en la Unión Soviética. Sikorski y el general Władysław Anders, jefe de este contingente de polacos, convencieron a Stalin de trasladar a estos soldados a un clima más benigno para su recuperación. Como aún las provisiones eran insuficientes para 70.000 combatientes las autoridades polacas consiguieron, a través de la presión de las autoridades británicas, el traslado a Irán de estos hombres llamados, de acá en adelante Segundo Cuerpo del Ejército Polaco. El estado físico de estos combatientes era tan lamentable que les concedieron varios meses para recuperarse. Recuperados, bajo el mando de Anders tuvieron una destacada actuación en la toma de Montecasino.
Mientras, el gobierno polaco insistía en conocer el destino de miles de oficiales y funcionarios que seguían desaparecidos. ¿Dónde estaban? Stalin contestó con evasivas hasta el 18 de abril de 1943, fecha en que funcionarios de la Cruz Roja encontraron miles de cadáveres en los bosques de Katyn, Smolensk, luciendo el uniforme polaco. El gobierno en el exilio pidió las pesquisas oportunas para determinar quiénes eran las víctimas. Ante la insistencia, Stalin rompió las frágiles relaciones que mantenía con el gobierno polaco exiliado en Inglaterra y acusó a los alemanes de haber ejecutado a estos hombres con un tiro en la nuca. Mientras esto declaraba, ya estaba creando el embrión de un gobierno polaco pro-soviético al que llamaron, no sin cinismo, Unión de Patriotas Polacos.
Después de la guerra se pudo determinar que las matanzas en los bosques de Katyn incluyeron a más de 25.000 polacos: 8.000 oficiales, 6.000 policías, y 8.000 civiles entre los que había sacerdotes, rabinos, miembros de la nobleza y profesionales. También se contaban 14 generales, un almirante, 24 coroneles, 79 tenientes coroneles, 17 capitanes de la Armada, 3.000 suboficiales, civiles, funcionarios, intelectuales y 200 pilotos, entre los que se encontraba Janina Lewandowska, la primera aviadora del ejército polaco.
La orden de ejecutar a esta gente partió del Politburó, encabezado por Stalin y Beria, quienes de esta forma pensaban en privar a Polonia de las figuras más notables que pudiesen resistir la influencia de un gobierno pro soviético, títere de Moscú. Vasily Zarubin, un oficial de inteligencia soviético, realizó miles de interrogatorios para determinar quienes morían y quienes podrían ser útiles para el nuevo régimen.
Fueronlos alemanes quienes encontraron las fosas comunes y reportaron la masacre a las autoridades nazis. Goebbels creyó que era una magnífica oportunidad para demostrar los horrores soviéticos. Por esta razón, autorizaron a la Cruz Roja a realizar el examen forense de los cuerpos con expertos traídos de todas partes de Europa.
Sin embargo, Stalin negó las acusaciones y después de la guerra en su condición de vencedor, extendió la mentira con la complicidad de sus funcionarios y las sucesivas administraciones soviéticas. Cuando la zona de Smolensk fue retomada por el ejército soviético, destruyeron las evidencias que pudieron de esta masacre. Tanto Inglaterra como EEUU recibieron pruebas del compromiso ruso en la masacre de boca del mismo Sikorski (quien, ¿oportunamente?, murió en un accidente de aviación en Gibraltar), y prefirieron no tomar parte en las acusaciones de su poderoso aliado en la lucha contra Hitler. El origen de la masacre permaneció en silencio hasta que, en 1980, Polonia, liberada del yugo soviético, aumentó la presión internacional para esclarecer estos crímenes de guerra.
En abril de 1990, después de la caída del muro de Berlín, el gobierno de Moscú admitió la culpa y expresó su “profundo arrepentimiento” por hechos tan lamentables. En 1998 los gobiernos de Polonia y Rusia acordaron construir un monumento en honor a las víctimas de Katyn y de los miles de polacos que habían muerto en los campos de trabajo en territorio soviético. En el año 2010 en ocasión de una invitación de Putin al gobierno polaco para honrar la memoria de los muertos de Katyn, el avión que conducía a dignatarios polacos se estrelló en Smolensk.En el siniestro (¿no premeditado?) murieron las 96 personas incluido el presidente polaco Lech Aleksander Kaczyński y su esposa. Desconozco este monumento, pero la tragedia ha regado de monumentos en su honor por todo el mundo. En Wroclaw se recuerda esta masacre con un ángel justiciero mirando a una mujer que sostiene un cuerpo sin vida con un tiro en la cabeza.
¿Profundo arrepentimiento? Poco profundo parece a juzgar por lo poco que les ha durado el tal arrepentimiento.
[1] Los gaditanos crearon unas coplillas por alegrías que decían: “Con las bombas que tiran los fanfarrones,//se hacen las gaditanas tirabuzones”
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