La palabra de Cristo es clara: «Non praevalebunt – no prevalecerán«. Cristo promete que las potencias de los infiernos no prevalecerán sobre su Iglesia, porque la unidad de la Iglesia está arraigada en su unión con Cristo, y su causa de la plena unidad de los cristianos «que siempre hay que buscar y renovar, de generación en generación» está también sostenida por su oración y por su promesa. Asegura la protección sobre todo contra las amenazas de orden espiritual según el mismo San Pablo escribe en la Carta a los Efesios: «Nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio« (Ef 6,12).
Esos Principados y Potestades, esos espíritus del mal que actúan contra la Iglesia, en lenguaje actual se llaman laicismo beligerante y laicismo radical, ambos, causantes de los ataques a la libertad religiosa en España que progresivamente han ido aumentando aún en los momentos de confinamiento y reducción de la actividad social y política. Según un informe del Observatorio para la Libertad Religiosa (OLRC), en el año 2020 fueron 240 los ataques de los que por su tipología se determinó que dos casos de violencia lo fueron contra católicos; de 34 ataques a lugares de culto, 30 lo fueron contra cristianos y de 70 escarnios a la religión, 57 fueron contra la religión cristiana.
Las izquierdas siguen en su afán por considerar que España es un estado laico, a pesar de que la Constitución de 1978 dejó clara la posición de nuestro país respecto a la religión. España es un estado aconfesional. Lo que significa que, a diferencia del modelo confesional, no se reconoce una religión oficial del Estado, sin embargo, es evidente que existe un amplio desconocimiento por parte de la sociedad de izquierdas en cuanto a esta cuestión, manteniendo la creencia errónea de que España es un país laico que beneficia sin motivo alguno al catolicismo.
En un modelo aconfesional, tal y como establece nuestra carta magna, “(…) los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones (…)”. Por tanto, la constitución no establece una separación completa entre Iglesia y Estado. Lo que sí dicta es que ninguna confesión tendrá carácter estatal pero ciertamente, esa ambigüedad permite el abuso de algunos dirigentes como el del alcalde de Zamora, Guarido (IU), que ha prohibido al jefe de la Policía Local acudir a procesiones, porque según ha comunicado, es su deseo suprimir la representación institucional de este cuerpo en actos religiosos.
Además de la actitud de los políticos con su laicismo beligerante, es importante tener en cuenta la labor destructiva que realiza la organización España Laica con su laicismo radical, que, al ser rama del gran tronco de la masonería, su especial dedicación es ir contra cualquier símbolo o manifestación religiosa como medio para acabar con la Iglesia. En ese horizonte laicista, su objetivo es la secularización, primero del Estado, luego de la sociedad para acabar con los valores tradicionales y morales que aún perduran para lo cual, esta batalla se plantea sobre todo en el terreno infantil y juvenil de la escuela pública.
Los mayores activistas de ese ángel caído que sigue luchando contra Dios, es el laicismo radical impulsado por la organización España laica que paso a paso va introduciendo en el imaginario colectivo la idea de lo pernicioso que es el hecho de que personajes políticos (familia real, ministros y alcaldes) participen en actos religiosos, así que quizá influido por estas machaconas ideas, Su Católica Majestad y familia, no ha tenido la gallardía de, haciendo honor a su título, participar en algún acto religioso en esta Semana Santa de 2022. Ni siquiera en la−desde hace 27 años− considerada tradicional asistencia a la Misa de Resurrección en la catedral de Palma de Mallorca.
Clama también España laica contra las tomas de posesión de políticos realizadas ante la Biblia y Crucifijo, todo ello con profusión de fotografías denunciando el hecho, como si tuvieran que avergonzarse de ello por estar presos de las ideas religiosas, ya que esta asociación asegura que lo suyo, lo que defienden, es un proyecto superior de emancipación y liberación de las personas y el Estado de toda tutela. «Sapere aude!» ( «atrévete a saber» que también suele interpretarse como «ten el valor de usar tu propia razón») afirmando también que laicidad y democracia son dos caras de la misma moneda.
Es decir, la societas christiana se niega a utilizar la razón y además, al no ser laicista, no es demócrata. Solo ellos, los impositores de su increencia al resto del pueblo español, son los que se arrogan el carnet de demócratas.
En su plan de aniquilar la Iglesia, Europa Laica desde 2016 pone el foco sobre lo local al considerar que «los Ayuntamientos son una pieza fundamental del Estado y la más cercana a la ciudadanía», según explica su presidente, Francisco Delgado. En este sentido, la Red de Municipios por un Estado Laico se ha planteado como un espacio de debate e investigación sobre el alcance de la laicidad institucional, así como «de autoayuda ante el poder central y autonómico» «También debería servir para poner los cimientos políticos e institucionales de la construcción del Estado laico al que una parte importante de la ciudadanía aspiramos. Por ese motivo, desde Europa Laica trabajan en la idea de crear una propuesta que aglutine primero a todos los Ayuntamientos con el objetivo de, conseguida la laicidad del Estado, trasladarlo a otros territorios europeos.
Por el momento, a pesar de la amplia difusión del proyecto, Delgado admite que los logros han sido tímidos. No obstante, desde la organización sí detectan que tras las últimas elecciones municipales, algunos consistorios y comunidades autónomas como Aragón, Navarra (¡¡), el País Vasco o Baleares, han manifestado gestos y apoyos sobre cuestiones simbólicas, pero que consideran que van haciendo mella, como la cesión de suelo a entidades religiosas, las inmatriculaciones de la Iglesia católica, las subvenciones de actos religiosos o los ataques a templos, la destrucción de cruces, o aún más grave, la profanación de la Eucaristía, aunque de estos actos vandálicos no hacen mención en su página web, quizás porque quedarían demasiado explícitas sus intenciones.
Dichas mociones para formar una Red de Municipios por un Estado Laico, impulsadas por IU, PSOE y Podemos, están desatando pasiones en pueblos y capitales de provincia dando lugar a casos curiosos. En Madrid parece que se han incorporado los municipios de Alcorcón, Las Rozas, Rivas-Vaciamadrid y Fuenlabrada (éste ha ido más allá y pide el contrasentido de bautizos laicos); la petición de Puerto Real (Cádiz) fue votada en contra al demostrar la oposición la incoherencia de que Podemos hablase de laicidad cuando hacía unos días había concedido en Cádiz la Medalla de la Ciudad a la Virgen del Rosario[1]. Oviedo sí se ha unido a España Laica pero Gijón se ha negado a abolir a sus patronos religiosos: San Pedro y la Virgen de Begoña; Córdoba y Granada se muestran muy beligerantes desde su adhesión. Esta última ha llegado a denunciar una beatificación de mártires de la Guerra Civil por asistir personalidades políticas, hecho contrario a la aconfesionalidad del Estado y, aprovechando el tema, critican que se beatifique a tan gran número de españoles mártires, aunque nunca se preguntan la causa por la que lo fueron.
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Sin embargo, el grupo de Cataluña Laica no ha conseguido que se les una Tarragona. En Valencia han logrado infiltrarse en lo que denominan una Red de Colectivos Cristianos Progresistas llamada XARXA Cristiana que ha emprendido una campaña contra el cardenal Cañizares al que detestan por haber calificado la ley LGTBI valenciana de libertades como estalinista y dictatorial. Han llegado a pedir al Papa su destitución.
No obstante, el caso más estrambótico ha sido la inclusión en la asociación de municipios laicos a Santiago de Compostela. Resulta incoherente que la ciudad Patrimonio de la Humanidad que desde hace siglos atrae a multitud de fieles peregrinos a orar ante el Apóstol, sea declarada laica, aunque lo haya sido por un solo voto.
Se produce, no obstante una, aparentemente incomprensible actitud, que Miguel Ángel Loma llama “las descaradas muestras de auténtica hipogresía”, pues al amparo de la Cruz, que durante el resto de semanas del año tanto les molesta y si pueden eliminan –y de las proclamas de laicidad,− encontraremos a innumerables gerifaltes progresistas dispuestos a encabezar procesiones y manifestaciones religiosas católicas, pavoneándose del baño de multitudes que pueden recibir, al tiempo que justifican su presencia exclusivamente en los valores artísticos de las imágenes y en los lucrativos intereses turísticos y políticos que proporcionan. A favor de tamaña «hiprogresía» juegan con la ventaja de que los responsables y organizadores de dichas celebraciones, por imperativo de lo que significa esa Cruz, se obligan a mostrarse comprensivos y misericordiosos con quienes les marginan y hasta ofenden el resto de semanas del año. Una elevada y generosa actitud que los progresistas confunden con la debilidad.
No solamente se atacan templos y derriban cruces en España. Francia, Canadá, Estados Unidos, Argentina, México, Nicaragua, Chile, Bolivia… han sufrido toda una serie de ataques y destrucciones de iglesias y templos, en un intento de borrar la huella del cristianismo de la civilización occidental. Todo ello no es casual, escribe Carlos Astiz en Religión en Libertad. Forma parte de ese ciclo de la destrucción de individuos, familias, sociedades y naciones. Es parte de ese proyecto por el que los grandes globalitarios, los grandes magnates, quieren imponernos una sociedad en la que las naciones y las democracias no existan más que en pura fachada, bajo controles supranacionales, determinados por esos mismos poderes financieros que ya controlan una parte esencial de nuestro sistema económico, político y mediático.
Que no se engañen los miembros de otras confesiones. Van a por ellos también. Van a por los referentes morales de las personas para hacernos más débiles e indefensos. Debilitar a los individuos para debilitar las sociedades de las que forman parte. Limitar -y después eliminar- su presencia pública, su actividad y a sus miembros.
¡“A la Iglesia la quieren callada”! ha denunciado el cardenal Cañizares ante el silencio culpable de Occidente con los ataques a cristianos.
Es indudable que el principal reto del Movimiento católico es la respuesta a ese proyecto secularizador, entendido como fuente y motor de la descristianización o «apostasía de las masas». Ejemplo claro ha sido la última campaña de cartelería de Burguer King[2] que decía: Tomad y comed todos de él. Que no lleva carne, con clara intención de ofender y menospreciar los sentimientos religiosos de los católicos. El escándalo que ha levantado tal propaganda escogiendo además, para hacer mayor daño, el momento de la celebración de la instauración de la Eucaristía, ha obligado a la empresa a retirar los insultantes carteles.
Es decir, la societas christiana, se ha levantado, ha hecho oir su voz, cumpliendo con esa obligación que, como nuevos cruzados, tenemos de participar en lo que monseñor Viganó define como la eterna lucha entre la Luz y la Oscuridad, el Bien y el Mal, Dios y Satanás, levantándonos para que la maldad no prevalezca y, defendiendo nuestro derecho a mantener nuestras creencias y valores morales tradicionales, digamos ¡BASTA!, pongamos manos a la obra y seamos cruzados contra la revolución que nos acecha.
RESISTIR Y GANAR. NO HAY OTRA ALTERNATIVA.¡ DEUS VULT!
- [1] El Ayuntamiento de Cádiz concedió la Medalla de Oro de la Ciudad a la Virgen del Rosario, en virtud de una iniciativa presentada por el PP que ha contado con tres votos del PP, dos del PSOE, el voto del representante de Ciudadanos y, sorprendentemente los dos votos de Por Cádiz Sí se Puede, el partido del gobierno al que pertenece el alcalde, José María González ‘Kichi’. La sentencia emitida por el Juzgado número 3 de lo Contencioso Administrativo desestima de forma íntegra la demanda presentada por parte del colectivo Europa Laica al que condena además a pagar 6.000 euros.
- [2] Conviene recordar que Burguer es la introductora en España de los transgénicos criados en tierras de don Guillermo Puertas. Con ellos pretenden que nos alimentemos porque aseguran que son más sanos, mientras los miembros pertenecientes a la élite, ministro de consumo incluido, se “sacrifican” comiendo buenos chuletones.
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