San Jorge fue un caballero nacido en la Capadocia. La leyenda cuenta que el pueblo estaba sometido a un dragón al que había que entregarle todo tipo de riquezas y animales.

Entonces, llegó el día en el que el pueblo, ya esquilmado y sin riquezas, no pudo entregarle ningún bien más por lo que tuvieron que entregar una vida por sorteo.

La vida entregada fue la de la princesa, hija del rey. Las crónicas antiguas nos relatan que fue en aquellos momentos de incertidumbre y miedo, cuando San Jorge, como caballero, se adentró en la cueva, venció al dragón y salvó a la princesa. Allí, donde cayó la sangre del dragón, brotó el rosal. De aquel se le entregó una rosa a la princesa salvada y, por ello, es tradición regalar rosas en el día de San Jorge.

Tiempo después, los cronistas nos contaron que en el año 1096, en la batalla de Alcoraz (Huesca), cuando estaban trabados los ejércitos aragoneses y musulmanes, San Jorge apareció para ayudar a los cristianos y vencer en aquel encuentro que les abriría a los católicos la ciudad de Huesca.

Huesca fue la primera ciudad que conquistó el Reino de Aragón al Islam y San Jorge fue considerado el santo patrón de Aragón. Es por ello que hoy, 23 de abril, los aragoneses celebran el día de su Comunidad.

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