Últimamente a algunos medios alternativos les ha dado por celebrar a Elon Musk como si fuera una especie de Flash Gordon destinado a salvarnos de alguna inminente catástrofe cósmica cuando en realidad si a alguien se parece es a Ming el Despiadado. O más bien Xi Jinping el despiadado, que no tiene nada que ver, por desgracia, con la dinastía Ming, sino con la dinastía Ping. Por algo Tesla (como todas las corporaciones occidentales ) lleva años traficando con la China comunista y construye o construía allí sus fábricas. Ming el Despiadado ha sido sometido a una operación de blanqueamiento y ahora es lo que siempre fue: caucásico, tan caucásico como Elon Musk o como los jázaros que durante algún tiempo ocuparon el Norte del Cáucaso y ahora lo quieren volver a ocupar.

Elon Musk, el billonario que no ha ganado por sí mismo un sólo y miserable penique en toda su vida y que ha obtenido toda su fortuna gravando con impuestos onerosos los bolsillos de los trabajadores estadounidenses, es simplemente el más ilustre representante de la oposición controlada al estado profundo que lo amamantó y amamanta, y uno de los innumerables títeres de los Rothschild.

Desde luego, Tesla encaja como ninguna otra compañía dentro de los descabellados planes del Gran Reinicio. Musk se ha enriquecido gracias a la farsa del cambio climático y el camelo de la energía verde y supuestamente sostenible (en realidad es completamente insostenible y más negra que el oro negro). Sus coches eléctricos que nadie quiere comprar, por cierto, son infinitamente más contaminantes que los tradicionales. Es la suya una de las muchas compañías improductivas y parasitarias que sobreviven gracias a la generosa subvención del estado en la sombra decidido a acabar a base de gravámenes con todas las compañías verdaderamente productivas.

Dadas sus indudables conexión con la familia satánica de los Rothschild (es imposible que una empresa tan deficitaria como la suya pudiera salir a flote en los Estados Unidos sin el beneplácito y el patrocinio de dicha familia que es la dueña de dicha nación como de todo Occidente) no resulta nada inverosímil que Elon Musk fuera, como sostienen algunos, un «hijo de la secta de los Illuminati» criado y educado para convertirse en un líder mundial” o que a su madre Maye le diera por practicar la brujería africana. Desde luego es cierto que emigró junto con su padre Joshua Halderman, el abuelo de Elon Musk, a dicho continente en su más tierna infancia y vivió allí durante muchos años.

Joshua Haldeman, formó parte, por cierto, del movimiento tecnocrático canadiense surgido en la década de 1930 hasta el punto de ser llevado a juicio una vez que dicho movimiento fue prohibido por las autoridades. Resulta llamativo que dicho movimiento surgiera a consecuencia de la gran depresión de los años veinte con el aparente objetivo de remediarla. Una depresión provocada por los banqueros al servicio de los Rothschild cuyos herederos o testaferros actuales que se califican a sí mismos de tecnócratas, y entre los que se encuentra el infame Mario Draghi, han impuesto en toda Europa la más espantosa tiranía bancaria o tecnocrática que hayan presenciado los siglos.

Sería interesante investigar la conexión de la madre de Elon Musk con la familia Mason, así como la conexión de los Mason con los experimentos MK ultra de la CIA

Se rumorea que Maye Musk no solo visitó a Charles Manson en un momento en la prisión, sino que también se hizo popular entre los miembros de dicha familia criminal al suministrarles aparatos de televisión y otros artículos de lujo.

En el vínculo que proporciono más abajo pueden examinar una encantadora foto de la madre de Elon Musk donde se nos aparece como una especie de híbrido creado en algún laboratorio y fruto del cruce de la masonería satánica más “vintage” con las fantasías intergalácticas futuristas a que su hijo se entrega con tanto entusiasmo. Es decir: de la explosiva mezcla de un pasado victoriano siniestro representado por Jack el Destripador (el abuelo según algunos de Winston Churchill) y el futuro representado por “la mujer avispa” o algún otro alienígena colado como polizón en alguna nave espacial tras un viaje intergaláctico o más bien algún viaje astral realizado tras ingerir una buena dosis de peyote.

Cualquiera que piense como Charles Payne afirma, que Elon Musk va a favorecer o posibilitar de alguna forma la libertad de expresión en Internet o cualquier otro sitio debe de encontrarse bajo los efectos del LSD o cualquier otra poderosa droga alucinógena. Elon Musk es la carta marcada que los Rothschild se han sacado de la manga ahora que todos los políticos y magnates que prosperan a su sombra están completamente desprestigiados, se trata la suya de una figura cuyo mensaje se va a quemar o auto destruir en cuestión de segundos, como solían decir antaño en las películas de ciencia ficción de Hollywood. Lo cual no importa demasiado, los Rothschild tienen muchos otros desaprensivos en cola dispuestos a desempeñar algún cargo público a cambio de violar y torturar a alguna niña o algún niño de cuatro o cinco años.

Para mí está muy claro que el inmenso poder hipnótico que exhiben los líderes del estado profundo (el único que queda prácticamente) deriva de los inmundos sacrificios rituales a Satanás de niños indefensos que llevan a cabo dichos líderes.

Regina Louf es una de las muchas víctimas y testigos de dichas nauseabundas prácticas que tienen mucho que contar al respecto. Que el estado profundo que nos gobierna es decididamente satánico está ya fuera de toda duda. Se multiplican en la red las noticias que nos alertan de que los nacionalistas ucranianos financiados y armados por dicho estado están recurriendo a la brujería para derrotar a sus enemigos.

https://www.indiatimes.com/trending/wtf/ukrainian-witches-to-perform-ritual-to-topple-vladimir-putin-565565.html

La nación rusa, por otra parte, tampoco debe de andar escasa de hechiceras y hechiceros de toda clase. Después de todo, Rusia es ya un estado plenamente moderno y si por algo se caracteriza la Modernidad es porque brujas y brujos dejaron de ser perseguidos por primera vez en la historia y pasaron a ser progresivamente celebrados.

No cabe ningún futuro para Estados Unidos, ni ningún otro país europeo del este o del oeste a menos que se realice una campaña a gran escala de exorcismos en nombre de Jesucristo que espanten a todas las escuadras de demonios invocados en las logias masónicas o soltadas en la tierra por las brujas ucranianas o de cualquier otro lugar. Carece de importancia que aquellos que me leen si es que lo hacen sean conscientes o no de la existencia de los demonios y del inmenso poder que detentan, ellos son muy conscientes de nuestra existencia, nos observan muy de cerca por medio de sus “cinco ojos”. O sea: los ojos de los satanistas que dirigen los servicios de inteligencia de Australia, Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda.

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JF Fernández-Bullón

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