El pasado 21 de mayo dejó este mundo para entrar en la gloria el sacerdote, religioso e historiador Padre Tarsicio de Azcona, a los 98 años de edad, tras una vida llena de amor a Dios, a la Iglesia, a la Historia y a España.
Don Jesús, que éste era su nombre antes de entrar en Religión, había nacido en Azcona en 1923, era miembro de la Real Academia de Historia y el mayor especialista en la figura de Isabel la Católica.
El P. Tarsicio cursó las primeras letras en su pueblo natal e ingresó muy joven en el convento de Capuchinos de Alsasúa, donde cursó estudios de latín, castellano, aritmética y caligrafía.
Luego realizó el Noviciado en el convento de Sangüesa, guiado siempre por el ideal evangélico de San Francisco de Asís.
Fué ordenado sacerdote en 1946 y amplió estudios superiores en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Era también licenciado en Historia civil por la Universidad de Zaragoza.
Su primer destino fue el convento de San Antonio en Pamplona. Pasó casi 40 años de su vida divididos entre el convento de Pamplona Extramuros y el Centro Superior de Estudios Teológicos del Seminario de Pamplona, hasta 1992. Se dedicó principalmente a la docencia y a la investigación teológica e histórica.
Sus principales temas de investigación estuvieron centrados en la figura de Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, así como en la Historia de Navarra.
En el 2011 la RAH le nombró Académico, y tres años después recibió el Premio Príncipe de Viana de la Cultura en reconocimiento a la calidad de sus investigaciones.
Su amor a la Iglesia y a España era el motor que daba impulso a su vida.
Vale la pena leer y estudiar las obras del P. Tarsicio, pues nos hablan con total objetividad y claridad de la historia de la Nación Española, de la Iglesia, de Navarra y de la cristianísima reina Isabel la Católica o Isabel I de Castilla, nacida en 1451 y fallecida en 1504.
Isabel era hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal. Fue coronada reina el 13 de diciembre de 1474 en la iglesia de San Miguel de Segovia. Contrajo matrimonio con Fernando II de Aragón o Fernando el Católico, rey de Aragón, de Castilla, de Sicilia, de Nápoles, de Cerdeña y de Navarra. A partir de ese momento hubo una unidad entre los reinos de Castilla y de Aragón (año 1469).
De este enlace nacieron cinco hijos. Aunque el rey no siempre fue fiel a su mujer, ella siempre le fue fiel, pues profesar la fe cristiana la obligaba a serlo y a procurar el bien material y espiritual de sus súbditos. Ni la reina estaba por encima del rey, ni el rey por encima de la reina; de ahí el famoso: «tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando»
La reina Isabel la Católica procuró que en sus reinos se profesara siempre la fe católica; a causa de este hecho no dejaron de aparecer problemas de diversa naturaleza, también religiosos, pues en la España de aquel tiempo convivían cristianos, musulmanes y judíos.
En 1492, con el descubrimiento del Nuevo Mundo, realizado en gran parte gracias a Isabel, los problemas se multiplicaron, pero ella siempre ordenó que a los no cristianos se les instruyese en la fe cristiana y fuesen bautizados por clérigos católicos.
Además de practicar las virtudes humanas y cristianas en grado heroico, la reina Isabel se interesó sobremanera por la cristianización de los pueblos que no conocían a Jesucristo: estamos diciendo con ello que fue una gran misionera.
Todo el mundo apreciaba muchísimo que la reina Isabel era una ejemplar cristiana.
Estando en Medina del Campo la reina enfermó de hidropesía, pidió que se le administrasen los Sacramentos y expiró poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504, recién estrenado el siglo XVI.
Según informan algunos medios, los documentos para la beatificación-canonización de Isabel la Católica se encuentran ya en el Dicasterio Romano para las Causas de los Santos, a la espera de que el Santo Padre determine la fecha de beatificación de esta Sierva de Dios, que tanto bien hizo a España, a las Américas y a la Iglesia de Cristo. Quiera Dios que pronto veamos en los altares a la que fue reina Isabel la Católica.
En gran parte, el trabajo realizado por el Padre Tarsicio de Azcona y otros llevarán, así lo esperamos, a la beatificación y posterior canonización de Isabel la Católica para mayor gloria de Dios y bien de las almas. Que nos ayude desde el cielo la intercesión del Padre Tarsicio de Azcona
P. José Vicente Martínez.
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