Por Michael Hoffman, artículo originalmente publicado en inglés en www.RevisionistHistory.org

Hemos rastreado la entrada de ese término no bíblico en la teología protestante en los últimos tres siglos (habiendo entrado en recintos enrarecidos de la teología de Roma incluso antes, ver «El árbol sefirótico de las diez emanaciones» [Shekinah es la 10ª emanación], en La Iglesia del Renacimiento Oculto de Roma, pp. 350-351 y 637-641).

Estrictamente hablando, Shekinah es un concepto más estrechamente vinculado y derivado de la Cabalá, específicamente el Zóhar, en el que significa la energía de la diosa que se manifiesta como la sefirah femenina de Malkhut.

Uno vislumbra las raíces de la ideología LGBTQ + en la esotérica zoárica medieval (y anterior). En este caso, la transfeminización del Zóhar y la identificación fluida de género del rey David con la Shekinah.

Esta memesis de la feminidad hizo que los cabalistas se refirieran al estudio de su «Torá» oral ersatz (Torá sheBeal peh, es decir, el Talmud, la Cabalá, mishné Torá, etc.) como una actividad «masculina femenina». En ese oxímoron espiamos el Solve et Coagula del operante de la alquimia humana durante siglos en la revolucionaria ingeniería social que otros denominan «control mental».

Shekinah está cargada con una agencia de cambio oculta intencional y ha entrado en las iglesias, aunque con connotaciones más benignas. Pero, ¿por qué emplearlo en absoluto?

Por supuesto, estos hechos pueden parecer descabellados tal vez para aquellos que no están familiarizados con los recovecos teúrgicos del Zóhar y los textos cabalísticos afines. Sin embargo, están sembrados a lo largo de la praxis rabínica mística ortodoxa (particularmente Haredi).

Por ejemplo, un pilar de la Cabalá es la noción de que sin la mediación de la décima sefirah, «sin la mediación de la Shekinah, no puede haber Presencia de Dios en este mundo en absoluto, ya que solo ella es el eslabón en la cadena de divinidad que une los dos reinos».

(Cf. «El rey David como shekhina en el Zóhar: una revolución teológica», en Ruth Kara-Ivanov, El Mesías Femenino [Brill, 2021, p. 41, énfasis suministrado]).

Los principales textos cabalísticosrelacionados con este aspecto de Shekinah se encontrarán en los primeros cuatro volúmenes del Zóhar traducidos y publicados sin censura en inglés por Stanford University Press.

La teología también está presente en forma menos explícita en el Talmud de Babilonia (cf. Sanedrín 96b, 98b, 104b, 107a, Berakhot 4a, 7b, 10a; Shabat 30a, 55b, 56a, 152b; Eruvin 13b, Eruvin 96a, etc.).

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No hay nada nuevo en la psicosis de llamar a un ser humano que posee cromosomas xx exactamente lo mismo que un humano que posee cromosomas xy. La negación de una realidad biológica tan cruda y fundamental que distingue a lo femenino y lo masculino requiere nada menos que una transvaloración oculta de todos los valores. Este es el eslabón perdido en el intento de discernir las raíces del movimiento LGBTQ + y su ascenso actual.

Esta alquimia tiene un pedigrí cabalístico muy largo que los «cristianos conservadores» no pueden o no quieren acreditar. En consecuencia, la clave del conocimiento se pierde y los conservadores se quedan en la oscuridad, rehenes de la escritura inútil y la charla sobre lo que en realidad son meros síntomas, en lugar de etiología.

Los anticristianos que dicen que son «verdaderos de la Torá» han estado falsificando la palabra de Dios durante dos milenios. Tristemente superados los «conservadores» desesperados por creer una mentira para mantener sus carreras, reputaciones y cuentas bancarias, se dejan seducir por el engaño.

La falsa «Torá» oral (Torá sheBeal peh) es el recrudecimiento de la ciencia oculta de Egipto y Babilonia. Una de sus numerosas manifestaciones en nuestro tiempo es el trágico desorden de la transexualidad que comenzó a propagarse en gran medida ya en el siglo 17 por la red de inspiración cabalástica conocida como la Fraternidad Rosacruz, que promovió la imagen del cuerpo humano como un andrógino poseído de genitales masculinos y femeninos (cf. Twilight Language, pp. 247-253), que es el objetivo aún por cumplir de la Frankenciencia genética.

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