«Lo que hemos visto hasta ahora es sólo la punta del iceberg», dice la Dra. Northrup..
El primero de los tres estudios publicados sobre mujeres que sufrieron anomalías menstruales o yeso decidual en el momento en que se administraron a gran escala las vacunas Covid-19 revela un aumento repentino de esta anomalía ginecológica, hasta entonces extremadamente rara.
El «yeso decidual» se produce cuando el revestimiento interno del útero (llamado endometrio) es excretado del organismo tal como está, y todo el revestimiento del cuerpo se expulsa en una sola pieza.
«Un yeso decidual es el desprendimiento de todo el interior del útero en una sola vez, generalmente precedido por varios días de fuertes calambres mientras el útero se contrata. Así que lo que ocurre es un ‘molde’ del interior del útero», dijo a Epoch Times la doctora Christiane Northrup, coautora del estudio.
Según el estudio, en 109 años, la literatura médica ha registrado menos de 40 casos de yeso decidual. El evento es tan raro que sólo existen estudios de casos y no hay datos sobre la prevalencia de la condición en la población.
Pero en los últimos 7,5 meses de 2021, se registraron 292 casos entre los 6.049 encuestados que participaron en la encuesta de MyCycleStory.com.
El Dr. James Thorp, médico de 68 años y autor de numerosos estudios, es un ginecólogo obstetra que lleva más de 42 años ejerciendo y está especializado en medicina materno-fetal.
Según el Dr. Thorp, “En los años previos a la pandemia, el yeso decidual se atribuía más comúnmente a abortos espontáneos, embarazos ectópicos y terapia prolongada con progesterona.Especulamos que un mecanismo podría incluir potencialmente el estado de hipercoagulabilidad y el cambio en la consistencia de la sangre que han sido bien documentados por muchos embalsamadores, incluido el Sr. Richard Hirschman.Por lo tanto, los grandes coágulos que persisten después de la muerte que los embalsamadores notaron por primera vez el año pasado pueden considerarse en este contexto como ‘yesos arteriales’ y ‘yesos venosos’.Son sorprendentemente similares en apariencia a los yesos deciduales, excepto por la forma” .
«Las anomalías menstruales extremas, como el yeso decidual, no deben ignorarse, ya que pueden tener repercusiones importantes en las nanopartículas lipídicas que se concentran en los ovarios y en los anticuerpos sinciciales que pueden provocar abortos espontáneos», añade.
El Dr. Thorp había declarado anteriormente a The Epoch Times que había visto «muchas, muchas, muchas complicaciones en mujeres embarazadas, en madres y fetos, en niños, en niños pequeños», desde el momento en que la vacuna Covid se administró a gran escala.
«Muerte fetal, aborto espontáneo, muerte del feto en el útero. Lo que he visto en los dos últimos años no tiene precedentes.
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El Dr. Thorp añadió que había visto un aumento de muertes fetales, complicaciones en los embarazos asociados a las vacunas Covid, pero a partir de septiembre de 2021, los médicos y enfermeras fueron amordazados, según el informe ‘Traición al paciente: la corrupción de la asistencia sanitaria, el consentimiento informado y la relación médico-paciente’. (pdf).
El estudio, titulado «Covid-19 y el aumento del desprendimiento de yeso decidual» (pdf), muestra imágenes perturbadoras de diferentes mujeres que han sufrido yesos deciduales.
En él se dice: «El flujo decidual puede producirse cuando el cese de los niveles de progesterona conduce a una pérdida de soporte del revestimiento endometrial decidual. Esto da lugar a un desprendimiento sincronizado de toda la capa endometrial decidualizada del útero hacia el cuello uterino y la vagina. Esta masa/coágulo de tejido suele ser triangular, lo que corresponde a la forma interna de la cavidad intrauterina. Otras causas menos comunes de yeso decidual son la interrupción de los tratamientos con estrógenos y progesterona exógenos, y el uso de anticonceptivos orales y progesterona inyectable».
Tiffany Parotto, investigadora principal del estudio y fundadora de MyCycleStory, está especialmente sorprendida por la censura y la eliminación de un grupo de Facebook de unos 21.000 miembros en el que las mujeres hablaban de las anomalías menstruales.
«El verdadero problema que veo aquí es que estamos 2022 y de alguna manera parece aceptable que las voces de las mujeres sean completamente suprimidas como si no importaran«, dice Parotto a Epoch Times.
«El hecho es que decenas de miles de mujeres sufren hemorragias traumáticas y problemas importantes. Las mujeres saben lo que es normal para ellas y lo que no. Conocemos nuestro cuerpo mejor que cualquier médico o sitio de redes sociales para saber cuándo algo va mal. ¿Qué derecho tienen las grandes empresas tecnológicas a decirnos que no vale la pena compartir nuestras historias? ¿Cómo vamos a llegar a la raíz de lo que puede estar causando estas anomalías si pensamos que somos los únicos que las padecemos? Me molesta la idea de que se supriman y menosprecien nuestras experiencias, como si de repente «escuchar a las mujeres» sólo importara a veces. Así que sabíamos que teníamos que hacer el trabajo nosotras mismas e hicimos el estudio. Teníamos que devolver la voz a estas mujeres y hacerles saber que nos negamos a que guarden silencio y que haremos lo que sea necesario para llamar la atención sobre este asunto», insiste la Señora Parotto.
A la Dra. Northrup, médico y ex miembro del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, le preocupa que haya muchos más daños en el sistema reproductivo que aún no se han descubierto.
«El ciclo menstrual femenino se considera como un signo vital tan importante como la presión arterial y la temperatura corporal a la hora de evaluar la salud de la mujer. Nuestros hallazgos iniciales de sangrado y caída de yesos deciduales en las mujeres que recibieron la inyección experimental sugieren que lo que hemos visto hasta ahora es sólo la punta del iceberg. Los efectos reproductivos de esta inyección podrían ser mucho peores de lo que nos han hecho creer», argumenta.
La Dra. Christiane Northrup en el Broadway Rally For Freedom en Manhattan, Nueva York, el 16 de octubre de 2021.
Los autores señalan que este primer estudio tiene algunas limitaciones.
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«En primer lugar, se trata de un estudio observacional basado en cuestionarios contestados por las pacientes y, ciertamente, sujeto a un sesgo de muestreo. En segundo lugar, los yesos deciduales no fueron confirmados por el análisis patológico, sino que fueron declarados por las propias pacientes. En tercer lugar, la prevalencia del yeso decidual antes y después de la pandemia no puede determinarse con precisión en el momento de redactar este estudio.
Este artículo se publicó originalmente en francés en epochtimes
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