Los resultados de la primera vuelta presidencial produjeron, de manera sorpresiva, una salida al oscuro panorama que se cernía sobre Colombia ante un eventual triunfo de la izquierda radical en la primera vuelta.
Petro no alcanzó el triunfo en la primera vuelta, como lo había anunciado, y ahora deberá enfrentar en la segunda vuelta la cerrada unión del anticomunismo que podría llegar a más de 11.000.000 de votos, muy por encima de las reales posibilidades del petrismo.
Hay que resaltar que el motor de este revolcón político lo constituyó la desconcertante votación obtenida por el ingeniero Rodolfo Hernández, quien, a la cabeza de un movimiento independiente, pasó a la segunda vuelta con casi 6.000.000 de votos, eliminando las posibilidades de Fico Gutiérrez, posicionado en las encuestas como el más opcionado para disputar el triunfo al candidato izquierdista.
Todavía se preguntan en las campañas de Fico y de Petro cómo logró Rodolfo desbarajustar sus planes. A mi entender, supo interpretar el sentimiento nacional de un pueblo fatigado con la corrupción de la obsoleta clase política y abandonado por un macrocefálico aparato estatal cuyos recursos, destinados a alimentar la burocracia, no llegan a satisfacer las ancestrales necesidades de los menos favorecidos.
Un día después de las elecciones, ya contaba Rodolfo con el apoyo del electorado de Federico Gutiérrez que, sumado al suyo, supera ampliamente las posibilidades del candidato de la ultraizquierda. Consciente éste de su inminente derrota se ha apresurado a tildar a Hernández de ser un instrumento del uribismo, manida táctica en la cual ya nadie cree. Se quedó sin banderas y ya no tendrá tiempo para improvisar.
Mientras tanto, la gente en Colombia, en forma espontánea y masiva, se está alineando con este ingeniero que ha demostrado tener carácter, independencia y un lenguaje sencillo y directo que cala profundamente en el alma de los colombianos.
No puedo dejar de comparar a nuestro país con Singapur, ese pequeño país que se debatía en medio de la violencia, la droga, la miseria, la falta de educación y el subdesarrollo hasta la llegada al poder de Lee Kuan Yew. Con fórmulas sencillas como las que ofrece Rodolfo convirtió a Singapur en una de las potencias del sudeste asiático, con uno de los niveles de vida más altos de la tierra. Educación bilingüe y orientada al desarrollo, libre mercado, atracción de inversionistas, lucha implacable contra la corrupción, mano dura contra el crimen y la droga.
Si en lugar del salto al vacío que ofrece el neo-comunismo de Petro, acompañamos al ingeniero y empresario Rodolfo Hernández con nuestro voto el próximo 19 de junio, Colombia tendrá la oportunidad de convertirse en la potencia que queremos y, mediante un manejo juicioso del Estado, ofrecer a cada colombiano una alternativa para mejorar sus condiciones de vida.
La Divina Providencia nos ha proporcionado una salida al oscuro túnel en el que nos encontrábamos. No dejemos pasar esta oportunidad. Votemos masivamente por nuestro Lee Kuan Yew, el empresario Rodolfo Hernández.
Luis Alfonso García Carmona, Presidente de Alianza Reconstrucción Colombia.
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