Seguimos en junio, un mes que muestra, con su bandera de arcoíris ondeando por doquier, un orgullo que ha pasado de pedir tolerancia a promocionar masivamente, a través de los medios, instituciones y corporaciones, una agenda sexual cada vez más amplia. Este año, además, entra a nuestras casas desde primera hora de la mañana. Si, el movimiento del abecedario ya está hasta en las cajas de los cereales Kellogg’s. Esta marca que, en tantos hogares del mundo endulza, más o menos sanamente, nuestras mañanas; se ha sumado a la causa del alfabeto con el lema: “las cajas son para los cereales no para las personas”, imponiendo su perversa agenda, desde el desayuno y sin necesidad de que salgamos de casa.

Kellogg’s, con su cereal que anima a los más pequeños a “crear su propio pronombre” se une a las empresas que presentan a los niños constantemente y a través de distintos medios ya no sólo familias con dos mamás o dos papas sino animales no binarios, juguetes transgénero, y otras lindezas a cual más vil del movimiento LGBT. Ahora, además de apoyar a los hijos con el aprendizaje básico de matemáticas, lectura y escritura hay que explicarles desde la más tierna y ya cada vez menos inocente edad, términos tan complejos como: «queer», «trans», «bi» y «pan” gracias al bombardeo de campañas dirigidas a convertir a nuestros hijos en expertos sobre el tema de la diversidad sexual, aún antes de que sepan sumar y restar.

La rapidez, éxito e influencia del movimiento adoptado con entusiasmo y celeridad por un ingente número de instituciones y corporaciones es lo que llevo a James Kirkup, conocido periodista político y actualmente director del “Social Market Foundation”, a estudiar e investigar el origen de los cambios legales relacionados con la diversidad sexual. 

El periodista descubrió la respuesta, que está a la mano y a la vista de todos en la red, en el sitio “Roll On Friday” en el cual se encuentra “El documento Dentons” (The Denton’s Document). Dentons es un prestigioso bufete de abogados multinacional. Su informe: “¿Solo adultos? Prácticas dirigidas al reconocimiento legal de género para la juventud,” es un manual con pautas y estrategias dirigidos a los grupos de presión LGBT, a fin de ayudarles a lograr reformas radicales en las legislaciones. Es importante resaltar que, este proyecto además de estar apoyado por tan importante bufete también cuenta con el apoyo de la Fundación Thomson Reuters, organización sin fines de lucro que promueve la defensa de los derechos humanos y la generación de impacto social a través de sus diversos programas dedicados a las políticas de identidad sexual. Tanto el mencionado Bufete como la Fundación (Thomson Reuters) señalan que el documento no refleja necesariamente sus puntos de vista.

Volviendo al informe, éste recopila y comparte las “mejores prácticas de cabildeo” tendientes a lograr la legalización del cambio de género aún en los menores eliminando, además, la necesidad del consentimiento paterno. Ya que; «reconoce que el requisito del consentimiento de los padres o el consentimiento de un tutor legal puede ser restrictivo y problemático para los menores». De hecho, sugiere que; «los estados tomen medidas contra los padres que obstruyen el libre desarrollo de la identidad del menor trans, al negarse a dar la autorización paterna».

El documento propone técnicas efectivas en el progreso de aceptación de los derechos trans. Entre éstas están:

Adelantarse a la agenda del gobierno publicando propuestas legislativas progresistas que cuenten con el apoyo de prestigiosas “Organizaciones No Gubernamentales”. 

Vincular las propuestas menos populares y aceptadas a una reforma más popular. Por ejemplo, un tema para el cual es «difícil de obtener el apoyo público» como la identidad de género se esconde detrás del «velo de protección» de un tema más popular y aceptado como son los derechos de los homosexuales.  

Otra recomendación es, limitar la cobertura y exposición excesivas de la prensa logrando el cambio antes de que el público en general conozca sus propuestas. Ya que, como explican, si el público se entera de esos cambios, bien podría oponerse a ellos.

Como vemos una vez más, el movimiento cuyo predominio no se limita a este mes, se ha ido imponiendo a través de viles argucias y ha sido dirigido, desde el principio, por personas poderosas, que a través de medios influyentes y sirviéndose de su gran conocimiento de la psicología humana han logrado cambiar radicalmente la sociedad, transformando su mismo núcleo, la familia. Los grandes perdedores de esta transformación somos todos, tanto la mayoría como las minorías a las que dicen defender. 

Su supuesta llamada a la tolerancia ha engendrado más fracciones y divisiones que nunca. Si al principio del movimiento la lucha era heteros contra homos ahora tenemos feministas contra tras géneros, lesbianas contra queers, y en esta guerra gratuita y sin fin han declarado una guerra mortífera para cualquier sociedad; han puesto a los hijos contra los padres y al ser humano contra su propia esencia.

En sólo unos pocos años, la ideología de género ha pasado de la marginalidad a ser la corriente dominante e imponer sus reglas aún en contra de los mismos padres. En algunos lugares, como en España, ya hay políticos que se atreven a decir alto y claro que los hijos no pertenecen a los padres. En varios estados de Canadá y Estados Unidos, si los padres no están de acuerdo con que un niño se someta a terapia hormonal o a cirugías de cambio de sexo, los tribunales intervienen limitando o hasta eliminando, si les es necesario, la patria potestad. Por otro lado, cada vez son más, y esto a nivel mundial, las escuelas públicas que se suman a la enseñanza de la ideología de género desde las edades más tempranas. No contentos con esto, el personal escolar con frecuencia motiva a los niños durante el llamado camino hacia la transición, sin contar con la autorización y aún, en varias ocasiones, sin el conocimiento de los padres. Los padres que llegan a saberlo y están en desacuerdo son etiquetados con todo tipo de calificativos peyorativos imaginables, aún por los propios hijos. 

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Gracias a un plan pérfidamente diseñado, se les está enseñando a los niños desde pequeños, que su anatomía no define si son varones o niñas, que el género está definido por sus emociones y sentimientos y que, además, estos pueden variar con el tiempo dando lugar al llamado género fluido. En algunos lugares decir lo hasta hace poco era obvio, que un niño no puede ser chica o que una niña no puede ser varón, es considerado discurso de odio con penas legales.

Hace ya varias décadas Chesterton profetizó: “llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde”. Creo que tenemos claro que ese día ha llegado. Desenvainemos la espada, que sobrada razón tenemos para ello, y empuñémosla con honor para servir, especialmente a esos hombres y mujeres que se sienten prisioneros de su propio cuerpo. Acompañémoslos en su conquista por la verdadera libertad, esa que sólo se encuentra reconociendo que cada uno de nosotros, hombre o mujer, ha sido especialmente creado a imagen y semejanza de Dios. 

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