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Análisis

La psicología del totalitarismo

La formación de masas es una forma de hipnosis de masas que surge cuando se cumplen ciertas condiciones, y casi siempre es el primer paso para implementar un sistema totalitario.

Por el Dr. Mercola

A finales de 2021, Mattias Desmet, un profesor belga, experto en psicología con una maestría en estadística, se convirtió en el foco de atención a nivel mundial cuando presentó el concepto de “formación de masas” como una explicación del comportamiento absurdo e irracional que tuvieron muchas personas durante la pandemia del COVID.

También advirtió que la formación de masas es el primer paso hacía el totalitarismo, que es el tema de su nuevo libro, «The Psychology of Totalitarianism«. El trabajo de Desmet se volvió aún más viral después de que el Dr. Robert Malone apareciera en el podcast de Joe Rogan, que tuvo unas 50 millones de vistas.

Pero, cuando el término «formación de masas» se volvió más popular en las búsquedas de Google, la compañía tecnológica manipuló los resultados del motor de búsqueda para tratar de desacreditar a Desmet y en los resultados de búsqueda, colocó información que minimiza la importancia de su maravilloso trabajo. ¿Por qué? Porque Google es una de las cabecillas de la camarilla globalista que está tratando de imponer el totalitarismo.

¿Cómo surgió el término formación de masas?

Como dicen, aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla, y al parecer es justo lo que está sucediendo. Como explicó Desmet, si no entendemos qué es la formación de masas, cómo se produce y cuáles son sus consecuencias, entonces no podremos ponerle un alto. ¿Cómo llegó Desmet a la conclusión de que estábamos en el proceso de una formación de masas? Explicó:

“en febrero de 2020, cuando surgió la crisis por el coronavirus, comencé a estudiar las estadísticas sobre las tasas de mortalidad del virus, las tasas de letalidad de la infección, la tasa de letalidad por casos, etc., y de inmediato noté, al igual que muchos otros expertos en el tema, como John Ioannidis de Stanford, que las estadísticas y los modelos matemáticos que utilizaron se manipularon para exagerar por mucho el peligro del virus.

En seguida, escribí un artículo de opinión para que otras personas también se percataran de estos errores. Pero muy pronto entendí, que no querían quitarse la venda de los ojos. Los errores estadísticos eran evidentes, pero parecía que no querían verlos. No entendía por qué, solo se negaban a hacerlo».

Esta experiencia tuvo un impacto tan fuerte en él, que decidió enfocarse en los mecanismos psicológicos que intervienen en la sociedad, y descubrió que se trataba de los efectos de un proceso de formación de masas a gran escala, ya que el aspecto que caracteriza a esta tendencia psicológica es que parece que las personas traen una venda en los ojos y se niegan a ver más allá de la narrativa en la que creen.

Es decir, pierden la capacidad de ver más allá de sus creencias y, por lo tanto, no pueden asimilar ni evaluar nuevos datos. Desmet también dijo que:

“otra característica específica es que este proceso de formación de masas hace que las personas estén dispuestas a sacrificar de forma radical todo lo que les importa, su salud, su riqueza y hasta la salud y el futuro de sus hijos.

Cuando alguien cae en las garras de un proceso de formación de masas, está dispuesto a sacrificarlo todo. Una tercera característica, solo por mencionar algunas, es que una vez que las personas forman parte del proceso de formación de masas, suelen volverse muy crueles con aquellos que no creen en lo mismo que ellos. Suelen hacerlo como si fuera una obligación ética.

Por lo general, se comportan de la siguiente manera: primero estigmatizan, y luego atacan y destruyen a las personas que se niegan a involucrarse en este proceso de formación de masas.

Por esa razón es tan importante entender los mecanismos psicológicos que hay en juego, porque al hacerlo, se podrá evitar que la formación de masas tenga el poder de convertir a las personas en fanáticos que son capaces de destruir a todo aquel que no piense igual que ellos.

Por lo tanto, es de vital importancia entender este mecanismo. Cuando lo entienda, dejará de preocuparse porque sabrá que antes de comenzar a destruir a las personas que no concuerdan con su narrativa, las masas se autodestruirán o se cansarán.

Repito, es de crucial importancia entenderlo, y en mi libro hablo a detalle sobre todo esto. Detalla cómo surgen las masas en una sociedad, bajo qué condiciones, cuáles son los mecanismos del proceso de formación de masas y qué se puede hacer para detenerlo. Eso es extremadamente importante. Quiero dejarlo claro.

Es imposible quitarles la venda de los ojos. Una vez que surge un proceso de formación de masas en una sociedad, es muy difícil que las personas involucradas logren ver la realidad. Pero, es importante tratar de ayudarlas, porque de ese modo se puede evitar que las masas y sus líderes crean tan ciegamente en su narrativa que comiencen a destruir a todo aquel que no crea lo mismo que ellos».

De hecho, todos los que no nos dejamos engañar por la narrativa irracional del COVID, fuimos víctimas de la crueldad de los líderes políticos, los medios de comunicación y muchas otras personas que trataron de obligarnos a cumplir con sus medidas draconianas. Negarse a utilizar un cubrebocas, que sabíamos no servía de nada, a muchas personas les costó recibir agresiones físicas, a otras incluso su vida.

Contexto histórico de la hipnosis de masas

De acuerdo con Desmet, el término hipnosis de masas describe a la perfección lo que es la formación de masas, ya que es una especie de hipnosis que surge cuando se cumplen ciertas condiciones. Y, de manera inquietante, estas condiciones, y el trance hipnótico que experimentan las personas, casi siempre es el primer paso para establecer los sistemas totalitarios.

Aunque el totalitarismo y la dictadura comparten ciertas características, hay diferencias importantes a nivel psicológico. Según Desmet, a nivel psicológico, una dictadura es muy primitiva, solo es una sociedad que le teme al régimen dictatorial, que es un grupo pequeño, que puede ser muy agresivo.

Mientras que el totalitarismo surge de un mecanismo psicológico muy diferente. Un dato curioso es que el estado totalitario surgió apenas en el siglo XX, por lo que es un fenómeno un tanto nuevo que se basa en la formación o hipnosis de masas.

Las condiciones para que las masas entren en este estado hipnótico (de las que hablaré en un momento) se cumplieron por primera vez justo antes de que surgiera la Unión Soviética y la Alemania nazi, por lo que ese es nuestro contexto histórico. Estas condiciones se volvieron a cumplir justo antes de la crisis del COVID. Pero, este es un tipo de totalitarismo muy diferente, en gran parte debido a que gracias a los avances tecnológicos ahora existen herramientas bastante efectivas para manipular el subconsciente del público.

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A diferencian de otras épocas, ahora existen herramientas muy sofisticadas que ayudan a hipnotizar a masas mucho más grandes. Aunque hay algunas diferencias entre el totalitarismo actual y el que se vivió en la época de los nazis o los soviéticos, las dinámicas psicológicas básicas siguen siendo las mismas.

¿Qué es la hipnosis?

Pero ¿cuáles son esas dinámicas psicológicas? La «formación de masas» es un término clínico que se refiere a una especie de hipnosis de masas que surge cuando se cumplen ciertas condiciones.

Durante la hipnosis, lo primero que hace el hipnotizador es desviar la atención de las personas a las que está hipnotizando de la realidad o el entorno que los rodea. Luego, a través de una serie de instrucciones hipnóticas que suelen ser verbales, el hipnotizador enfoca toda su atención en un solo punto, por ejemplo, un péndulo en movimiento o su voz.

Desde la perspectiva de la persona a la que están hipnotizando, parecerá como si la realidad se hubiera desvanecido. Un ejemplo extremo de esto es el uso de la hipnosis para hacer que las personas no sientan dolor durante la cirugía. En esa situación, el enfoque mental del paciente es tan intenso que no percibe que le están cortando alguna parte de su cuerpo.

En términos psicológicos, lo mismo sucede con el COVID, nadie se preocupa por aquellos que han sido afectados por las medidas que implementaron para combatir la pandemia, porque las personas tienen toda su atención en el virus y no son capaces de ver todo lo que sucede a su alrededor.

Pueden matar frente a sus ojos a las personas solo por negarse a usar cubrebocas, y ellos no harán nada al respecto. Los niños pueden morir de hambre y sus amigos pueden suicidarse debido a sus problemas financieros, pero nada de esto tendrá un impacto psicológico en estas personas, ya que la hipnosis les impide ver el sufrimiento de los demás. Un ejemplo perfecto de esta ceguera psicológica de la realidad, es la forma en que ignoran las muertes y las lesiones que han causado las vacunas antiCOVID.

Esas personas están tan cegadas que se pondrán las vacunas, sufrirán reacciones adversas y dirán: «gracias a Dios me puse la vacuna porque pudo haber sido mucho peor». No pueden concebir la posibilidad de que la vacuna sea dañina. ¡Hasta he visto personas expresar su gratitud por la vacuna incluso cuando alguno de sus seres queridos murió a las pocas horas o días de recibirla! ¡Es impactante! Y aunque la dinámica psicológica de la hipnosis explica este comportamiento tan irracional, aun así, es algo bastante surrealista.

“Aunque conozco los mecanismos detrás de este comportamiento, aún me asombra cada vez que sucede”,dijo Desmet. “Cuando lo veo, no lo puedo creer. Conozco a una mujer que perdió a su marido unos días después de recibir la vacuna, le dio un infarto mientras dormía.

Y pensé: ‘ahora sí se quitará la venda de los ojos. Pero, no. Incluso se volvió más fanática y ahora dice que debemos estar agradecidos porque hay una vacuna disponible. Increíble pero cierto».

Los orígenes psicológicos de la formación de masas

Como se mencionó, la formación o hipnosis de masas surge cuando se cumplen ciertas condiciones psicológicas en una parte importante de las personas que conforman una sociedad. Las cuatro condiciones básicas que se debe cumplir para que surja la formación de masas son:

  1. Soledad masiva y falta de vínculos sociales, lo que provoca:

2.  que las personas sientan que su vida no tiene sentido o se enfrenten a varias circunstancias a las que no le encuentran un sentido racional, lo que causa:

3.   Ansiedad y descontento flotantes (ansiedad y descontento que no tienen una causa aparente o específica), lo que provoca:

4.   Frustración y hostilidad flotantes (la frustración y la hostilidad tampoco tienen una causa aparente o específica) y, por último, esto causa que las personas se vuelvan inestables.

¿Cómo se crea la formación de masas en una sociedad?

Una vez que una parte importante de la sociedad tiene ansiedad e inestabilidad, ya está lista para la hipnosis de masas. Desmet explicó:

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“el aislamiento social, la falta de significado, la ansiedad, la frustración y la hostilidad llevan a las personas al límite y cuando se sienten así, sin una razón aparente, entonces se vuelven muy inestables. Sienten que no pueden hacer nada para controlar su ansiedad.

Y, si bajo estas condiciones, los medios de comunicación promocionan una narrativa que se convierte en la causa de su ansiedad y, al mismo tiempo, ofrecen una solución para acabar con su problema, entonces toda esta ansiedad se dirige a la causa que les presentan.

Y las personas están dispuestas a hacer todo lo que está en sus manos para obtener la solución que acabará con la causa de su ansiedad, sin importar lo absurda e irracional que sea. Y aunque desde el principio es evidente que la solución es más peligrosa que la misma causa de la ansiedad, las personas se niegan a verlo… y creen ciegamente en esa solución, todo porque lo único que quieren es acabar con eso que les causa ansiedad.

Esa es la primera etapa de la formación de masas. Lo dice la historia, las Cruzadas, la cacería de brujas, la Revolución Francesa, el comienzo de la Unión Soviética o la Alemania nazi, en todas implementaron este mecanismo, una y otra vez.

La ansiedad flotante es la base de todo. Alguien proporciona una narrativa que señala la causa de la ansiedad y una solución para acabar con el problema. Y luego toda la ansiedad se dirige a esa causa [sugerida].

Las personas participan en la solución para acabar con la causa de la ansiedad, lo que les da una primera sensación de estabilidad psicológica, y a partir de ese momento, las personas creen que pueden controlar su ansiedad. Su problema tiene una causa y también una solución».

El vínculo social es una parte muy importante de la formación de masas

Una vez que las personas que solían sentirse solas, ansiosas e inestables se vuelven parte de lo que les presentan como la solución a su ansiedad, se crea un nuevo vínculo social. Esto refuerza la hipnosis de masas, ya que las personas ya no se sienten solas y aisladas.

Este refuerzo es una especie de recompensa mental, y es la verdadera razón por la que las personas creen ciegamente en la narrativa, sin importar lo absurda e irracional que sea. “Pase lo que pase, seguirán creyendo en la narrativa que les ha dado un nuevo vínculo social”, dijo Desmet.

Si bien el vínculo social es algo bueno, en este caso se vuelve demasiado destructivo, porque la frustración y la hostilidad no han desaparecido, y solo son una bomba de tiempo. Esas emociones explotarán en algún momento, pero la pregunta es ¿contra quién? Bajo la hipnosis de la formación de masas, las personas pierden toda inhibición y el sentido de la realidad.

Entonces, como vimos durante la pandemia del COVID, estas personas atacarán y agredirán de las formas más irracionales posibles a cualquiera que no concuerde con su narrativa.  Esta agresión siempre será contra la parte de la población que no está en estado hipnótico.

En términos generales, una vez que se establece la formación de masas, alrededor del 30 % de la población estará bajo hipnosis, y este porcentaje por lo general incluye a los líderes que promocionan la narrativa para hipnotizar al público; el 10 % no se dejará hipnotizar y no creerá en la narrativa que les presentan, y la mayoría de la población, el 60 %, siente que hay algo mal con la narrativa, pero termina por aceptarla porque no quieren llevar la contraria, ni causar problemas.

Otro problema con este nuevo vínculo social que surge con la formación de masas es que el vínculo no es entre una persona y otra, sino entre una persona y el colectivo. Esto crea un sentimiento de solidaridad fanática con el colectivo, pero no hacía a una persona determinada. Entonces, las personas se sacrifican sin pensarlo por el «bien mayor» de ese colectivo.

“Por ejemplo, esto explica por qué durante la crisis del coronavirus, todos hablaban de solidaridad, pero si una persona tenía un accidente en la calle no la podían ayudar a menos que se tuviera un cubrebocas quirúrgico y guantes a la mano, y nadie decía nada al respecto.

Eso también explica por qué, mientras todo el mundo hablaba de solidaridad, las personas aceptaban que no podían visitar a su padre o su madre, aunque se estuviera muriendo”,dijo Desmet.

Al final, se vive en un entorno radical y lleno de paranoia en el que las personas ya no confían en los demás, y en el que las personas están dispuestas a atacar hasta a sus seres queridos

“Ese es el problema con la formación de masas”, dijo Desmet. “Se basa en la solidaridad de las personas con el colectivo, pero jamás con otras personas. Otro ejemplo es lo que pasó durante la revolución en Irán. Hablé con una mujer que vivió en Irán durante la revolución, y aunque pocos lo saben, ahí fue el comienzo del régimen totalitario moderno.

La mujer fue testigo de cómo una madre denunció a su propio hijo ante gobierno, y vio cómo le pusieron la soga al cuello justo antes de que muriera, y al final, se jactó de ser una heroína por lo que hizo. Esos son los efectos más radicales de la formación de masas”.

¿Qué pasa cuando no hay un enemigo externo?

Pero todo lo que vivimos no es nada en comparación con lo que estamos viviendo en este momento, porque el totalitarismo que ahora está surgiendo no tiene enemigos externos, su único enemigo son todas las personas que no cayeron en la hipnosis y no creen en su narrativa absurda. Por ejemplo, a la Alemania nazi la destruyeron enemigos externos que se cansaron de sus abusos.

Por otro lado, hay algo bueno en eso, porque los estados totalitarios siempre deben tener un enemigo. Eso es algo que George Orwell describió muy bien en su libro “1984”. Para que el proceso de formación de masas crezca, debe haber un enemigo externo que se convierta en el objetivo de los ataques del Estado y de las masas bajo hipnosis.

Alzar la voz y manifestarse de forma pacífica son nuestras armas más poderosas

Esto nos lleva a un punto clave, y es la necesidad de alzar la voz y manifestarse de forma pacífica. La violencia lo convierte de forma automática en un objetivo para la agresión, por lo que «la resistencia dentro de un sistema totalitario siempre debe ser pacífica», dijo Desmet. Pero también es muy importante alzar la voz y no quedarse callado, claro que siempre de una forma clara, racional y tranquila. Desmet explicó:

“El primer y más importante principio al que debe apegarse la resistencia durante un proceso de formación de masas y totalitarismo, es que las personas que no están de acuerdo con la narrativa de las masas no deben callarse.  Eso es lo más crucial.

El totalitarismo se basa en la formación de masas, y la formación de masas es una especie de hipnosis en la que siempre hay un líder que controla a las masas y mantiene a la población bajo estado hipnótico. Y aunque alzar la voz no es suficiente para despertar a las masas, sí es una forma de debilitar el proceso de formación de masas.

También ayuda a interferir con la hipnosis. Alzar la voz ayuda a que la formación de masas no se fortalezca a tal grado que sus seguidores estén dispuestos a destruir a cualquier persona que no pertenezca a esas masas. Eso es crucial.

En términos históricos, si analizamos lo que sucedió en la Unión Soviética y en la Alemania nazi, está claro que cuando la oposición dejó de hablar en público el sistema totalitario comenzó a volverse más cruel.

En 1930, en la Unión Soviética, la oposición comenzó a quedarse callada y, entre seis y ocho meses, Stalin comenzó sus grandes purgas, que cobraron decenas de millones de vidas. Y luego, en 1935, sucedió exactamente lo mismo en la Alemania nazi.

Silenciaron a la oposición o solo dejó de alzar la voz. Prefirieron hacer las cosas de forma clandestina. Pensaban que luchaban contra una dictadura clásica, pero no fue así. Se trataba de algo muy diferente. Se enfrentaban a un estado totalitario.

Y hacer las cosas de forma clandestina fue la peor decisión que pudieron tomar. Entonces, también en la Alemania nazi, un año después de que la oposición dejara de hablar en público, comenzó la crueldad y lo primero que hizo el sistema fue destruir a los opositores. Siempre es el mismo proceso.

En la primera etapa, los sistemas totalitarios o de masas comienzan a atacar a quienes no piensan igual que ellos. Pero, después de un tiempo, comienzan a atacar y destruir a todos, grupo tras grupo.

Y, en la Unión Soviética, donde el proceso de formación de masas fue mucho peor que en la Alemania nazi, Stalin empezó a eliminar a la aristocracia, a los pequeños agricultores, a los grandes agricultores, a los orfebres, a los judíos, y a todos aquel que según él jamás serían buenos comunistas.

Pero después de un tiempo, comenzó a eliminar grupo tras grupo sin razón alguna. Nadie se salvaba, todos se convirtieron en víctimas. Entonces, por eso Hannah Arendt dijo que un estado totalitario siempre es un monstruo que termina por devorar a sus propios hijos. Y ese proceso destructivo comienza cuando las personas dejan de alzar la voz.

Esa podría ser la razón por la que, a principios del siglo XX, varios países experimentaron la formación de masas, pero a pesar de eso, no se logró establecer un estado totalitario.

Lo que podría deberse a que las personas no se quedaron calladas y siguieron alzando la voz. Por eso debe quedar bien claro. Cuando surge la formación de masas, las demás personas suelen creer que no tiene sentido alzar la voz porque nadie los escucha. Parece que los demás se niegan a escuchar cualquier argumento racional que vaya en contra de sus creencias.

Pero no olvide que alzar la voz tiene un efecto inmediato. Quizás no sea suficiente para sacar a las masas de su hipnosis, pero sí es una forma de debilitar el proceso de formación de masas. Y de esa manera, evita que las masas estén dispuestas a destruir a cualquier persona que no coincida con sus creencias.

Pero eso no es todo. Las masas comienzan a cansarse y a destruirse entre ellos antes de comenzar a destruir a los demás. Entonces, esa es la estrategia que debe implementar la resistencia para combatir los regímenes totalitarios”.

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También debemos combatir el transhumanismo y la tecnocracia

Como se mencionó antes, los líderes que se encargan de difundir las narrativas también están en estado de hipnosis. Son fanáticos en ese sentido. Pero, aunque los líderes mundiales son fanáticos del transhumanismo y la tecnocracia, eso no significa que crean todo lo que dicen sobre el COVID.

Muchos saben que dicen mentiras, pero las justifican como necesarias para poder establecer el transhumanismo y la tecnocracia. La pandemia del COVID solo fue un medio para un fin. Esta es otra razón por la que no debemos dejar de presionar y alzar la voz, porque una vez que ya no haya contraargumentos, estos líderes se volverán aún más fanáticos en su búsqueda ideológica.

“Al final, lo más difícil no es demostrar que el coronavirus no era tan peligroso como nos hicieron creer o que la narrativa del COVID siempre fue ilógica y absurda, sino que esta ideología es problemática: esta ideología transhumanista y tecnocrática es una amenaza para la humanidad; este pensamiento mecanicista, esta creencia de que el universo y el hombre son una especie de sistema mecanicista material, que debe regirse y manipularse de una forma transhumanista tecnocrática mecanicista.

Ese es el mayor desafío, demostrarles a las personas que al final, una visión transhumanista del hombre y del mundo implicará una deshumanización radical de nuestra sociedad. Esa es la principal amenaza a la que nos enfrentamos.  Decirles a las personas, ‘espera, olvida por un momento la narrativa del coronavirus.

Si no hacemos algo para detenerlos, nos espera una sociedad transhumanista radicalmente controlada por la tecnología, y que acabará con el ser humano como lo conocemos».

A veces las cosas tienen que empeorar para que puedan mejorar

Desmet y yo, estamos convencidos de nos dirigimos hacia un estado totalitario global y que las cosas empeorarán antes de mejorar. ¿Por qué? Porque lo que hemos vivido solo es la primera etapa del totalitarismo. Se espera que muy pronto las identificaciones digitales se vuelvan una parte básica de nuestras vidas y con eso una red capaz de controlar a cualquiera.

Pero todavía hay esperanza: todos los que han estudiado la formación de masas y el totalitarismo han concluido que ambas ideologías son autodestructivas.  No pueden sobrevivir. Y, mientas más medios tenga a su disposición para controlar a la población, antes se autodestruirá, porque el totalitarismo destruye la esencia del ser humano.

En pocas palabras, el “totalitarismo” se refiere a la ambición del sistema. Su objetivo es acabar con la capacidad de las personas para tomar sus propias decisiones y, al hacerlo, destruye la esencia misma del ser humano, “porque la energía psicológica del ser humano solo emerge cuando toma sus propias decisiones”, dijo Desmet. Y mientras más pronto cumpla sus objetivos, más rápido colapsará el sistema.

Una vez más, la única arma contra la destrucción de la humanidad es resistir, alzar la voz y manifestarse de forma pacífica. Tal vez no sea suficiente para detener por completo el totalitarismo, pero puede ayudar a que no se comentan atrocidades. También provocará que la resistencia se una, y logre sobrevivir en medio de un entorno totalitario.

Aunque es imposible hacer predicciones precisas, Desmet presiente que podría tardar unos siete u ocho años para que este sistema totalitario se consuma y se autodestruya. Podría ser más tiempo o menos, no se sabe con precisión. La sociedad es un sistema dinámico complejo, e incluso en los sistemas dinámicos simples es imposible hacer predicciones. Algo a lo que se le conoce como la incertidumbre determinista de los ecosistemas dinámicos complejos.

Información adicional

Para obtener más información sobre este tema tan importante, lea el libro de Desmet, «The Psychology of Totalitarianism

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