El Museo Carlista de Madrid vivió este fin de semana una jornada memorable, con motivo del homenaje rendido a Marcelino Oreja Elósegui, diputado tradicionalista asesinado durante las Revolución de octubre de 1934.

En el transcurso del acto, en el que intervinieron Marcelino Oreja Aguirre, hijo del mártir, y su sobrino-nieto Jaime Mayor Oreja, se presentó el también el retrato del político y empresario tradicionalista realizado por esa magnífica pintora que es Carmen Gorbe. El cuadro, un nuevo exponente de ese hiperrealismo poético que caracteriza a su autora, pasará a engrosar la sala dedicada a las personalidades civiles del Carlismo, pensadores y políticos, que se alberga en la planta baja del Museo.

El acto, abarrotado de público hasta rebosar la capacidad de la sala, empezó con unas palabras de Javier Urcelay, quien se refirió al retrato artístico de Oreja Elósegui realizado por Carmen Gorbe, para hacer a continuación un breve retrato biográfico del homenajeado, poniendo de relieve su condición de carlista por los cuatro costados, pues tanto padres como hermanos y familia política, militaron en las filas de la legitimidad. 

A continuación, tomó la palabra Marcelino Oreja, quien recordó la figura de su padre, los últimos momentos de su vida y las circunstancias de su asesinato a manos de los revolucionarios que habían proclamado en Mondragón la república socialista. Con honda emoción, que apenas pudo contener, recordó las convicciones tradicionalistas de su padre, las cualidades que le adornaron y que fueron reconocidas por personalidades de muy distinto signo, y las claves de su pensamiento, en el que, junto a su fe religiosa, siempre destacó su acendrado amor a su tierra vascongada como parte de su amor a España. 

La intervención del hijo de Oreja Elósegui fue rubricada por un prolongadísimo aplauso de la concurrencia, que puesta en pie quiso testimoniar, en la persona de su hijo póstumo, su homenaje de admiración y reconocimiento al insigne mártir de la Tradición. 

Cerró las intervenciones una brillante exposición por parte de Jaime Mayor Oreja, quien evocó los recuerdos familiares sobre la personalidad de Marcelino Oreja Elósegui, verdadera “auctoritas” en su núcleo familiar, y trazó un paralelismo entre la situación en las provincias vascongadas al final de la última guerra carlista, y las que el vivió personalmente a finales de los años 70 del pasado siglo, con la eclosión de ETA. En ambos escenarios se produjo la divergencia de caminos entre quienes optaron por la ruptura con España y la marcha hacia la nada -Sabino Arana o la ETA-, y quienes se decantaron por ideas de trascendencia y de unidad manteniendo la fe.  

La cautivadora exposición de Jaime Mayor dio pie a un animado coloquio, en el que se puso de manifiesto el fervor con el que todos los asistentes se unían al homenaje, en un ambiente de afirmación de nuestros valores compartidos y de alegría por la celebración de un acto como el que se vivía.

El vino español servido en los jardines del Museo dio pie a seguir la conversación en animados corrillos y a estrechar esos lazos de amistad y camaradería los asistentes.  

En resumen, una jornada inolvidable, que nos anima a seguir recordando a nuestros héroes y nuestros mártires, sabiendo que las gestas de nuestro pasado son ejemplo para el combate en el que tenemos que empeñarnos en el presente.  

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