La ironía de lo que sucedió recientemente en la Escuela de la Natividad, en Worcester, MA, revelada por la meditación ignaciana sobre los dos estandartes, el de Cristo y el de Satanás, parece haber pasado desapercibida no solo para los medios católicos sino también para los mismos jesuitas.
Los hechos
En enero de 2021, la Escuela de la Natividad, fundada en 2003 por los jesuitas del Colegio de la Santa Cruz, comenzó a exhibir la bandera del orgullo gay, así como la bandera del movimiento Black Lives Matter.
El presidente de la escuela, Thomas McKenney, declaró en un comunicado en el sitio web de la escuela que los estudiantes tomaron la iniciativa «para expresar nuestro apoyo a fin de que nuestras comunidades sean más justas e inclusivas».
La reacción del obispo diocesano
La cancillería de la diócesis de Worcester se enteró de lo sucedido con las banderas y entró en la contienda bajo la bandera católica. Según The Catholic Free Press, monseñor Robert McManus, obispo de la diócesis de Worcester, pidió a la escuela en marzo de 2022 que retirara las banderas porque representan una ideología contraria a los principios católicos.
Esta decisión fue seguida por una declaración pública del obispo en abril, preguntando: «¿La escuela participa en ideologías contrarias a la enseñanza católica?» Si es así, ¿sigue siendo una escuela católica?»
Un mes después, el obispo escribió una carta abierta a la comunidad, titulada ‘Por qué los símbolos son importantes’, nuevamente intentando persuadir a la escuela de su deber de defender la doctrina católica, la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, y de oponerse a las ideologías hostiles a estas realidades esenciales, tanto desde el punto de vista natural como católico.
«Como institución católica, ningún símbolo puede representar mejor todo lo que nos es querido que la Santa Cruz», escribió monseñor McManus. «El significado de este símbolo está en contradicción con las ideologías promovidas por la bandera BLM y la bandera del orgullo gay. El consejo de administración de la Escuela de la Natividad debe decidir si quiere seguir siendo una institución católica o no.
«Ser patrocinado por los jesuitas no es suficiente para que una escuela sea católica. Muchas instituciones no católicas hacen grandes obras humanitarias, pero ser católico significa abrazar, y no negar, nuestra identidad católica.
«Esta identidad no está definida por ningún obispo o Papa en particular, sino por 2000 años de reflexión teológica y de tradición que se deriva de los Apóstoles… Ruego fervientemente que la Escuela de la Natividad decida exhibir solo estandartes que complementen la Cruz de Cristo que nos dice por qué somos amados».
La negativa a cumplir
La reprimenda del obispo cayó en oídos sordos. La escuela no cedió. Por tanto, después de tantas advertencias, la mano del obispo fue forzada: ¿podía cerrar los ojos ante un escándalo evidente en su diócesis o debía defender la virtud y la enseñanza católica?
El 10 de junio, monseñor McManus hizo lo que su deber como custodio de las almas le exigía. De acuerdo con el derecho canónico, que otorga al obispo de la diócesis la autoridad y el deber de designar qué escuelas de su diócesis son o no católicas, el prelado ordenó que la Escuela de la Natividad elimine de su nombre y descripción la palabra católica, y que no aparezca en el directorio de instituciones católicas.
Y que «la Misa, los sacramentos y los sacramentales ya no se celebren en las instalaciones de la Escuela de la Natividad ni sean auspiciados» por la escuela en otras iglesias o capillas de la diócesis.
El mensaje de monseñor McManus fue claro. La bandera del orgullo gay obviamente simboliza lo que es imposible y pecaminoso: las uniones del mismo sexo. Y la bandera del movimiento Black Lives Matter, aunque en un principio parece significar algo loable -pues el racismo es contrario al amor al prójimo- es el estandarte de una organización que no refleja la realidad natural y católica de la familia.
También recordó que el credo «Lo Que Creemos» del movimiento Black Lives Matter tiene como objetivo «romper la estructura de la familia nuclear prescrita por Occidente apoyándose mutuamente como familias extendidas y ‘pueblos’ que colectivamente se cuidan unos a otros, especialmente a nuestros hijos, en la medida en que las madres, los padres y los niños se sientan cómodos».
En lugar de reconocer su error, la Escuela de la Natividad ha persistido y buscará apelar el decreto legítimo del obispo. Mientras tanto, McKenney dijo en su comunicado: «La Escuela de la Natividad continuará exhibiendo los estandartes en cuestión como una señal visible de la solidaridad de la escuela con nuestros estudiantes, nuestras familias y sus comunidades».
McKinney agregó, en otro toque de ironía, que «el compromiso con nuestra misión, basado e impulsado por los valores del Evangelio, las enseñanzas sociales católicas y nuestra herencia jesuita nos obliga a hacerlo».
En sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio propone hacer una «composición de lugar» para la meditación de los dos estandartes, que constituye uno de los ejes centrales de estos retiros. «Aquí se imaginará una vasta llanura cerca de Jerusalén, en medio de la cual está Nuestro Señor Jesucristo, jefe soberano de todos los hombres virtuosos, y otra llanura cerca de Babilonia, donde está Lucifer, el jefe de los enemigos».
Los estandartes se han elegido, las banderas se han izado.
Fuente: FSSPX.News – FSSPX.Actualités
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