Las misiones extranjeras deben asegurar sus archivos y prepararse para hacer las maletas: esta es la advertencia dada en el mayor secreto, hace varios meses, por el jefe de la representación diplomática informal del Vaticano en Hong Kong, información de la que Reuters tuvo conocimiento recientemente.

El Puerto de los Perfumes, nombre con el que se conoce a Hong Kong, a veces emana olor a pólvora y botas de cuero. Al menos para el 7.6% de los católicos que viven en el antiguo enclave británico: entre octubre de 2021 y marzo de 2022, se realizaron cuatro reuniones en el mayor secreto para preparar a las misiones extranjeras para lo peor.

Alrededor de monseñor Javier Herrera-Corona –entonces responsable de la representación diplomática informal de la Santa Sede en Hong Kong– se reunieron los jefes de las misiones católicas presentes en el lugar. El prelado mexicano instó a los religiosos a proteger sus bienes y resguardar sus archivos, así como todos los documentos sensibles que puedan ser incautados por la policía.

«Se avecina un cambio, y es mejor estar preparados para ello», advirtió monseñor Javier Herrera-Corona, quien afirmó que no deben albergar ilusiones: «Hong Kong ya no es la gran cabeza de puente de las misiones católicas que pudo ser en el pasado».

Para acompañar las palabras de la acción, los archivos de la representación informal de la Santa Sede han sido trasladados al extranjero, con la máxima discreción: más de media tonelada de archivos relativos a la actividad de la Iglesia en China continental fueron enviados a Roma, por medio de la valija diplomática de una embajada amiga -ya que no hay embajada de la Santa Sede en Hong Kong, una medida adoptada para no ofender a las autoridades de Beijing.

El exfuncionario del Vaticano en Hong Kong advirtió que la integración cada vez más estrecha a China de la antigua concesión británica, entregada en 1997, conducirá a restricciones religiosas idénticas a las que experimentan los católicos en China, que tarde o temprano condenarán a los misioneros a hacer las maletas y regresar a su país.

Las cuatro reuniones fueron reportadas por varios participantes y hechas públicas por la agencia Reuters: contactado al respecto, monseñor Javier Herrera-Corona, quien desde entonces se convirtió en nuncio apostólico en Gabón y la República Democrática del Congo y fue ascendido a arzobispo, no quiso comentar al respecto, al igual que las autoridades de Beijing, quienes también fueron contactadas sobre este tema.

Pero hay una señal que corrobora indirectamente las afirmaciones reportadas por Reuters: en diciembre pasado, se supo que los obispos de China continental se reunieron con varios líderes católicos de Hong Kong, para informarles de la visión que Xi Jinping, el líder de Beijing, mantiene en lo que respecta a la religión. Una forma de preparar a la Iglesia de Hong Kong para la normalización, como también lo demuestra el arresto domiciliario del cardenal Joseph Zen.

El portavoz de la diócesis de Hong Kong, cauteloso, se limitó a decir que no podía comentar sobre reuniones a las que no había asistido, ya que estaban reservadas para las misiones religiosas extranjeras, añadiendo que hasta el momento su actividad no se ha visto afectada por la ley nacional sobre la seguridad de 2020 impuesta por Beijing: todos estos elementos del lenguaje diplomático nos hacen temer lo peor…

Fuente: FSSPX.Actualités

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