Mireya Machí/ Ejército Remanente
Últimamente se escucha mucho hablar de “disidencia controlada”, al menos en el ámbito del periodismo alternativo por el que navego. Y es un concepto interesante que se refiere a personas o grupos cuyo discurso simpatiza con reivindicaciones populares, tratando de atraer a la masa descontenta para distraerla con mensajes confusos, apartándola así de la verdadera disidencia libre. Sería otra de las técnicas del “divide y vencerás”. Aunque aquí se trataría del “confunde y los debilitarás”. Presupone que existe algún organismo que está por encima de cualquier ideología política, una especie de sociedad elitista que gobierna en secreto el devenir de la humanidad desde eras inmemoriales. Ellos accedieron a los conocimientos sobre cómo manipular las debilidades humanas para su beneficio y el de su linaje hasta el fin de los tiempos. Una de esas estrategias sería, precisamente, controlar lo que hoy llamamos “disidencia”. Es decir, si te has propuesto succionar para tu beneficio la energía de la población mundial con estructuras injustas y esclavizantes, más vale que preveas que querrán rebelarse. Por tanto, establece un sistema de alternancia de poderes por medio de votación popular donde cualquier alternativa al poder establecido, también esté controlada por ti. Pero no sólo los cabeza de gobierno, sino también la oposición, los grupúsculos de tinte más anárquico, los medios que parezcan disidentes, las agrupaciones de narrativa a-política y los partidos más marginales. Todos estarían infiltrados y controlados. De este modo alimentas la ilusión de libertad y neutralizas indefinidamente los amagos de rebelión, pues cualquier rebelión estaría coordinada por los grupos que tú controlas. Y si con ello, la gente se desencanta de la política, mejor incluso. Eso simplifica tus planes.
¿Les resulta familiar? De este modo, ni siquiera necesitan amañar elecciones, como muchos sospechamos que también sucede. No importa quien gane, si los tienen a todos “comprados”. Y no siempre los compran con dinero, como hacen con periodistas mediocres que venderían hasta a su madre por un puñado de billetes. Aquellos destinados a ocupar cargos destacados en política, empresas o espectáculo, a veces los crían desde niños para cumplir ese papel e hipotecan su vida, por ejemplo, con programas de control mental. Pero si los «captan» cuando ya son mayorcitos, los tientan y exponen a situaciones moralmente comprometidas que dejan debidamente registradas en fotografía y vídeo con que extorsionarlos después. Y si eso no fuese posible, los visita un hombre de negro con una maleta negra de donde saca una carpeta… roja, que contiene una lista de lo que pueden hacer y lo que no con su país, junto con una nota sobre lo que le pasará a su familia si no cumplen ese “convenio” que firmarán gustosamente, o bien por la nota, o bien por la pistola en la cabeza. Gobernar un país y decidir sobre sus recursos, en el caso que nos ocupa, el mundo entero, es algo que no se deja al azar. No obstante, también sucede que, de repente, se les escurre algún “descarriado” sin carrera política y libre, por tanto, de seguimiento extorsionador. Pero aun así, cuentan con plan B, plan C y plan D, cada cual más sutil y retorcido. Por ejemplo, a unos presidentes se les puede tentar con “ayudas” condicionadas al control de organismos internacionales que, por supuesto, también controlan ellos. A los que no se someten, les mandan fuerzas revolucionarias que alienten manifestaciones que infiltran para volver violentas, tentando el envío de fuerzas de seguridad del Estado que también son infiltradas, para armar una masacre que justifique la deposición del mandatario por violación a los derechos humanos. A otros se los desgasta con pura persecución mediática para minar su popularidad con acusaciones falsas, quiebres de la economía por medio de supuestas pandemias, catástrofes manipuladas con tecnologías HARPP, provocaciones que detonen conflictos bélicos, ataques terroristas, magnicidios, etc. Y si consiguen sus fines, entonces instalan un gobierno a su pinta y siguen con su «nuevo orden».
Lo que ocurre hoy en día es que la universalización de los medios de comunicación y la posibilidad de que cualquier ciudadano se convierta en un reportero en la trinchera de la actualidad, informando libremente (si esquiva la censura), ha hecho que las estrategias de control disidente sean mucho más sofisticadas. Ahora, el principal campo de batalla es la televisión e internet y los medios de comunicación son el armamento. La disidencia controlada de estos tiempos es la desinformación y las noticias falsas en la voz de aquellos que, teniendo cierto carisma y capacidad de convocatoria, se disfrazan de independientes. De ahí que la información alternativa se haya convertido en un campo minado donde el ánimo de rigurosidad requiere de horas de lectura, análisis, comparativas, suspicacia, escepticismo, discernimiento, cafeína, teína, chocolate, golosinas o lo que sea que te mantenga alerta. Porque a la mínima que te relajes, te la cuelan. La diversidad y colorido de las fuentes no-oficiales, despista y asusta a la mayoría de la población, dejándola entonces en manos de los medios masivos, histórica y ferozmente controlados por el “stablishment” y que siempre ofrecerán una versión simplificada de la realidad, orientada a sus intereses.
Llegados a este punto, cuando los buenos también son malos, ¿qué nos queda? Si no tienen tiempo que dedicar a encontrar fuentes confiables, sólo me queda recomendarles que, al menos, apaguen la televisión y abandonen o cuestionen sus fuentes de comunicación habituales, las que pertenecen a grandes grupos mediáticos. Esto, al menos, les permitirá desarrollar su propio criterio en base a una intuición y sentido común que esta gente nos tiene anestesiados.
Importante resaltar el sentido común, algo que se ha vuelto muy escaso, por lo que la verdad se puede reconocer por la simplicidad, la humildad, la claridad y la nobleza. Siendo que la mentira todo lo enreda, pone el «yo» lo primero y ataca con la calumnia. «Por sus frutos los conoceréis».
Estamos viviendo tiempos difíciles y oscuros; no podemos confiar ni en las noticias ya que hoy día son pura propaganda ideológica y la disidencia también está controlada. No es fácil estar bien informados y poder saber bien qué es lo que realmente está pasando. Y por esta causa hay mucho engaño y mucha confusión en el mundo. Mas nosotros no debemos perder la paz porque nuestro Dios es un Dios de luz y lo que Él revela es verdad.
Con todo este panorama vemos que se cumple lo que dijo el profeta Isaías que a lo malo le dicen bueno y lo bueno le dicen malo, y ponen lo dulce por amargo y lo amargo por dulce. Ponen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas. En otras palabras, gobierna la anarquía, el engaño y la mentira. Pero hay un Dios que es Dios de luz y es el dueño de la verdad, y su palabra es la verdad. Y en este tiempo de oscuridad, los que amamos a Dios y abrazamos su palabra vamos a resplandecer con la luz de Dios.
Si quieres luz, ve a la palabra de Dios. Dios anunció lo que va a suceder. Leemos en el Salmos 2:2 y 3: ¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vanos? Se yerguen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra Yahveh y contra su Ungido: «¡Rompamos sus coyundas, sacudámonos su yugo!» Ellos dicen: “¿Por qué tenemos que obedecer a Dios?
Quieren romper las ligaduras de Dios y echar de ellos su yugo, pero leemos en Salmos 2:4 y 5: “El que se sienta en los cielos se sonríe, Yahveh se burla de ellos. Luego en su cólera les habla, en su furor los aterra». Este es el tiempo de ellos, y después de este tiempo, Dios los va a turbar con el furor de su ira.
¿Crees que Dios perdió el control del planeta Tierra? El mundo es de Dios, no de los gobiernos humanos y sus agentes. El planeta es de Dios y no de los soberbios que creen que son los dueños del mundo.
Ahí lo dejo, por ahora.
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