Los Fueros enseguida se asocian con privilegios propios del Antiguo Régimen y, por ende, extraños a los ahora tan cacareados principios de igualdad (igualitarismo, sería lo propio), unidad (ésta entendida al jacobino modo, centralizadamente) e incluso libertad (más bien libertinaje).
Pero, de nuevo, la Modernidad ha pervertido el sentido original de realidades socio-históricas que, durante siglos, no fueron ningún obstáculo para preservar la unidad nacional (merced a la existencia de una empresa común a todos los reinos/regiones que conformaban España como era servir a la Cristiandad Católica) ni tampoco la libertad (hablamos de libertades concretas, garantizadas por costumbres antiguas, no de libertades abstractas, reguladas de manera arbitraria por el Leviatán estatal o por constituciones coyunturales).
De lo que se deduce, pues, que los Fueros nada tienen que ver (por mucho que se empeñen los «nacionalistos» de turno) con las actuales Autonomías ni mucho menos con el separatismo: las primeras, estructuras administrativas que multiplican por 17 el Estado centralista haciéndolo omnipresente en nuestra vida social; y el segundo una degeneración del auténtico foralismo promovido desde el siglo XIX por el Régimen de la Restauración canovista en aras a minar aquí los principales feudos tradicionalistas, a saber, Cataluña y Vascongadas.
En realidad, los Fueros (cuarto principio del Cuatrilema Carlista, junto con Dios-Patria-Rey) designaban el conjunto de costumbres convertidas en leyes de acuerdo al derecho natural (nunca al revés, como ocurre hoy en el derecho positivista) y para con los cuerpos sociales naturales (familias, municipios, gremios) de manera que garantizaran (ejerciendo de intermediarios entre el pueblo y el Estado) el orden y la cohesión social.
Todo ello conculcado por un modelo liberal que, a partir de 1833, ha ido atomizando/disolviendo a la comunidad española frente a la maquinaria estatal, ésa que se legitima bajo la coartada de una falaz aritmética parlamentaria (con una casta partitocrática que mantiene, eso sí, sus privilegios bien aforados) al servicio no del bien común, sino de los espurios intereses de las oligarquías (nacionales e internacionales) que en la época presente nos sojuzgan.
Ricardo Herreras
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)