No sé quién escribió que la mejor forma de mantener un libro en la más completa invisibilidad es que sea publicado por un organismo o institución pública u oficial, editoriales especialistas en mantener en la clandestinidad sus publicaciones. No es exactamente el caso de Editora Regional de Extremadura (ERE), una editorial dependiente de la administración autonómica extremeña pero que se mueve en los medios de comunicación culturales y en las redes sociales de una forma prácticamente similar a cualquier editorial de su tamaño. En cualquier caso, hay que admitir que no es fácil encontrar sus publicaciones de forma usual en librerías fuera de Extremadura, de ahí lo oportuno de difundir su amplio y variado catálogo entre aquellos lectores que no lo conozcan. El título que a continuación comentamos de esta editorial, De la vida que pasa, es una colección de artículos periodísticos del escritor extremeño hoy casi totalmente olvidado Francisco Valdés.

Francisco Valdés Nicolau —aquí sigo la información proporcionada por la Biblioteca Nacional— nació en Don Benito (Badajoz) en 1892, en una familia de grandes propietarios agrícolas. En 1910 se trasladó a Madrid, donde empezó la carrera de Derecho, aunque simultáneamente acudía a clases en la Facultad de Filosofía y Letras. En la capital participó en tertulias donde conoció a figuras emblemáticas de la literatura española, en gran parte, escritores de la Generación del 98 y novecentistas, y luego vanguardistas.

Durante su estancia en la Residencia de Estudiantes, coincidió con Eugenio D´Ors y Juan Ramón Jiménez, con quien entabló una gran amistad. También emprendió varios viajes por Europa, pasando por París, Berlín, Hamburgo, Bruselas, y Portugal, entre otros. Pero es más bien el paisaje español el que influyó especialmente en su obra. En Madrid colaboró con distintos periódicos, entre los cuales destacan ABC, Informaciones, El sol, y El norte de Castilla. El fallecimiento de su padre en 1929 obligó a Valdés a volver a Don Benito, para encargarse de la administración de la hacienda familiar. También comienza por esas fechas a impartir clases en el Colegio de San José de su ciudad.

DE LA VIDA QUE PASA. MARGARITA XIRGU (Heraldo de Zamora, 23 de mayo de 1914)

Esta vez no ha florecido el rosal. Su tallo creció sin alfileres. Achaquémoslo a los comediantes. La huella que pudiera dejar en nuestro espíritu una crónica de Taboada, quizá no la consiguió “Por las nubes”. Y ya veis el abismo que existe entre aquel pobre diablo que hacía desternillar de risa a nuestros papás cuando enamoradizos, y el príncipe de la comedia moderna. La clase media está de enhorabuena. Las saetas de la ironía benaventina embotáronse noches pasadas en el hierro de los corazones faranduleros.

Don Hilario ha pronunciado las últimas palabras: “Hay algo más sagrado que un sepulcro: una cuna; hay algo más grande que el pasado: el porvenir. El lienzo ha tapado la escena. Cae lento, pesado. Desearía que don Hilario siga filosofando en poeta. Ha lugar a contemplar unas lágrimas que manan de los ojos azules de Luisa y otras de los ojos pardos de doña Carmen. El hijo marcha a América. América es otro mundo. No serán las últimas que viertan. Nunca más pertinente fue ahora la frase: “Este mundo es un valle de lágrimas”.

Francisco Valdés participó activamente en política entre 1920 y 1931 como concejal del Ayuntamiento dombenitense, defendiendo los derechos de los labradores. A la llegada de la Segunda República, se posicionó en contra del gobierno, manifestando sus ideas en artículos políticos publicados en Hoy, El Sol y ABC. Acabó encarcelado el 15 de agosto de 1936 y asesinado en las tapias del Cementerio Municipal por las milicias frentepopulistas el 4 de septiembre junto a un sacerdote y un abogado. Fue, en palabras de Andrés Trapiello, «Ese señorito fino e inteligente que suele o solía haber en cada pueblo grande».

En 1924 Francisco Valdés publicó su primera obra, Cuatro estampas extremeñas con su marco, que luego en 1932 volvió a editar ampliada, formando las Ocho estampas extremeñas con su marco (ambas en tiradas no venales). En 1932 vieron la luz Resonancias, una colección de unos diez ensayos de temas diversos publicados previamente en periódicos y revistas entre 1925 y 1928. Al año siguiente, aparecieron las Letras: Notas de un lector, que hacían alusión a grandes escritores de la época como Juan Ramón Jiménez, Azorín, Machado, Baroja o Gerardo Diego. Póstumamente se publicaron las Cartas de amor de Valdés a su futura mujer, Magdalena Gámir, escritas entre 1932 y 1934. También quedaron tras su trágica muerte varias obras inacabadas o inéditas que desaparecieron tras su detención. En definitiva, una obra breve pero interesante para entender la eclosión cultural y literaria de la llamada Edad de Plata.

Precisamente a esa faceta de articulista citada antes está dedicado este reciente volumen de ERE, dentro de la colección Rescate —quizás la más interesante y más necesaria de sus colecciones— que ha estado a cargo de la profesora de la Universidad Complutense Guadalupe Nieto, autora de la extensa e informativa Introducción y responsable de la selección y transcripción de los textos. Se han recopilado 42 artículos recogidos en diferentes cabeceras tanto locales como nacionales (ABC, Acción Española, Bética, Correo Extremeño, Eco, El Estudiante, El Norte de Castilla, El Sol, Heraldo de Zamora, Hoy, Informaciones, Isla, La Gaceta Literaria y Tierra Extremeña).

La mayoría de los artículos seleccionados en De la vida que pasa son de tema literario y cultural («Francisco Valdés es, ante todo, un creador y ensayista crítico»). Sorprende su pluralidad de intereses, su «nomadismo intelectual», el cosmopolitismo de lecturas de que hace gala Valdés, que sí admite las dificultades de mantenerse al día por vivir alejado de Madrid. También llama la atención que usualmente se muestra como un crítico exigente, incluso feroz (por ejemplo, en la poca consideración de la obra literaria de Juan Valera), aunque siempre aportando opiniones razonadas. Son muchos los escritores, tanto españoles como extranjeros, objeto de comentario o reseña en estos artículos: Pío Baroja, Valle-Inclán, Gabriel Miró, Antonio Machado, Gómez de la Serna, Azorín, Anatole France, Turguénev, Unamuno, Ganivet, Juan Valera, Luis Bello, José María Salaverría, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Alfonso Reyes… También se incluyen unas pocas narraciones (estampas) y algunas semblanzas históricas y biográficas igualmente interesantes. El volumen se completa con piezas de asunto extremeño, costumbrista, social o político (las menos interesantes en la actualidad). Un libro interesante, sin duda.

Editora Regional de Extremadura (2022)
Colección: Rescate, 61
Edición y prólogo: Guadalupe Nieto
335 págs.

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La sociedad del primer tercio del siglo XX ofrece una imagen en ocasiones confusa, consecuencia de la superposición de corrientes estéticas, ideologías políticas, movimientos sociales e, incluso, cambios de soberanía en diferentes territorios. A esa complejidad general corresponde la inquietud, y a veces la perturbación, de quienes sufrieron con mayor sensibilidad esos cambios, una constelación de nombres que en ocasiones no aparecen en la nómina principal de cada literatura, pero que, como en el caso de Francisco Valdés, resultan el mejor síntoma del malestar de su tiempo. (Sinopsis de la editorial)

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