Lo leo y no lo creo. Ahora parece que el llamado Valle de los Caídos será llamado Valle de Cuelgamuros, resonancia del Pinar de Cuelga Moros. ¡Ay que ver! Debido a la ley de memoria histórica o democrática recién aprobada en el Congreso de los Diputados de España, se pretende «resignificar» el Valle.
Vendrá bien recordar que todo el conjunto del que hablamos, la basílica, la Cruz exterior y la interior, la presencia de los benedictinos en el lugar, la Escolanía, el centro de estudios, la hospedería, etc, fue concebido como un lugar para la reconciliación entre todos los españoles, una vez que ya pasó la guerra civil (1936-1939)
La Basílica fue construida entre 1940 y 1958 y es la más larga del mundo, pues tiene 260 metros de longitud. También la Cruz exterior es la más grande del mundo, mide más de 152 metros de altura.
Cuenta la basílica con seis capillas laterales y ocho tapices con representaciones del libro del Apocalipsis. Detrás de las capillas y de las dos grandes capillas laterales del crucero descansan los restos de miles de caídos durante la guerra civil; hay caídos de los dos bandos que se enfrentaron.
Fue el Papa San Juan XXIII quien, por medio de un breve apostólico, declaró el monumento como Basílica menor en 1960.
Los monjes benedictinos que habitan en la Abadía se encargan del culto y de orar y ofrecer su vida por la paz, la reconciliación y el amor entre todos los españoles, sea cual sea su ideología o condición.
Hoy, al cabo de más de 80 años desde que, gracias a Dios, terminó esa guerra, algunos parecen empeñados en volver a enfrentar a los españoles metiéndose con el Valle, con los Benedictinos, con los Obispos, con la Iglesia, con el Papa, con la Religión, con más división entre ciudadanos españoles, cosa que ni necesitamos ni nos merecemos ni nos hace falta para nada.
La Santa Cruz lo dice todo: se trata del signo del amor más grande: el de Jesucristo por toda la humanidad, por todas y cada una de las almas.
Lo contrario del amor es el odio. Y da la impresión de que algunos aprovechan leyes como la que he citado para fomentar el odio, las venganzas, las injusticias, el desamor, los enfrentamientos por cuestiones ideológicas o partidistas, etc, etc.
Jesucristo crucificado y resucitado abraza a cada persona en particular y a todos los pueblos para que vivamos en el amor y la justicia, pues la obra de la justicia es la paz.
Y en realidad no puede haber paz si no nos consideramos hermanos los unos de los otros, sabiendo que tenemos al mismo Padre común que es Dios, el Dios vivo y verdadero que es amor y quiere que todos sus hijos e hijas vivamos en el amor de Cristo que Él derrama en el corazón de los creyentes gracias al Espíritu Santo que sopla donde quiere y como quiere, pero que siempre nos lleva hacia el bien.
Finalmente, cuando llegue el momento que Dios tiene preparado, las cosas se colocarán en su sitio y será para mayor gloria de Dios y bien de todos los que vivimos o trabajamos en España.
El Señor lo haga por intercesión de la Inmaculada y del apóstol Santiago, nuestro Patrón.
Interesa el bien común y el bien integral de cada persona y de todos los pueblos
José Vicente Martínez.
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