Constantino A.
En estos días, pude visionar una serie documental que emiten en cierta plataforma digital sobre la historia de ETA. En ella aparecen diversos personajes políticos, miembros de las FCSE, antiguos responsables de la lucha antiterrorista y víctimas, que van narrando hechos, vivencias y reflexionando acerca de la historia de la organización terrorista en relación con la de España.
La serie ofrece un valor testimonial y documental importante, sobre todo para aquellos que no los han conocido, bien por juventud, bien por otras circunstancias, pero lo más importante para mí es el momento en el que se emite; ya que por desgracia o por ventura, no hay nada mejor que contemplar los hechos recientes cuando han pasado unos pocos años conociendo la situación actual, y para mí, en ello reside su verdadero valor.
No voy a repasar el origen y evolución de esta organización, que, dicho sea de paso, provocó su primera muerte allá por el año 1960 al explotar una bomba en una consigna de la estación de Amara en San Sebastián, que asesinó a una niña de veintidós meses de edad; ni tampoco los diferentes cambios de orientación a golpe de asambleas; lo que haré es una reflexión personal sobre el por qué y para qué de ETA.
En aquellos años España se encontraba gobernada y administrada por el régimen del general Franco, en plena guerra fría, aunque en el comienzo de las últimas décadas que darían al traste con ella.
Sobre España se cebaron múltiples intereses extranjeros, los sempiternos y algunos más, apoyados por la también tradicional cohorte de traidores a su patria. Entre todos ellos planificaron el asesinato del almirante Carrero Blanco, mediante la llamada “operación Ogro” atribuida a ETA que, a día de hoy, existen abundantes pruebas de que la banda terrorista no fue sino la pantalla que aprovecharon las oscuras fuerzas que querían acabar con el régimen de Franco, su potencial social y económico, y sobre todo con el “proyecto Islero” que pretendía dar a España un potencial nuclear propio.
ETA continuó asesinando con la complicidad de fuerzas de izquierda y la cobardía de algunas de derechas, que vieron en las acciones etarras, el trabajo sucio a su favor para desmembrar el Estado nacional.
Poco a poco lo fueron consiguiendo, la constitución de 1978 nació bajo este paraguas, y a ETA se le asignó un papel primordial: acabar con los militares, policías y guardias civiles “franquistas”. Qué mejor herramienta ejecutora que las bombas y tiros en la nuca de ETA para acabar, sin prisa, pero sin pausa, con todos ellos. Como en cualquier proceso estratégico, se hacen necesarias ciertas “aceleraciones” que impulsen el mismo, y llegó el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, donde nada resultó lo que parecía ser, y que descabezó a las Fuerzas Armadas y FCSE de aquel momento, así como a las cada vez más minoritarias fuerzas políticas calificadas de “extrema derecha”; es decir, fue una limpieza rápida de elementos “indeseables” en una “Transición” diseñada por la CIA, entre otros.
El resto de la historia ya la conocemos, pero sin en algún momento una gran parte de los españoles de bien pensaron que tenían a ETA contar las cuerdas tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, no podían ni imaginar que las fuerzas oscuras iban a dejar quemarse y enfriar a tamaña respuesta para pocos meses después desarticularla por completo y prepararla para los siguientes capítulos.
Los atentados del 11-M, tan aclarados como oscuros, o, mejor dicho, a más aclaraciones oficiales, mayores dudas; fueron el siguiente nivel en la hoja de ruta preparada para transformar España por no decir destruirla para siempre. Hoy día, al repasar los argumentos y vaticinios de los “golpistas de 23 F” así como de los líderes en aquellos años de la llamada “extrema derecha”, no podemos evitar sonreír, incluso reír, por no llorar, cuando comprobamos que sus miedos resultaron infantiles en comparación con lo que estaba por venir.
ETA favoreció la “Transición” en un sentido; cuando ya sus acciones eran innecesarias por haber conseguido determinados niveles de desestructuración de la sociedad española, vino la solución política de introducirlos en las instituciones del Estado llegando al summun, al hacer depender a todo un gobierno de España de los dictados de ETA, que incluso dicta la Historia de España que los españoles deben aprender.
Todo da igual, porque estos destructores del Estado español, sin saberlo o sabiéndolo, contribuyen a la descomposición social, económica y política que los siervos de las agendas 2000, 2030, 2050 y las que se inventen, van buscando desde hace años. Al final todos ellos ganan, siempre que también ganen dinero, la fiesta debe continuar…
COMPARTE:
EMBÁRCATE EN LA LUCHA CONTRARREVOLUCIONARIA: Si quieres defender la cristiandad y la hispanidad, envíanos tus artículos comentando la actualidad de tu país hispano, o colaboraciones sobre la fe católica y la cultura, así como reseñas de libros, artículos de opinión… Ya superamos las 12.000.000 de páginas vistas anualmente en todo el mundo, únete a nuestro equipo de voluntarios y difunde la verdad compartiendo en redes sociales, o remitiendo tus colaboraciones a redaccion@tradicionviva.es . Puedes seguirnos en Telegram: t.me/tradicionviva / Facebook: @editorial.tradicionalista / Twitter: @Tradicion_Viva / Youtube: youtube.com/c/tradicionvivaTv / Suscríbete a nuestro boletín digital gratuito, pulsa aquí.
TE NECESITAMOS: Somos un espacio de análisis lejos de los dogmas de la corrección política; puedes colaborar haciendo una DONACIÓN (pulsando aquí)