Según nos explica Antonio Naranjo en su artículo: Sánchez, en la playa para el diario El Debate, España será la nación europea que tome las medidas aconsejadas más severas de nuestro entorno.

No deja de ser curioso que países comunistas como China contaminen libremente, mientras que Europa, que es el continente más limpio que existe, junto a Oceanía, se lleve unas restricciones jamás vistas. Ya no es cuestión de niveles de paro o de macroeconomía, sino de realidad cotidiana y palpable. La inflación está afectando a productos básicos, entre ellos, la fruta o la carne. Cada día tenemos que aguantar en el telediario tonterías histéricas, ahora, por ejemplo, le ha tocado al hielo, con la subida de precios consecuente, la cual ha sido engendrada por el terror enviado por la televisión, y mientras, nuestro Consejo de Ministros paralizado.

La incompetencia es, ya, manifiesta y la crisis energética será inasumible este invierno para buena parte de los españoles. Sin embargo, la solución europea ha sido apagar los escaparates, monumentos y subir el aire hasta los 27ºC; cosa absurda, por un lado, y peligrosa por la otra, tanto en el terreno económico, como en el de la seguridad.

No es que yo sea un visionario, pero, quizás, el apostar por energías propias y no ser tan dependientes del exterior no sea tan mala receta, total, ¿se puede ir a peor?

Por cierto, para que esto se dé, también es necesario que se creen unas condiciones fiscales favorables que hoy España no tiene. Me suena que hubo un tiempo en el que nuestro país estuvo industrializado. Que vayan a los libros de historia y aprendan como se hizo, yo no puedo que me multan.

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