Increíble pero tristemente cierto. Diversos medios impresos han publicado fotos donde se ve el colgante que llevaba, en el cuello, la Princesa de Asturias. Donde las niñas españolas llevan, normalmente, una cruz o una medalla religiosa, ella “luce” en caracteres ARABES la palabra “amor”. 

Me parece lamentable que la heredera de la monarquía de un país católico – les guste o no a alguna persona de su más íntimo y familiar entorno – lleve ese colgante ,encima en una lengua ajena a nuestra cultura patria. 

ítem más este personaje está aprendiendo árabe. ¿Tan mal ven el futuro, en su entorno, que le enseñan esa lengua ajena a nuestra cultura y raíces…?. 

Claro que si la madre reniega de la fe que con, aparentemente, tanto ardor abrazo en vísperas de su segunda boda, no puede extrañar que la hija – criada fundamentalmente con los “ilustres” Ortiz-Rocasolano- pueda terminar con cierta confusión – por decirlo suavemente- sobre sus futuros deberes, si es que llega el momento, claro está.  

Algunos junta letras van más allá y se atreven a sugerir un ¿matrimonio? Entre el heredero del Sultan de Rabat y la heredera del trono español. Solo falta inferir una unión entre nuestros países. Vamos, como para pedir asilo político en San Petersburgo. Si, no me he equivocado, prefiero mil veces vivir en Rusia que, en una sucursal colonial del sultanato marroquí, mirando a La Meca… 

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