En dos cartas dirigidas al Papa Francisco, varios miembros de los directivos de la Orden de Malta y trece de las cuarenta y ocho asociaciones nacionales afiliadas a ella, denuncian las reformas en curso deseadas por Roma, y ​​condenan el papel desempeñado por el delegado especial del Santo Padre ante la Orden. El problema en cuestión: el ala alemana de los caballeros que ve en la reforma una notable pérdida de su influencia, hasta entonces preponderante.

Por si la ola de calor en Roma no fuera suficiente, una nueva ola de calor golpeó la Casa Santa Marta, este 12 de agosto de 2022: el presidente de la asociación alemana de la Soberana Orden de Malta y varios de sus homólogos -europeos en su mayoría– escribieron una carta para denunciar el proyecto de reforma finalizado por el cardenal Silvano Tomasi, delegado especial del Santo Padre ante la Orden.

Los firmantes describen al Romano Pontífice un escenario apocalíptico en caso de implementación del proyecto, anunciando nada más ni nada menos un peligro para las actividades humanitarias llevadas a cabo por la Orden: un argumento que probablemente no fue elegido al azar, cuando se toma en cuenta el énfasis social y «pastoral» del pontificado actual.

Además, los trece presidentes, conscientes de ser una minoría, tienen cuidado en precisar que representarían «el 90% del trabajo realizado por la Orden en el mundo». Seguramente esto no gustará a las asociaciones nacionales italiana y estadounidense, que no han firmado la petición, y que juntas suman el 60% de los miembros activos de la Orden…

En sus cartas, los caballeros también denuncian lo que consideran una «injerencia arbitraria» del cardenal Tomasi, aunque el mismo Papa Francisco dejó claro el pasado mes de octubre que el delegado especial ante la Orden gozaba «de todos los poderes necesarios para decidir cualquier cuestión que pudiera surgir en el curso de su misión».

Pero eso no es todo: al mismo tiempo llegó al escritorio del Papa argentino una segunda misiva denunciando la acción del cardenal Tomasi. Esta última fue firmada por varios miembros del Consejo de Gobierno, órgano creado en 1999 por el Capítulo General, y que no estaba previsto en la carta constitucional de 1961 revisada en 1997.

Estos últimos acontecimientos ilustran el enfrentamiento entre Roma y el ala alemana de los caballeros, representada por el actual Gran Canciller, Albrecht von Boeselager: estos últimos ven con malos ojos la reforma de la Orden dirigida directamente desde Casa Santa Marta. 

Y con razón, porque al restaurar a los caballeros profesos en el centro del gobierno de la Orden, con el pretexto de redescubrir su identidad religiosa, la reforma impulsada por el cardenal Tomasi en nombre del soberano pontífice, si fuera promulgada, disminuiría la influencia de los caballeros germanos, influencia tan preponderante como discreta, desde hace veinte años.

Por su parte, el ala alemana defiende otro proyecto de reforma destinado a marginar el papel de los profesos en el gobierno de la Orden, a favor de un método de representación basado en el presupuesto asignado a las asociaciones: en resumen, cuanto más rica sea una asociación nacional, mayor será su poder. Sin embargo, la asociación alemana es, por mucho, la mejor equipada en esta área.

¿Sigue pesando sobre el destino de los hombres la legendaria maldición del Oro del Rin? Los caballeros, por su parte, están bien convencidos de esto…

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Fuentes: Settimo Cielo/La nuova bussola quotidiana – FSSPX.Actualités

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