El producto político de moda en nuestros días es la ideología woke o wokeismo: esa manía de sentirse víctimas de medio mundo, esa manía de culpar a los demás, de presentarse como los oprimidos, los que la sociedad debe reivindicar. Pueden ser colectivos como el LGTB o el feminista, el ecologista o el indigenista, da igual la tribu que se sienta oprimida, basta con que haya un sentimiento común, una auto percepción de grupo para que los miembros de dicho colectivo se indignen contra el sistema (no importa cuál) que los oprime.

Es evidente que todo aquel que se siente oprimido quiera rebelarse, es decir, hacer una revolución. Y los revolucionarios son racionalistas. Pero en este caso, el wokeismo es 100% emocional, victimista y maniqueo. Es la ideología en donde los sentimientos tienen la primacía, donde solamente vale presentar emociones, emociones en grupo eso sí, ya que la unión hace la fuerza y de tal modo, que dicha fuerza se acabe convirtiendo en instituciones, por ejemplo: lo políticamente correcto, la censura de cualquier pensamiento y opinión disidente que se perciban como ofensivas para las minorías que se sientan víctimas de algún sistema.

Esta ideología es aquella que dice que los buenos son aquellos que se suman a las causas de las minorías oprimidas y los malos son aquellos que tienen poca empatía con dichos oprimidos. Estos son los malos y contra los malos se pelea. Es una lógica de infantes, de niños que aún no terminan de crecer, que hacen pataletas por todo aquello que no logran conseguir. ¿Quién iba a pensar que llegaría el día en que la razón estaría siendo desplazada por los sentimientos? Pero es así, la razón ha sido atrapada por el diabólico juego de la falsa indignación. Véase por ejemplo, de cómo la Vida de los Negros Importa (Blacks Lives Matter) pero la Vida de los No Nacidos no importa (Unborn Lives no Matter).

La ideología woke es de personas frágiles y narcisistas, de personas que anteponen a la razón, sus caprichos y gustos antojadizos; de personas buenas y empáticas (supuestamente) que combaten contra gente mala y hostil. Las sociedades contemporáneas cada vez se van haciendo caricaturas, lugares donde lo más inverosímil puede suceder. Eso sí que es opresión, pues que no se pueda emitir una opinión por su potencial ofensivo solamente ocurre en las sociedades más atrasadas. La ideología woke es el producto ideológico exportado desde los grandes países, de las grandes potencias como Estados Unidos hacia los países periféricos, de tercer mundo donde para ser como ellos, de primer mundo se debe ser wokista.

Es deber nuestro, de los que vivimos en países donde todavía quedan los rastros del catolicismo, retomar los pasos de aquellos que se forjaron en el calor del ejercicio de las virtudes morales y enseñarle a nuestros hijos, nietos, sobrinos… que las virtudes cristianas, transforman al hombre verdaderamente. Hay una larga experiencia cristiana donde los santos, los mártires o los grandes hombres de Estado que recibieron la educación cristiana, dejaron huellas auténticas y perdurables por este mundo. Hemos de buscar revitalizar la tradición de los grandes héroes de la estirpe cristiana o de lo contrario, las ideologías como el wokeismo que infantilizan a las sociedades y hacen débiles a los hombres acabarán por destruir lo que todavía queda de cristiano en nuestros países.

COMPARTE: