Valentina Orte
Hablar del NOM y del Globalismo es hablar de Soros, el multimillonario que a través de sus fundaciones riega con millonarias subvenciones Organizaciones, Instituciones y Estados, con lo que influye o pretende influir, en la política de los mismos para implantar el Gobierno Mundial, el Novus Ordo Seclorum, −Nuevo Orden de los Siglos o Nuevo Orden Mundial− tal como figura en el reverso del billete de 1 dólar.
Soros, como perteneciente a la élite de alto grado de la masonería, es un gran impulsor de ese cambio con el que aspira instaurar un nuevo orden social que elimine toda la cultura anterior, especialmente la implantada por el Catolicismo, e imponer la que ellos aportan de nuevo cuño, barriendo y eliminando todo lo precedente. Así quiere hacer con Hungría y Polonia que se han atrevido a defender sus valores constitucionales.
Pero ¿quién es este individuo al que la masa social considera un filántropo generoso preocupado por el bien y el desarrollo de los más oprimidos? Psicólogos que han estudiado su trayectoria vital consideran que no es un hombre al que las desgracias ajenas, las que tiene cerca y puede ver con sus propios ojos, le causen daño o inquietud, pero sí se toma interés cuando la desgracia, o lo que él considera tal, afecta a la sociedad en general. Es lo que denominan hipermetropía moral, que le impide ver lo cercano pero que ve con total claridad lo que afecta a las grandes masas, de las que puede obtener, de un modo u otro, mayores réditos.
En su caso, quizás esta anomalía moral tenga que ver también con la idea que de sí mismo tiene, la cual desborda incluso al propio género humano. En La alquimia de las finanzas (el nombre no deja de ser significativo), dejó escrito: “Admito que siempre he albergado una idea exagerada de mi importancia. Me veo a mí mismo como una especie de dios, o como un reformista económico como Keynes o, mejor aún, como un científico como Einstein”. Eran, claro está, unas palabras tamizadas por la modestia o, acaso, por la percepción de que una respuesta más sincera podría llevar a la incomprensión, de modo que en una entrevista Soros acaba dejando que la verdad salga a la luz: Se ve a sí mismo “como el Dios del Antiguo Testamento (…) Ya sabe, como invisible. Yo era muy invisible. Benevolente. Era muy benevolente. Panóptico. Intento ser panóptico”. Él utiliza la expresión all-seeing (el que todo lo ve), de la que panóptico quizás sea una traducción exacta, pero de un uso poco común. Por otro lado, ¿cómo sustraerse a la imagen del ojo que todo lo ve, el Ojo de la providencia, Ojo panóptico o Delta luminoso, que es un símbolo de uso común dentro de la masonería?[1]
Soros, como cualquier diosecillo, no puede permanecer ocioso. Se ve a sí mismo como alguien con la misión de cambiar el mundo para lo cual necesitaba dos cosas: 1-una visión del mundo futuro y 2-poder para imponerla.
1-La visión del mundo futuro la acabó de forjar bajo la influencia de Henri Louis Bergson, cuyo libro La sociedad abierta y sus enemigos, le marcó profundamente aunque en la puesta en práctica de su teoría, le da su interpretación personal al considerar aquella sociedad abierta, una sociedad inclusiva que no se aferra a sus tradiciones y adopta un carácter universal. Dicha sociedad abierta es en realidad una sociedad diluida, carente de historia o carácter en la que los individuos no se sienten parte más que de una humanidad universal. Una humanidad que no mire atrás, se olvide de las culturas en las que ha evolucionado, y hable un mismo idioma; un idioma nuevo con el que transmitir valores comunes para todos. Y propone el esperanto [2] como el idioma de Dios.
2- El poder necesario para imponer dicha visión del mundo. En muchas entrevistas ha declarado:“Me dí cuenta de que el dinero es lo que mueve el mundo”, no los valores éticos y morales. Efectivamente parece ser un adorador de Mammón, el dios de la avaricia. Ya de jovencito cayó en ello, cuando acompañaba al funcionario Baumbach a cumplir con sus atribuciones como la de deportar judíos, requisar sus bienes y enviarlos a Alemania (¿todos?), trabajo que realizó, según cuenta, sin ningún remordimiento de conciencia. Después se labró una brillante carrera como especulador, con éxitos resonantes, como el de su posición contra la libra inglesa en 1992, que le permitió ganar más de mil millones de dólares, cantidad que no ha dejado de incrementar. De modo que, con tan astronómicas cantidades de dinero, se ha permitido dotar con 14.000 millones de dólares a su fundación extendida por medio mundo y desde luego con gran poder en Europa, The Open Society Foundations, cuya misión pública es fomentar sus ideas progresistas y su peculiar visión del mundo futuro transformado en una sociedad abierta.
Es necesario comentar estos conceptos:
*Fomentar las ideas progresistas: Para todos estos que tanto hablan de progreso, éste consiste en asesinar a niños por nacer y ancianos indefensos. Aseguran que es necesario porque somos demasiados a vivir en el planeta y ya no hay recursos para todos, pero ninguno de los distintos clanes de la masónica élite propagandista, se aplica su doctrina. Imponen, además, las leyes LGTBI, Trans y su perversa ideología en educación para transformar a los niños desde su más tierna infancia.
*Transformar el mundo en una sociedad abierta. El mundo que proponen no es el que expuso Henri Bergson del que Soros afirma haberse inspirado. El filósofo francés Henri Bergson que originó este término en 1932, se centró en definir este concepto teniendo en cuenta las características principales que lo sustentan. Por ejemplo, la defensa de los derechos humanos, la necesidad de la existencia de las libertades de las personas y la actuación de los gobiernos para llevar a cabo un diálogo bidireccional con éstas. Nada de esto se tiene en cuenta en lo que Soros llama sociedad abierta, porque lo que sus seguidores califican de derechos humanos están pervertidos al ser firmes defensores de todas aquellas leyes y normas inhumanas y demás barbaridades que atentan contra la familia, la ley natural y, por supuesto, aunque a ellos aún les importa menos, a la Ley de Dios.
* En esa peculiar sociedad abierta de Soros falta un aspecto muy importante: la libertad. Su sociedad abierta no es una sociedad libre. No mira desde el individuo, para que sea libre y cree con el resto, una sociedad liberada de las ataduras del poder, sino que mira al conjunto (como el panopticon que él se considera) para manejarlo con la voluntad de un dios caprichoso no solo a individuos, sino a Estados que dejan así de tener autonomía suficiente para adoptar decisiones aprobadas por su pueblo pues deben someterse a lo establecido por ese órgano superior que sigue los dictados del diosecillo.
Quizá una reflexión similar llevó a Viktor Orbán a plantear una modificación de la Constitución que fue aprobada con 262 votos a favor, 44 en contra y una abstención, ante el disgusto de socialistas y progres en general porque defiende todo aquello que quieren destruir. Así, restringe el matrimonio entre personas del mismo sexo, ensalza la tradición cristiana de Hungría, afirma el concepto de familia como unión entre hombre y mujer y llama a proteger al feto desde el momento de la fecundación. Estas reformas que no “respetan” las instrucciones globalistas, han debido de fastidiar mucho a la élite, así que Soros ha tenido que contrarrestar deprisa, aumentando su “dedicación filantrópica” a jueces, europarlamentarios, medios de comunicación, etc., que estaban en situación de frenar lo que consideran un desacato por parte de Orbán.
Hace ya algún tiempo, desde esta misma página de Tradición Viva, publicamos un artículo en el que se hacía mención de aquellos eurodiputados españoles considerados por Soros “socios fiables”. La adscripción política era variable, (con gran predominio de los afines a la izquierda) pero el número, considerable, así que si estimamos la totalidad de miembros de distintos países que pueden también “ser socios fiables”, la cifra puede resultar escalofriante, hasta el punto que nos parece escasa la mención que cita César Vidal en un tweet (20-3-2022): George Soros se jactó hace tiempo de que la tercera parte de los miembros del parlamento europeo era «fiable» a la hora de impulsar la Agenda globalista.
Ciertamente. De manera que el pleno del Parlamento Europeo ha aprobado últimamente -por 433 votos a favor, 123 en contra y 28 abstenciones- un duro informe que sostiene que la Hungría de Viktor Orbán ha dejado de ser una democracia plena para convertirse en un «régimen híbrido de autocracia electoral«. Es decir, un sistema constitucional en el que se celebran elecciones, pero que no respeta las normas y estándares democráticos. Llaman normas y estándares “democráticos” a los impuestos por los globalistas, aunque vayan en contra de la ley natural.
Los eurodiputados sostienen que la deriva autoritaria de Hungría ha empeorado en los últimos 4 años debido a los «esfuerzos deliberados y sistémicos del Gobierno» de Orbán. Pero denuncian también la «inacción» de la UE, que ha sido incapaz de aplicar las sanciones previstas en el artículo 7 del Tratado para los países que vulneran los “valores” europeos. En este sentido, la Eurocámara reclama congelar todas las ayudas europeas a Hungría hasta que cumpla las recomendaciones de Bruselas y las sentencias del Tribunal de Justicia.
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Sin embargo, el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ), una organización internacional no gubernamental fundada en 1998 dedicada a la promoción y a la protección de los derechos del hombre en Europa y en el mundo, ha publicado, al respecto, un informe demoledor demostrando como se actúa en el Parlamento. En él revela las razones de fondo que empujan a los expertos del Consejo de Derechos Humanos a promover derechos ‘torcidos’, es decir, derechos contrarios a la dignidad humana, a los padres, a la libertad religiosa y a la educación. Las 92 páginas del documento están repletas de datos, números, nombres y apellidos de quienes deberían representar el rostro de los derechos humanos en el mundo y, en realidad, son “socios fiables”, agentes de la Fundación Ford, de la Fundación Gates y Microsoft, de las muchas fundaciones y organizaciones de Soros o de países como Suecia, Estados Unidos, Reino Unido y Holanda[3].
Las razones de fondo se encuentran en el principio básico que guía a Soros: “Me dí cuenta de que el dinero es lo que mueve el mundo”. Y lo puso en práctica. La investigación del ECLJ, que también se realizó a través de entrevistas con una treintena de expertos y miembros de grupos de trabajo de la ONU, se refiere a la financiación ‘donada’ por Estados y fundaciones privadas a expertos presentados como independientes, pero que de hecho dependen de estas instituciones que imponen, −a través de promesas de dinero y de promoción en la carrera[4], (ya sea técnica o política)−, las prioridades, contenidos e iniciativas vinculadas a los informes anuales que luego los mismos expertos presentan a la Asamblea de Naciones Unidas.
Entre esas fundaciones “donantes”, destacan la de Ford y sobre todo, la Sociedad Abierta de Soros que se encargan de ”capturar” y ocupar sectores enteros y temas concretos, con la complacencia del propio Consejo de Derechos Humanos, a través de la elección de expertos, su financiación, la determinación de sus prioridades y la difusión de sus informes. El sistema de financiación del Consejo de Derechos Humanos,− no por casualidad liderado durante décadas por abortistas y devotos a los dogmas LGBT−, permite que los donantes privados (Estados o fundaciones) financien de diferentes formas (organizando viajes para ellos, asociándolos como profesores en las universidades, haciéndolos parte de juntas directivas, o mediante entrega directa de dinero en efectivo) los informes sobre temas específicos que previamente les han pautado para que vayan en la dirección que el “pagador” desea.
El ECLJ denuncia también que “la precariedad financiera y la opacidad de los procedimientos dentro de la ONU facilitan la acción de estos nuevos amos de los derechos humanos cuya acción provoca una distorsión del derecho internacional, o, al menos, orienta su interpretación tanto para atender las sentencias de los tribunales internacionales, especialmente en Europa y América Latina, como para incidir en la propia doctrina del derecho internacional en los debates académicos.[5]
Esta situación para un organismo que es titular de estatuto consultivo especial de las Naciones Unidas desde 2007 como es el ECLJ, es bastante incómoda y penosa por cuanto él funda su acción en valores espirituales y morales que son el patrimonio común de los pueblos europeos y que están en el origen de los principios de libertad individual, de libertad política y de la preeminencia del derecho, sobre los cuales se basa toda verdadera democracia. Por todo ello, decidió investigar y más aún publicar los resultados de la misma con el peligro que supone enfrentarse a las fuerzas del mal, pero que los espíritus libres, respetuosos con la ética, amantes de la verdad y de las tradiciones, les agradecemos infinitamente.
- [1] José Carlos Rodríguez: Una teoría sobre Georges Soros en Instituto Juan de Mariana, 29 julio 2018
- [2] Es muy significativa esta actitud de Soros: pretende imponer a toda la humanidad que olviden su idioma, costumbres y tradiciones, pero él, (¿quizá por amor filial?), no se ha olvidado del esperanto en el que su padre fue experto.
- [3] Rapport ECLJ. Le financement des experts de l’ONU, 28 juillet 2021
- [4] Muy habitual en la masonería. Son conocidos famosos casos de ex masones que lo han admitido públicamente.
- [5] Luca Volonté en La brujulacotidiana.com 2-8-2021
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